Prólogo

“Oye, ¿Keiki-kun?”

“¿Qué sucede, Senpai?”

“Pienso que estamos viviendo un tiempo que nunca podremos experimentar otra vez. Especialmente después de clases, donde normalmente deberíamos estar disfrutando de la plenitud de nuestra juventud.”

“¿En verdad?”

“Sí, ¿entonces por qué estamos pasando ese tiempo limpiando un salón?”

“Porque tú dejaste todo tirado.”

Habiéndole entregado la verdad absoluta, la estudiante a la que el chico llamó Senpai apartó su rostro con una expresión de disgusto.

La chica tiene cabello negro largo, que deja una impresión en todos los que la ven. Su nombre es Tokihara Sayuki. Está en 3er año y es presidente del club de caligrafía del cual Kiryuu Keiki es miembro. Además de su hermoso cabello y grandioso estilo, tiene dos grandes pechos como melones que estiran su uniforme al límite. Esta belleza de cabello largo y grandes pechos ahora está sosteniendo una mopa y un trapo húmedo. Esos materiales de limpieza que contrastaban con su belleza componían una escena extraña.

“Una civilización donde la limpieza es necesaria debería caer en la ruina.”

“Como mínimo, el orden público de este salón está colapsando, eso seguro.”

Keiki dejó de limpiar con su trapo húmedo y miró alrededor de dicho salón. El salón del club de caligrafía se encontraba inmensamente desordenado por una razón aparente. Esta razón eran las incontables hojas (ya usadas) de papel desparramadas. Normalmente, podrías ver que la mayoría de los pisos estaban conformados por tatamis, pero ahora mismo apenas podías ver el piso siquiera. Lo que empeoraba las cosas era la gran cantidad de tinta salpicada en las paredes, ventanas, e incluso en el techo, haciendo que este salón luzca como una escena del infierno.

“Bueno, después de que un profesor viera este desastre, no hay dudas de que recibiríamos un sermón por eso…”

Esto sucedió durante el descanso del almuerzo de hoy. El estado del salón fue descubierto y Sayuki fue convocada a la oficina del profesor, donde recibió un sermón y le ordenaron que limpie el salón. Ella procedió a llamar a Keiki por teléfono para pedirle que le ayude.

“Senpai, si no terminamos esto hoy seremos sermoneados por Sensei otra vez.”

“¿Y por qué Keiki-kun está tan motivado exactamente?”

“¿Por qué Senpai no está tan motivada como yo? Este es tu salón, ¿cierto?”

“—Así es, Tokihara-senpai. Démonos prisa y terminemos con esto, ¿ok?”

Esta persona que brindó apoyo a Keiki era otra estudiante que tenía una contextura física totalmente opuesta a la de Sayuki.  Su cabello dorado no le llegaba a sus delicados hombros. Esta chica con ojos azules como gemas era Koga Yuika de 1er año. Su apariencia lucía más como la de una extranjera pero su nombre claramente sugería raíces japonesas. En sus manos había montones de papeles, indicando que estaba ayudando con el trabajo de la limpieza.

“Perdón por pedirte que ayudes, Yuika-chan.”

“Está bien, igualmente hoy no tenía trabajo en la librería.”

Actualmente estaba encargada de limpir los tatamis. Ya que muchos papeles se habían metido entre ellos, resultaba en mucho trabajo para ella.

“En serio, Yuika-chan nos salvó al venir aquí. Pensar que una kouhai de 1er año trabajaría más que su senpai… ¿cómo te hace sentir eso, Sayuki-senpai?”

“No tienes que decirlo de esa forma… bien, trabajaré seriamente.”

Dijo Sayuki frunciendo los labios.

“Pero, ¿había razón de llamar a Koga-san para que ayude? Este es un problema del club de caligrafía, básicamente es un problema de Keiki-kun y yo, no había necesidad de que te involucres aquí.”

“¡Espe—¿Sayuki-senpai?!”

