*
Me despertó un rayo de sol de verano que atravesaba
una brecha entre las cortinas.
Abrí mis ojos ligeramente, echando un vistazo al reloj
que colgaba de la pared mientras estaba tumbado en la cama.
9:03 am.
“¡—Mierda, ¿voy a llegar tarde a la escuela?!”
Pero en el instante que me levanté me di cuenta que
hoy era sábado.
“Suspiro…
entré en pánico sin razón.”
A propósito, ayer había sido el festival cultural. El
festival cultural de nuestra escuela siempre se celebraba un viernes, siendo el
siguiente día considerado como un punto de inflexión.
Hoy era el primer día de un fin de semana de tres
días.
Decidí dormir un rato más, arrastrando la cobija que
había lanzado contra la pared más temprano, pero los engranes de mi cerebro, el
cual se había sacudido por un momento, lentamente comenzaron a girar.
Un escalofrío recorrió mi espalda. Lo supe
instintivamente.
—Sería
mejor si no lo recordara.
Pero conforme mi lucidez regresaba, inevitablemente lo
hicieron también mis recuerdos.
“No pienses en nada… Sólo duérmete… Eso es, sólo…
“¡Te amooooooooooooooooo!”
…………………Ah.
Lo recordé.
Lo recordé por un momento, y al final el resto de mis
recuerdos se desbordaron como una inundación.
“¡Finalmente
me di cuenta de que tú has estado a mi lado todo este tiempo! ¡Me salvé porque
tú estuviste allí para mí! ¡Perdón por todos los problemas que te he
ocasionado! ¡Puede que siga causándote más problemas de ahora en más, pero tú
eres la persona que necesito!”
Oh no, oh
no, oh no, oh no, oh no, oh no.
Emergencia.
Emergencia. Terminar todo proceso de pensamiento inmediatamente. Terminar todo
proceso de pensamiento inmediatamente.
Mi mente estaba en crisis. No podía permitir que la
situación escale más. Promulgué un completo embargo.
En
cualquier caso, mientras enfoque mi mente en cosas más disfrutables… ¡Oh sí,
podría jugar shiritori (1) con nombres de idols de huecograbado!
¡Buen
trabajo, Sueharu! ¡Gran idea! ¡Si llegaba a por lo menos diez personas,
probablemente pueda calmarme!
Bueno,
empiezo con “A”. Anzai Maaya… De acuerdo, lo estoy haciendo bien. Entonces
sigue con “Ya”.
Ya… Ya…
“—No.” (2)
………………………………………………………………….Ahh.
Ves, lo sabía. Sabía que era mala idea recordarlo.
Recordar ese tipo de cosas…
“¡¡Ahhhhhhhhhh!!”
Me sumergí en mi cama y enterré mi rostro en mi
almohada, gritando tan fuerte como pude.
“¡Idiota, idiota! ¡Dios, soy tan idiota! ¡¿Qué
demonios hice?! ¡¿Por qué tuve que actuar genial para después ser rechazado
magníficamente?! ¡¿Qué se supone que haga ahora?! ¡¿Cómo voy a lidiar con
esto?! ¡¿Cómo se supone que actúe cuando vvaya a la escuela el martes?!
¡Arghhhhhhh, no puedo hacer nadaaaaaa!”
Mi cabeza estaba atolondrada con una vergüenza
increíble.
La había armado en grande esta vez. Lo había echado a
perder más allá del punto de tener el lujo de pensar si la situación podía
salvarse o no.
“¡Cielos, me precipité demasiado, ¿no?! ¿Se te metió
en la cabeza que si derrotaba a Abe tendrías un 100% de probabilidad de éxito
en tu confesión? ¿Creíste que sólo porque se trataba de Kuro te aceptaría
definitivamente? ¡Idiota! ¡idiota! ¡Mira cómo terminaron las cosas! ¡Qué payaso
que soy! Quiero decir, Kuro se acercó a mí tan activamente… o al menos pensé
que lo había hecho… Y siempre ha sido tan amorosa conmigo… es por eso que… yo
sólo… ¡¡Ahhhhhhhhh!!”
