Capítulo 3


Capítulo 3 Ayatsuji Ayase



PERIÓDICO MURAL DE LA ACADEMIA HAGUN
Personajes —— Escritora • Kagami Kusakabe

AYASE AYATSUJI

■ PERFIL
Afiliación: Academia Hagun, Año Tres Clase Cuatro
Rank de Caballero: D
Artes Nobles: SIN DATOS
Apodo: SIN DATOS
Resumen Personal: La amada hija del Último Samurái

Gráfica de Atributos (empezando por el extremo izquierdo, siguiendo el sentido de las agujas del reloj)
Habilidad Física: D+
Suerte: E
Poder Ofensivo: C+
Poder Defensivo: E
Cantidad de Maná: E
Control de Maná: D

¡Checkeo de Kagamin!
Ayatsuji-senpai, quien persigue a Kurogane-senpai. Yo, que sigo a Ayatsuji-senpai. ¡Fue algo similar a una party en Dragon Q●est, saben! ¡Fue bastante divertido! Sin embargo, Ayatsuji-senpai convirtiéndose en la aprendiz de Kurogane-senpai fue la única primicia excitante. Aun así, quería conocer la habilidad de Ayatsuji-senpai y esas cosas. Hay un rumor que dice que alguien del tipo manipulación-de-concepto es mejor que alguien del tipo manipulación-de-la-naturaleza como Stella-chan y Shizuku-chan.

***

La mañana antes de la batalla con Ikki, a eso de las 9 am, Ayatsuji Ayase se despertó perezosamente.

Estuvo durmiendo en su propia habitación luego de despedirse de Ikki a medianoche. Estaba cansada debido a todos los preparativos del enfrentamiento, e igualmente debido a las negociaciones con Ikki. Luego de levantarse escurriéndose de la cama de doble plaza cuidadosamente arreglada, vio una carta de su compañera de cuarto sobre la mesa.

No iré a ver el enfrentamiento, porque me dijeron que no lo haga. Sin embargo, quiero que consultes conmigo si hay algo que te esté molestando. Me preocupo mucho cuando veo a Ayase quien se ha estado bastante melancólica últimamente.

“...En serio, qué mujer despreciable que soy.”

Traicionar a su benefactor y preocupar tanto a su compañera de cuarto—

Manchas nuestro orgullo, e incluso avientas a un lado el tuyo. ¡¿Puedes seguir sintiéndote orgullosa si logras recuperar ese ‘algo’ con tales medios?!

“...Ku.”

La pregunta, que se le había arrojado con un tono triste, seguía haciendo eco profundamente en sus oídos. No era una buena condición en la cual estar. A pesar de que había un enfrentamiento que no podía perder hoy.

Esto tenía que corregirse de inmediato. Tiene que cambiar su humor y aliviarlo. Habiendo pensado eso, Ayase decidió usar el tiempo de la mañana para ir a cierto lugar.

♦♦♦♦♦

Unos quince minutos en tren desde la estación de tren más cercana a la Academia Hagun. Ayase llegó a la instalación planeada: un gran edificio blanco que se elevaba hacia el cielo sin nubes de verano. Este era el Hospital General Shishido. Era el hospital grande más cercano a la Academia Hagun. El número de la habitación era 515 y ese era el destino de Ayase.

Familiarmente se dirigió a sí misma, llegando a su destino, y abrió la puerta corrediza. Dentro de la habitación había una sola cama. Era una habitación privada. Y junto a la cama se encontraba una bella mujer de mediana edad sentada sobre una silla de metal. La mujer de mediana edad emitió un sonido de sorpresa cuando vio a Ayase quien acababa de abrir la puerta.

“¡Oh cielos, pero si es Ayase-chan!”

“Hola, Tía Suzuka.”

“Hola~ ¿Qué pasa a esta hora del día? ¿Qué sucedió en la escuela?”

“Hoy tengo libertad de asistir o no. Los estudiantes que tienen enfrentamientos de selección de representantes quedan exentos de asistir a clases en el día de sus enfrentamientos. Es por eso que me hice algo de tiempo para venir aquí.”

“Ya veo. Ya sean las batallas de selección, o el asunto de los compañeros de cuarto, la nueva directora sí que hace cosas interesantes.”

Cuando ella explicó las políticas de Kurono, su tía le dio su consentimiento.

Su tía se levantó de la silla de metal y se dirigió a la cama, y—

“Hermano, tu linda hija vino a verte—”

—le dijo al hombre que yacía sobre la cama.

Mejillas que se habían hundido, y con la forma de los huesos de la cara; piel con grietas como las de la tierra seca, y manos, delgadas como ramitas de invierno. Ese hombre, que se había marchitado como una momia, era el padre de Ayase. Él era Ayatsuji Kaito.

“Buen día, Padre.”

Siguiendo a su tía, Ayase también lo llamó. Pero Kaito no contestó. Sin responder nada, siguió durmiendo.