Las palabras de Sayuki claramente significaban una declaración de hostilidad. Sin embargo, sin perder la compostura, la kouhai respondió con calma.

“Keiki-senpai es mi Senpai después de todo. Como su Kouhai, no puedo ignorar el hecho de que está siendo tiranizado por una bruja como tú.”

“¡¿Yuika-chan?!”

Con esas palabras, otra guerra entre las dos estaba a punto de desatarse.

¿Por qué cuando las dos se encuentran las cosas siempre terminan así? Como el agua y el aceite, ellas no son compatibles en lo más mínimo.

“…No es como si me importara, ¿pero podríamos terminar esto de una vez e irnos a casa?”

Otra voz. Fría como el hielo.

La persona que dijo eso, llamada Nanjou Mao, tenía cabello rojo brillante con una coleta al costado y actualmente vestía ropas llamativas. Ella era compañera de clase de Keiki y una buena amiga suya. Ahora estaba fregando la tinta que manchaba la pared, y parecía que quería recordarles a los otros miembros acerca de la operación de limpieza que deberían retomar.

“…Así es. No es hora de estar peleando.”

“Cierto. Lo siento, Mao-senpai.”

Ambas dejaron de mirarse mal y empezaron a retomar la limpieza. Mao también volvió a fregarla pared.

“Esto apesta. ¿Por qué tengo que ayudar yo también?”

“Parece que Nanjou está de mal humor hoy.”

“Por supuesto que lo estoy. A pesar de que no soy miembro de este club, tengo que ayudar a limpiarlo.”

“No es gran cosa. Después de todo, ayudando aquí puedes saldar tu deuda.”

“…Eso me recuerda, hubo una vez cuando Kiryuu tomó mi lugar cuando fue mi turno para limpiar el salón…”

Keiki no sabía por qué pero se había ofrecido como voluntario para tomar su lugar aquella vez. Entonces usó esa deuda para llamarla aquí, pidiéndole ayuda.

“Bueno, al menos haré el mismo trabajo que Kiryuu hizo por mí aquella vez.”

“Sí, lo apreciaría.”

Encargándole las paredes a Mao, Keiki retomó su propio espacio de trabajo. En ese momento, Sayuki soltó otro suspiro.

“Aun así, me pregunto cuándo se acabará toda esta limpieza.”

“Está bien. Llamé a alguien más para ayudar.”

“¿Alguien más?”

Al mismo tiempo que Sayuki inclinó la cabeza, golpearon la puerta.

“Ah, justo a tiempo. ¡Pasa!”

“Con permiso… uwa, esto es peor de lo que pensé.”

La estudiante declaró al ver el salón. Su cabello negro corto era su rasgo más prominente. Esta chica era la hermana menor de Keiki, Kiryuu Mizuha.

“Entonces, con alguien más, ¿te referías a tu hermana?”

“Hola. Onii-san me contó que las cosas estaban bastante difíciles aquí, así que decidí ayudar.”

“Las habilidades para la limpieza de Mizuha son completamente distintas de las de Senpai, ella seguramente será de gran ayuda.”

“Perdón por no tener habilidades decentes para la limpieza…”

Sin prestarle atención a Sayuki, Mizuha se acercó a su hermano mayor, sujetándole la manga.

“Onii-san, Onii-san, todo mi cuerpo me está pidiendo que comience a limpiar de inmediato.”

“Bien, bien. Parece que la limpieza está hirviendo en tus venas.”

Para alguien que odiaba los lugares sucios, este era un verdadero campo de batalla. Con rápidos movimientos, tomó una escoba. Al ver la actitud de su hermana, Keiki asintió.

“¡Bueno, ahora que estamos todos aquí, acabemos con esto!”

Con esas palabras, los cinco comenzaron con la operación limpieza. Dejando de lado los detalles, su batalla contra el salón les llevó aproximadamente una hora.

“Por fin terminó…”

“Fue muchísimo trabajo.”

“No lo digas como si no hubieras sido la responsable de esto.”