Golpeé mi cabeza contra la pared. Lo hice
repetidamente, ignorando el sonido sordo
que producía.
“¡Soy un idiota! ¡Soy un imbécil y estúpido pedazo de
basura! ¡AHHHHHHH!”
“¡Deja de armar escándalo temprano por la mañana,
Sueharu!”
Una vez llegó desde la casa de al lado.
Pertenecía a la segunda hija más grande de la familia
Shida—Midori.
La familia Shida vivía al lado de mi casa. Allí
habitaban “Las Cuatro Hermanas Shida”, de las cuales Kuroha era la mayor.
Eran bastante conocidas. Su fama se extendía no sólo
al vecindario, sino también hasta la ciudad adyacente.
En primer lugar era extraño tener cuatro hermanas en
una sola familia. Era suficientemente raro ver a cuatro hermanos, pero mucho
más raro si todas ellas eran chicas. Y si todas ellas resultaban ser lindas,
casi podía considerarse como un milagro.
Y aun así, ese
milagro había ocurrido.
—La hija mayor, Shida Kuroha. Estudiante de 2do año de
preparatoria.
—La segunda hija, Shida Midori. Estudiante de 3er año
de secundaria.
—La tercera hija, Shida Aoi. Estudiante de 1er año de
secundaria.
—La hija menor, Shida Akane. También estudiante de 1er
año de secundaria.
Por parte de un grupo de fans eran llamadas “Las
Cuatro Hermosas Hermanas de la Familia Shida” o “Las Hermanas Coloridas”, entre
otros apodos, y eran figuras reverenciadas. En cuanto a por qué “Coloridas”,
aparentemente provenía del hecho de que los nombres de las cuatro hermanas
tenían palabras relacionadas con los colores (1). Dejando de lado la franqueza
de eso, pensaba que la conexión era fácil de hacer.
La habitación que enfrentaba a la mía era la de
Kuroha, con el resto de los cuartos de sus hermanas alineados en orden. Por
ende, excepto por la habitación que compartían las gemelas Aoi y Akane, si yo
armaba un escándalo en mi cuarto sería suficiente para que Midori lo oíga desde
donde se encontraba.
Midori era la segunda de las milagrosas “Hermanas
Coloridas”—y como indicaba su rudo lenguaje, era por mucho la más grosera entre
ellas.
“¡Tí eres la ruidosa, Midori!” respondí después de
salir a la veranda.
Sólo trataba de ventilar mi enfado. Al mismo tiempo
por supuesto me sentía cómodo al decirlo sabiendo que era Midori la que estaba
escuchando.
“¡¿Qué estás diciendo, Sueharu?! ¡¿Que yo tengo la
culpa?!”
Midori apretó su puño y lo agitó. La fuerza que sentí
de eso excecía por mucho la de una chica. En realidad sus bíceps estaban bien
desarrollados.
Midori era la hermana menor de Kuroha por dos años y
era una estudiante de tercer año en secundaria. Era la dueña de una personalidad
violeta completamente fuera de lugar como una de las hermanas de Kuroha.
Medía 170 centímetros, mucho más que Kuroha, y tenía
una habilidad atlética lo suficientemente buena para aparecer en competencias
nacionales de verano de tenis como resultado del poder y velocidad que podía
aprovechar a partir de su contextura larguirucha.
La parte de su apariencia que la gente veía primero
probablemente era su cabello corto como de un chico. Encajaba con su personalidad
violenta, y para mí Midori era como un hermano menor, pero la verdad era
que—entre las cuatro hermanas, Midori tenía el busto abrumadoramente más
grande. Por ende, sin importar lo masculina que sea, nunca podré verla como un
chico. Por la sola virtud de ser la hermana menor de Kuroha, sus rasgos también
eran bastante bien proporcionados.
Incluso ahora, con esa camiseta y pantalones cortos
que constituían su apática ropa de dormir, sus fuertes y bellas piernas y su
prominente busto confirmaban sin lugar a dudas que era una chica. De hecho su estilo
era demasiado llamativo y su vestimenta bastante compacta. Lucía como si
estuviera en la plenitud de la pubertad, como si la ropa que ahora encaja
perfectamente con ella pronto quedará chica.
En mi corazón deseaba poder rechazarlo, pensando “Hmmm, bueno, un cuerpo de secundaria no
atractivo no va a molestar a un estudiante de preparatoria como yo, ¿sabes?”,
pero en realidad ella estaba mucho más a la moda que Kuroha, una verdadera
tentación para los ojos.
Obviamente me aseguré de nunca decirle a Midori
palabras de elogio de ese tipo. Ya que si lo hiciera, la atrevida Midori sin
dudas lo mencionaría y presumiría de ello incontables veces.
“Midori, sí que te faltan modales. Es por eso que eres
más popular entre las chicas.”
Conforme la mirada congelada de Midori se revelaba, me
di cuenta que yo había usado inadvertidamente una frase prohibida.
La anterior era una queja común de su parte.
“Preocupación
por el hecho de ser más popular entre las chicas que entre los chicos.”
En ocasiones encontraba cartas de amor en su locker de
zapatos escritas por otras chicas. ¿Extraño, huh, considerando que nunca tuve
esa experiencia? ¿Algo anda mal en este mundo?
O eso pensé mientras me daba cuenta al mismo tiempo
que debería, bueno, mostrar mi magnanimidad como la persona mayor aquí,
señalando “Maldición, lo sé,”—mi
comprensión sobre su aprieto como siempre lo hacía. Y era entonces que se
convertía en una pelea. La vida era muy
irrazonable…
“¡Sueharu! Bastardo, dijiste algo que no deberías
haber dicho—”
Midori se alteró y empezó a blandir las pelotas de
tenis que tenía en su cuarto.
Me arrodillé en pánico.
“¡Woah, Midori! ¡Entendí, entendí! ¡Me pasé de la
línea! ¡Me disculparé, pero por favor dame un respiro por el día de hoy!”
Había recuperado un poco de entereza después de jugar
con midori, pero obviamente no la misma cantidad de energía que usualmente
tenía cuando peleaba con ella.
Parece que en este estado había levantado las
sospechas de Midori.
“¿Qué sucede, Sueharu? No actúas como siempre.”
Preguntó con un codo apoyado contra el marco de la
ventana, conforme la tensión de sus hombros se desvanecía.
“…Nada realmente.”
“Oye, no hables así. No cuando pregunto porque trato
de hacerte un favor al escucharte.”
“¿Esa es tu manera de tratar que alguien se abra a ti?
No tienes ninguna de las cualidades requeridas por una consejera. En momentos
así tienes que ser más como Kuro y—”
Mi presión sanguínea se disparó al decir eso. El sólo
decir su nombre me había afectado tremendamente. No tenía remedio.
“…Continúa.”
“…He dicho suficiente. No importa, ¿cierto?”
“Suspiro~~~~~~”
Midori soltó un largo, sangriento y ostentoso suspiro.
“Kuro-nee ha estado actuando raro desde ayer, y
también tú. ¿Sucedió algo?”
“…Nada en
absoluto.”
“…………”
La mirada de Midori fue fría.
¿Qué, esa fue una perfecta actuación, tienes algún
problema?
“Hm, bueno como sea. Siempre soy la intrusa cuando se
trata de estas cosas de todos modos.”
“¿Por qué estás enfurruñada?”
“¡No me estoy enfurruñando!”
“Lo estás.”
“Tsk… ¡Al diablo!”
Cerró la ventana de golpe y se fue.
“¿Cuál es su problema?”
Por favor no reacciones de manera que no puedo
comprender. Mi mente ya está bastante alborotada y ya no puedo entender a las
chicas, por lo que si no puedo entenderte ni siquiera a ti entonces estaré muy
confundido y perdido.