Habiendo reunido todos los papeles en grandes montañas, limpiaron la tinta de las paredes y el techo. Al final, incluso le realizaron mantenimiento a sus herramientas, or lo que se sentían invadidos por una sensación de cansancio.

“Buen trabajo, Onii-san.”

“Tú también, Mizuha. En verdad nos salvaste. Gracias.”

Dijo Keiki conforme palmeaba a su hermana en la cabeza.

“Ah… sí. No hay problema.”

Lucía un poco avergonzada y sus mejillas se sonrojaron ligeramente al cerrar sus ojos como un gato.

Mao vio la escena en frente suyo con ojos fríos.

“…Lo pensé antes pero Kiryuu parece ser bastante siscon.”

“Está bien. Los hermanos mayores se supone que consienten a sus hermanas menores.”

“Bueno, está bien si son cercanos… Pero más que eso, quiero irme a casa y tomar un baño.”

“Ah, Yuika también.”

La kouhai rubia estuvo de acuerdo con las palabras de Mao.

Ya que habían estado limpiando todo este tiempo, sus vestimentas tenían manchas de tinta. Aunque eso no era exactamente extraño ni nada, Keiki soltó una pequeña risita.

“Keiki-kun, ¿qué sucedió?”

“No, sólo pensé que era gracioso. Todos nosotros limpiando tanto que nos ensuciamos en el proceso, ¿no se siente eso como juventud?”

Al escuchar las palabras de Keiki, las otras cuatro chicas intercambiaron miradas. Y después de eso, todas ellas mostraron una sonrisa encantadora.

“De acuerdo. Entonces, todas pueden irse a casa ahora. Me encargaré del resto.”

Él tenía un balde azul en sus manos, lleno de agua sucia usada para la limpieza.

“Yo también puedo hacer eso.”

Quizás por la culpa, Sayuki habló.

“Nah, yo lo haré así que puedes irte a casa, Sayuki-senpai. Senpai tuvo que terminar su trabajo para la competencia ayer, ¿cierto? Asumo que trabajaste duro sin dormir ni siquiera un minuto. De hecho, tienes ojeras, ¿sabes?”

“No, no tengo.”

“Sí, las tienes. ¿Por qué mentirías sobre eso?”

Bajo sus ojos, la prueba de la falta de sueño estaba claramente allí.

“No puede evitarse entonces. Me convenciste con eso.”

Recientemente, Sayuki estuvo trabajando en un proyecto que iba a presentar en una competencia. Sin tiempo para preocuparse por la limpieza, el estado del salón hace dos horas fue resultado de eso. Keiki era consciente del hecho de que ella era una gran trabajadora sin remedio. Es por eso que, como su Kouhai, él quería ayudarla al menos con algo como esto.

“Por ahora, sólo ve a casa y toma un descanso. Yo terminaré esto.”

“Pero no estoy tan agotada.”

“No. Por esta vez, tendrás que hacer caso a mis palabras.”

“…Entiendo…”

Después de escuchar palabras más convincentes, la Senpai finalmente se rindió.

“Onii-san, ¿debería esperarte?”

“No, no tienes que hacerlo. Además probablemente quieras tomar un baño, ¿cierto?”

“…Quizás… Sí.”

Mirando su propio cuerpo, jugueteó con sus dedos.

Para Mizuha, fanática de la limpieza, estar cubierta de tinta debe ser difícil. Así como Mao y las demás, ella probablemente quiera regresar rápido a casa y bañarse.

“De acuerdo, entonces Sayuki-senpai, ¿qué tal si pronuncias algunas palabras finales como presidente del club?”

“Chicos, muchas gracias por lo de hoy. Los llamaré de nuevo si necesito limpiar el salón otra vez.”