Conforme suspiré y me alejé de la veranda, regresando
a mi cuarto, escuché una voz detrás de mí.
“Erm… Haru Nii-san.”
“¿Aoi-chan?”
El rostro que apareció por la ventana le pertenecía a
la tercera hermana, Aoi.
Una alumna de primer año. Aoi era la gemela mayor,
siendo la más joven Akane.
Era delicada y delgada. Con 150 centímetros, tenía una
estatura pequeña, pero seguía siendo un poco más alta que Kuroha. La depresión
de Kuroha al ser superada en altura por ella había sido tremenda. Pero en
términos de tamaño de busto, Kuroha ganaba cómodamente, por lo que para Aoi… se
esperaban grandes cosas de ella a futuro.
Coletas extremadamente prolijas caían hasta sus
caderas. Era la más feminina de las cuatro hermanas, con el hobby de la costura
y una pasión por las cosas dulces, la ropa linda y las muñecas.
“¿Es cierto que no sucedió nada…?”
Parece que había oído la conversación anterior.
“Como Midori Nee-san dijo, Kuro Nee-san ha estado
actuando raro desde ayer y estoy un poco preocupada… Y por lo poco que escuché
antes, Haru Nii-san también…”
Dijo Aoi con lágrimas formándose en sus grandes ojos.
“Por favor, dime si hay algo en lo que pueda ayudar.
Tal vez no pueda hacer mucho, pero haré tanto como pueda…”
Mis mejillas se aflojaron inconscientemente ante su
sincera consideración.
Era extremadamente amable. Tan amable de hecho, al
punto que descuidarse a sí misma se había vuelto un hábito y una causa de
preocupación.
Era una hermana menor del tipo hermana menor
propiamente dicho, una variedad de la hermana ideal. Esa era mi impresión de
Aoi.
“Gracias, Aoi-chan, pero estoy seguro de que tendré
que hacer algo sobre esto yo mismo…”
Soy patético por causarle preocupaciones a una chica
de primer año de secundaria. Saber que escucharía cualquier cosa hacía que
sinceramente quiera hablarle, pero aun así, obviamente no podía permitirle que
escuche sobre complicaciones amorosas entre su “actual hermana” y “el
hermano mayor de al lado con el que se llevaba bien”.
Yikes. Cuando lo pensaba de esa forma, los asuntos del
amor, enredados o inflamados, no eran broma.
“Ya veo…”
Aoi lucía alicaída. Aparentemente se hizo la idea de
que no podía contarle al respecto porque no confiaba en ella. Era una chica
increíblemente virtuosa, al punto donde a uno le costaría mucho hallar algo
parecido a un defecto en ella. Aun así, tenía una pobre opinión sobre sí misma,
y la tendencia a concluir que tenía la culpa cuando algo salía mal.
Por eso hablé.
“Gracias por tu preocupación, Aoi-chan. Honestamente,
ya me has ayudado mucho con solo hablarme. Así que no te pongas triste—de
hecho, deberías estar orgullosa.”
“No…”
Aoi unió sus palmas adorablemente frente a su pecho.
“Yo… no, nosotras somos las que fuimos salvadas, Haru
Nii-san. Tú siempre me animas y pienso que eres muy confiable.”
En serio, esta chica… Era sincera, tierna, noble, e
inocente. Todas esas cosas apelaban enormemente a mis instintos protectores.
Hablar con ella sanaba mi corazón y hacía que esté dispuesto a hacer lo que sea
por ella.
“Suspiro, sí
que eres una buena chica, Aoi-chan. ¿No te gustaría quedarte conmigo en
cambio?”
Tengo habitaciones libres, y ella podría quedarse en
una de ellas como mi hermana menor adoptada.
Aoi pareció afligida brevemente para luego esbozar una
linda y amarga sonrisa.
“…Ooh, Haru Nii-san… Siempre estás bromeando.”
“Aunque no bromeaba.”
Bueno, era un noventa por ciento broma, pero el diez
por ciento restante pensaba que sería muy bueno si lo anterior se
materializaba.
“…Me alegra tu invitación, pero me sentiría mal por
las personas que te quieren, Haru Nii-san.”
“Suspiro, a
esto me refería. Decirme que hay ‘personas que me quieren’ aunque sólo trates
de ser cortés… Midori podría aprender una o dos cosas de ti, Aoi-chan.”
“¡Muere, tonto Sueharu!”
“¿Woah, estabas escuchando, Midori?”
La ventana junto a la de Aoi se abrió de repente y de
ella provino la ruda voz de Midori.
Me levanté para enfrentar el nuevo desafío de
inmediato y en respuesta Aoi sonrió con amargura. No noté sus ojos celosos.
*
“¿Woah, estabas escuchando, Midori?”
Yaciendo sobre su cama aturdida, Kuroha se despertó al
escuchar la voz de Sueharu viniendo desde afuera.
Ella había estado oyendo a hurtadillas y con nervios
al principio, pero… su insatisfacción se había acumulado gradualmente.
Conforme la presencia de Sueharu se retiraba y la paz
regresaba a lo que yacía más allá de las ventanas, Kuroha lanzó violentamente
al piso la almohada que sostenía con toda su fuerza.
“¡¡Ahhhhhhhhh!!”
Se resistió enérgicamente a la necesidad de abrir la
ventana y gritar, canalizando toda su ira en sus puños. Le dio repetidos puñetazos
a la almohada.
“¡Ooh, Haru, idiota! ¡Idiota, idiota, idiota! ¡Todo
esto es tu culpa, Haru! Si hubieras aceptado mi confesión desde el pincipio,
entonces nada de esto… ¡Ooooooh!”
No estaba segura si debería estar enojada o llorando.
Sólo sabía que la sangre se le había subido a la
cabeza, que sus mejillas estaban sonrojadas, y que su rostro estaba
atolondrado.
“¡Gané! ¡Sin dudas gané! ¡Salí completamente
victoriosa! ¡¿Pero por qué… por qué estoy… qué voy a hacer?! ¡¿Cómo voy a
encarar a Haru?! ¡Oooooh… quiero morir, quiero morir, quiero morir!”
Kuroha abrazó la almohada y rodaba hacia un lado y al
otro encima de la alfombra.
“¡Kuro-nee, ¿qué estás haciendo?!
Empujó la puerta al mismo tiempo que habló, pero la
misma se trabó con la cerradura. Actuar sin pensar antes era sin dudas típico
de Midori… pero su presuntuosa acción sólo aumentó la furia de Kuroha.
Kuroha fulminó la puerta con los ojos, y le lanzó su
almohada.
“¡Midori! ¡Es suficiente, vete a otra parte por
favor!”
Probablemente pudo medir el alcance del enfado de
Kuroha por la almohada que golpeó la puerta, ya que la voz de Midori se tensó.
“Yikes, ¿encima te enfadas conmigo? Sí que estás de
mal humor.”
“Si vas a quejarte, Onee-chan no tiene problemas en
darle forma a esa personalidad tuya a los golpes, ¿sabes?”
“¡De acuerdo, entendí! Tsk, en serio, primero tú,
luego Sueharu, qué diablos está pasando…”
Midori se fue quejándose por lo bajo.
Después de asegurarse de que la voz de Midori se había
disipado en la distancia, por algún motivo toda la tensión abandonó a Kuroha.
“En serio, qué voy a hacer…”
Cayó de trasero encima de la alfombra con un ruido sordo, arrastrando la almohada
hacia ella y abrazándola fuerte contra su pecho para contener su ansiedad.
“Fui demasiado lejos al tratar de vengarme…”
Los sentimientos no podían controlarse.
En ese momento, hasta el momento en que él se le había
confesado, Kuroha había planeado aceptar. Pero la venganza había bamboleado su
corazón, y en su mente había llegado a la misma conclusión.
Lo había amado, después de todo. Si lo rechazaba, no
sabía si su relación se arruinaría.