“No, me gustaría que no nos compliques tanto respecto a eso…”

Eran aproximadamente las 5 de la tarde. A esa hora, todas se retiraron. Quedándose solo, Keiki salió del salón para limpiar el balde. Su destino era el baño de varones de ese mismo piso. Habiendo llegado, comenzó a lavarlo en el fregadero. Las voces de los clubes desportivos y de los otros estudiantes componían una linda música de fondo.

Fue una tarea simple y no llevó demasiado tiempo. Incluso los trapos manchados que habían usado se lavaron muy rápido.

“¿…Mhm?”

Pensando que había oído una voz, alzó la cabeza.

Al hacerlo, vio por la ventana a una feliz pareja caminando tomados del brazo.

“Malditos normies, ojalá exploten…”

En lugar de bendecir a la feliz pareja, los maldijo con sentimientos solitarios.

“Ah… yo también quiero una novia…”

Si tan solo no fuera tan difícil. Él nunca había recibido una carta de amor y no parecía que fuera a recibir una pronto. Ni siquiera recibió chocolates de San Valentín además de los de su hermana. Sin importar lo mucho que uno quisiera experimentar el amor, era imposible si no tenías una compañera.

Sintiéndose deprimido debido a esta triste realidad, apretó los dientes mientras guardaba las herramientas de limpieza en su lugar. Habiendo terminado todo, una vez más se dirigió al salón del club.

Por supuesto, no había nadie presente y sólo se veía la luz del sola brillando a través de las cortinas. Keiki entonces procedió a levantar su bolso de la silla. Una placentera brisa llegó a través de las ventanas abiertas, empujando ligeramente las cortinas.

“¿Mhm?”

Conforme se acercó a las ventanas, se dio cuenta. Encima de la mesa, había un sobre rosa. Como sustituto de pisapapeles, se usó un pañuelo blanco para mantenerlo sobre el lugar. Al principio pensó que alguien lo había olvidado, pero esa resultó ser una conjetura errónea. Escrito en el sobre decía [Para Kiryuu Keiki-sama].

“¿Para mí?”

Alguna clase de mensaje probablemente. Pero, ¿es realmente necesario escribir una carta para eso?

Sin importar lo mucho que mire el frente o el revés del sobre, no pudo sacar más información al respecto. No teniendo más opción que revisarlo directamente, lo abrió y sacó el papel. Estaba mayormente vacío pero había una sola frase escrita en el medio.

Con manuscrita femenina, decía [Me gustas.]

“¡N-No me digas que… ¿una carta de amor?!”

Era imposible confundirse con esto. Dándose cuenta de que era una verdadera carta de amor, sus mejillas se sonrojaron. Si era por felicidad o por vergüenza, no lo sabía. Ya que esta era la primera vez que había recibido tales palabras, no pudo contener su entusiasmo.

“¡¿En serio?! ¡¿Finalmente es mi turno?! ¡Después de todo este tiempo, ¿mis días sin novia por fin terminaron?! ¡¡¡S-Sííííííííííííííííííííííííííí!!!”

Un grito que sacudió todo el salón. Era el grito de un chico alegre.

“…Ah, mierda.”

Por la emoción se le cayó la carta y el pañuelo. Aterrisando suavemente sobre el piso, dicho pañuelo se abrió.

“¿…Eh?”

En ese momento, Keiki no podía creer lo que veían sus ojos. Queriendo asegurarse que no estaba alucinando, lo levantó y lo inspeccionó. Se dio cuenta de que no tenía cuatro extremos como un pañuelo normalmente tendría. En cambio, tenía tres extremos.

Bragas con un diseño muy lindo.

“¡¿Ehhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh?!”

Keiki era un adolescente. La dulce y apasionada historia de amor que pensó que lo estaba esperando resultó ser una mentira despiadada. Ciertamente, este debe haber sido el comienzo de un romance más inusual que haya existido. Para empezar, agregar las bragas de la chica a la carta de amor fue extraño. Y sin importar por dónde las mirara, no pudo hallar el nombre de la chica.


Traductor al Inglés: CClaw Translations
Traductor al Español: nahucirujano
Corrección: nahucirujano

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