Pero en el calor del momento—lo hizo.
Cuando más lo pensaba, más parecía que había
reaccionado de manera exagerada.
Si quería venganza, podría haberle dado un completo
reproche, por ejemplo, o podría habérselo cobrado de otra forma, después de
aceptar su confesión y de que comenzaran a salir.
Si se lo hubiera hecho pagar estando los dos a solas,
en el peor de los casos podría haberse disculpado, diciendo “Perdón. Pero a cambio haré X,” y
habrían tenido el lujo de acordar algún tipo de intercambio.
Pero ahora eso no funcionará. Su rechazo en el
Festival de la Confesión había sido muy severo. No había manera de que pueda
retractarse de eso. “Perdón, fue una
broma,” no lo arreglará.
“Oooooh, soy tan idiota… no puedo culpar a Haru por
esto…”
Se había autodestruido. La explosión había sido tan
espectacular que la había a atrapado a ella misma, a su objetivo, y a una
tercera parte en el estallido y los mando a volar a todos.
“¿No se puede regresar en el tiempo…?”
Observó ingenuinamente la fecha mostrada en su
teléfono.
Era 16 de Septiembre, sábado. El festival cultural
había culminado.
“Supongo que no, huh… Oooooh, ¿qué estoy haciendo…?”
El tiempo pasaba melancólicamente.
Después de estar deprimida y sola, la primera emoción
que la invadió fue enfado.
“Si tan solo esa perra perdedora no hubiera estado
cerca, nada de esto…”
Era una cobarde orgullosa que ni siquiera podía
conversar con Sueharu en clases a pesar de echarle miradas furtivas, y al mismo
tiempo era una zorra que continua y sigilosamente se le insinuaba por detrás.
Desde que Kuroha descubrió que ella había sido la razón por la que Sueharu la
rechazó, la había considerado extremadamente atrevida por osar a enfadarla, y
decidió nunca perdonarla.
La situación actual claramente le favorecía a
Shirokusa.
Habiendo rechazado la confesión de Sueharu, Kuroha no
podía esperar que ambos se lleven como solían hacerlo. Por el otro lado,
Shirokusa descubrió una importante verdad, “a Sueharu solía gustarle en el
pasado”. Sin dudas ahora pasará al ataque, dejando a Kuroha a la defensiva y
necesitando pensar en un plan de ataque desde una dirección completamente
distinta.
Encima—con la habilidad de Sueharu para la actuación
ahora resucitada—existía la posibilidad de que surjan nuevos dolores de cabeza.
Kuroha se aferró la cabeza.
“Qué voy a hacer…”
Las circunstancias eran adversas y verdaderamente
aterradoras. Era una situación que ella misma había creado, pero que la hacía
querer rezarle a Dios.
“Pero… no puedo perder.”
Kuroha se paró, dirigiendo sus ojos hacia el tablón de
fotogragías que colgaba al lado de su escritorio.
De las fotos de allí, eligió una, tomada inocentemente
en la escuela cuando era estudiante de los grados más bajos de la primaria. La
madre de Kuroha la había tomado en un día de visita de padres—una fotografía de
Kuroha, en ese entonces una representante tratando de reunir a la clase, junto
a Sueharu, quien actuaba como apoyo, ambos riendo juntos.
Kuroha observó fijamente la fotogragfía, para luego
sonrojarse y abrazarla dulcemente contra su pecho.
“—Porque te amo.”
*
“¿…Hm?”
En medio de una masiva cama cubierta por un toldo,
Shirokusa despertó.
El momento que se sentó hizo que los tirantes de su
negligé se salgan. Shirokusa acarició la prenda mientras seguía un poco
somnolienta. Se sentía extremadamente bien acariciar los volados blancos de
encaje que adornaban su negligé de tipo vestido y que parecía traslúcido bajo
la luz. Se había vuelto un hábito suyo usar la sensación del encaje como un
estímulo táctil para despertarse más rápido.
“…Mi muñeco Suu-chan…”
Shirokusa siempre había sido propensa a padecer de
presión arterial baja, y le costaba levantarse después de dormir. Lo que su cerebro
somnoliento quería más que nada era su muñeco Suu-chan.
Le había pedido en privado a su maid que le haga uno hace
seis años luego de que Sueharu dejó de venir a su casa. Algunas veces había
sido el canalizador de su enfado, otras, de su afecto, y después de pasar por
múltiples rondas de mejoras y reparaciones, ahora era la versión de
preparatoria (Muñeco Suu-chan ver. 5) que había sido completada hace una
semana, la que Shirokusa espiaba en este momento junto a su almohada y que
atrajo hacia sí.
Shirokusa tomó el “muñeco Suu-chan” con sus manos,
estiró los brazos y lo mantuvo en el aire.
“Estuvo tan genial…”
Por primera vez en seis años había visto el baile
Nyuu-kun en vivo. Y había incluido la canción.
Habiendo madurado en un estudiante de preparatoria,
sus movimientos se habían vuelto más dinámicos y geniales que antes.
“Suu-chan estuvo tan genial, y ahora yo me he vuelto
su igual…”
No era una ilusión, sino una realidad. La persona a la
que ella había admirado y seguido todo este tiempo había aparecido tan cerca.
Y ahora, ella se había vuelto no una simple
admiradora, sino una novelista profesional. En otras palabras, probablemente
podría decir que se había vuelto alguien digno de estar a su lado.
El orgullo y la alegría que experimentó de eso podría
considerarse excitación, y en ese instante Shirokusa sintió que todo su duro
trabajo por fin había rendido frutos.
“Suu-chan…”
Shirokusa envolvió la cabeza del muñeco con sus manos
y lo atrajo lentamente hacia ella.
Su objetivo era sus labios. Ella acercó los suyos—
“Tú—me
gustabas.”
Pero se detuvo antes de que se toquen.
“¡Ooooooooooh…!”
Gustabas,
gustabas, gustabas…
Shirokusa se sentó sobre su cama y sostuvo al muñeco
Suu-chan en el aire—para luego bajarlo otra vez sin someterlo al abuso.
“¡Waaaaaa! ¡Suu-chan,
idiotaaa!”
Shirokusa dejó caer grandes lágrimas, sollozando
fuerte como una niña.
“¡Yo… hice que te enamores…! ¡Trabaje duro, e hice que
te enamores de mí…! Y aun así… y aun así… ¡Suu-chan, infiel! ¡Te gustaba, ¿entonces por qué te fijaste en otra chica?!
¡¿Por qué no podías estar satisfecho sólo conmigo…?! ¡Tonto, tonto,
tontoooooo!”
La habitación de Shirokusa medía unos 30 metros
cuadrados (4) y era a prueba de sonido. Pero por supuesto, si gritaba tan
fuerte iba a ser notada por cualquiera que se encuentre afuera en el pasillo.
Las palabras viajaron rápido, y pronto hubo un llamado
a la gran puerta de estilo occidental de su habitación.
“¡Shiro, es Papi! ¿Sucede algo?”
“…………”
Ni siquiera a su respetado y amado padre podría
mostrarle su rostro lloroso, por eso Shirokusa eligió ignorarlo.
“¡Hm! ¡No hay respuesta! ¡Esto es malo, Shiro podría
haberse desmayado por un golpe! ¡Rápido, trae la llave maestra!”
“¡En realidad consideré esa posibilidad, por lo que ya
la tengo aquí.”
“¡Bien hecho! ¡Shiro, Papi ya llega!”
“Oh no no no no.”
Muy emocionalmente preocupada para hallar palabras que
lo detengan, Shirokusa entró en pánico.
En cualquier caso, no podía permitir que abra la
puerta. Si lo hacía, su padre descubriría al muñeco Suu-chan que había tenido
en secreto, y además vería sus ojos rojos y su indecente negligé.
“¡—Nooooooo!”
“¡Shiro! Papi está—¡oof!”
De improviso Shirokusa lanzó el diccionario
electrónico que estaba ubicado al lado de su cama al tiempo que su padre abrió
la puerta.
El diccionario golpeó a su padre en la cabeza, y se
desmayó aún en el pasillo.
Shirokusa le devolvió una mirada fría a la maid.
“…Lo siento. ¿Podrías inventar alguna excusa para
Papi?”
“…Entendido, milady.”
Disculpándose en voz baja, Shirokusa volvió a cerrar
la puerta. Luego levantó el muñeco Suu-chan que había arrojado a un lado antes,
mirándolo con firmeza.
“Suu-chan, eres un idiota—”
Los muñecos no podían responder, pero por alguna razón
había algo que hizo que ella se sienta satisfecha.
“—Pero todavía te amo.”
Por supuesto no hubo respuesta, pero ella sabía que se
estaba sonrojando.
“Aún no he perdido. Mostraré que puedo arrebatarle el
corazón de Suu-chan a esa gata ladrona. Curiosamente, ella fue la que me enseñó
cómo.”
Kuroha había sido rechazada, pero aun así había
seguido luchando e hizo que Sueharu se enamore de ella. En otras palabras, era
posible hacer que la otra parte se enamore incluso después de ser rechazada.
“¡Además, no fui rechazada! ¡Hice que se enamore de
mí! ¡Es sólo que esa gata ladrona que es un poco cercana a Suu-chan, usó
métodos sucios para manipularlo!”
Sí, sí, Suu-chan no tuvo la culpa. Fue esa gata
ladrona. No hay dudas.
Pero—
“¿Cómo debería lucir cuando vea a Suu-chan…?”
¿Cómo se sentía Suu-chan ahora? Solía gustarle ella,
¿pero ya nada más? Ese no era el caso, ¿o sí? Si el amor de Suu-chan por ella
era de 100, entonces el suyo por esa gata ladrona se había vuelto 101 sólo
“temporalmente”, ¿cierto? De ser así, si lo redondeaba prácticamente estaban
iguales, y luego de considerar el afecto latente de Suu-chan por ella y el
significado de las cosas en un panorama general, etcétera, ¿no fue una clara
victoria para ella? Entonces no tendrá problemas en dar vuelta las cosas,
¿cierto?
Parece que todavía tenía una buena oportunidad. Pero
el pensar que Suu-chan había estado enamorado de ella—
“Esto es muy vergonzoso…”
Su rostro se sonrojó, y sentía que no podría
mostrárselo apropiadamente a él. Sentía que eventualmente quedaría chamuscado.
Por otra parte, pensar que a Sueharu ahora le gustaba
más esa gata ladrona la hizo enfadar lo suficiente para querer abofetearlo.
“¡Oooooooh…!”
Comenzó a llorar otra vez.
Shirokusa abrazó al muñeco Suu-chan por detrás,
presionando su mejilla contra la nuca del muñeco.
“Suu-chan es un idiotaaaaa… Y yo también lo sooooooy…”
Su voz se proliferaba y se disipaba como olas de agua
dentro de los confines de su extravagante habitación.
De parte del muñeco, por supuesto, no hubo respuesta.
—Y así, para los tres, comenzó el martes.
NOTAS DEL TRADUCTOR
- Es un juego japonés de palabras encadenadas en que cada jugador debe decir una palabra que empiece por el kana final de la palabra anterior. No se hace distinción entre hiragana y katakana. La palabra "udon" pierde el juego, pues acaba en una "n" silábica (ん) y las palabras japonesas no pueden empezar por "n" silábica.
- El rechazo de Kuroha a la confesión de Sueharu hacia el final del volumen 1 fue expresado como “—Yada” en el texto original. He ahí la broma, que no tiene sentido en inglés o español.
- En orden de edad, Kuro = negro, Midori = verde, Ao = azul, Aka = rojo.
- Convertido de 20 jo, o el tamaño de un tatami.
Traducción al Inglés: CClaw Translations
Traducción al Español: nahucirujano
Corrección: nahucirujano
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