Así es... Había estado durmiendo continuamente por dos años.

“Bueno, sería malo que una extraña se meta entre padre e hija. Así que estaré en la cafetería. ¿Hasta qué hora vas a quedarte, Ayase-chan?”

“Tengo el enfrentamiento a la tarde, así que me iré pronto.”

“Okey~ Entonces, regresaré alrededor de esa hora. Nos vemos~”

Su tía dejó la habitación mientras la saludaba balanceando su mano.

Ella era una persona muy animada cuando sea que veía a Ayase. Ayase deseaba que ella compartiera un poco de esa vivacidad con su hermano.

...No, incluso mi padre era—

En ese momento—

“...Ku...n.”

Kaito, quien estaba en la cama, movió sus marchitados labios apenas un poco con un temblorosa debilidad.

“Padre...”

Era lo que pasaba siempre. Estaba susurrando las palabras habituales. Ella no podía escuchar su voz. No las pronunciaba con una voz que pudiera oírse. Pero Ayase recordaba los movimientos de esos labios.


(Perdón.)


“¡...Tsk!”

Krrr. Los dientes de Ayase se apretaron. Sobre los sentimientos de tristeza y enfado, casi lo suficiente para hacerla gritar, Ayase lo reprimió apretando los dientes. Desde ese día Kaito siempre ha seguido disculpándose con Ayase. Porque no fue capaz de proteger. Porque no fue capaz de confiar. De manera solitaria, eternamente aquella temporada de lluvias.



※ ※ ※



Escucha bien, Ayase. Nunca pierdas tu orgullo sin importar qué. Nuestra espada tiene el poder de matar personas. Los dones de tu gente tienen el poder para superar a otras personas. Es por eso que no puedes perder tu orgullo. Si lo pierdes, tus acciones se convertirán en mera violencia. Siempre sé educada, ayuda al débil, y odia al malvado. Nunca te dejes atar por tu propio poder, y sin importar de qué clase de oponente se trate, siempre enfréntalos de manera limpia y justa. Conviértete en una caballero que no avergüence a los demás, o a ti misma.

Esas fueron las palabras que el padre de Ayase, el ‘Último Samurái’ Ayatsuji Kaito, siempre le decía. La responsabilidad de aquellos que tienen poder. Como Kaito entendía eso muy bien, impartió la espada y sus morales a Ayase quien nació como una Blazer. Para asegurarse de que no se convirtiera en una humana arrogante y mezquina ebria de su propio poder.

El entrenamiento de Kaito, aunque ella lo haya dicho por adulación, no era uno suave. Severo. Uno bien podría decir que era severo. Pero, aun así... Ayase amaba la fuerza de la que hablaba Kaito. Amaba la galante espalda de su padre cuando balanceaba su espada. Amaba las manos grandes y ásperas de Kaito que solían acariciarle la cabeza cuando fuera que ella mostrara progreso.

Un pequeño dojo, unos diez discípulos, su padre, y ella. En absoluto era un estilo de vida lujoso, pero había calidez en el flujo del tiempo.

Eran momentos llenos de felicidad. Ayase deseaba desde el fondo de su corazón que tales momentos continuaran para siempre.

Pero ese deseo suyo fue cruelmente aplastado. Aquel lluvioso día, hace dos años... Por un solo hombre que se entrometió en su vida diaria.



※ ※ ※



Habían pasado dos meses desde que Ayase se matriculó en la Academia Hagun. La temporada de lluvias acababa de llegar. La temporada donde el cielo se cubría con pesadas nubes de lluvia e incluso el viento se sentía húmedo.

Luego de que las clases terminaran, sin regresar al dormitorio, Ayase sostenía un paraguas en medio de la lluvia, y se dirigía hacia el dojo de su casa. Su propósito era por supuesto, aprender el manejo de la espada, que sin importar qué, no podrá aprender en la escuela.

Cuando Ayase estaba en primer año de escuela secundaria, Kaito fue diagnosticado con una enfermedad cardíaca que era imposible de curar incluso con tratamiento médico de vanguardia, y ahora apenas era capaz de balancear una espada. La última vez que Kaito sostuvo la espada fue cuando la admisión de Ayase en Hagun fue decidida. Fue para confiarle la técnica secreta que él mismo había desarrollado. Para ser francos, su cuerpo ya no estaba en condiciones de blandir una espada. Pero en el dojo habían discípulos que aprendieron el estilo Ayatsuji de un solo filo de Kaito. Aunque eran pocos en números, eran guerreros, como Ayase quien desde temprana edad había aprendido la espada bajo el Último Samurái.

Entre ellos Sugawara de la escuela de tutorías, aunque distaba muchísimo de Kaito, era más fuerte que Ayase. Es por eso que para recibir entrenamiento de él, Ayase viajaba a su hogar tres veces a la semana. Porque quería volverse pronto lo suficientemente fuerte para ser capaz de usar la técnica secreta que su padre le había confiado.

Por eso, viajar, más o menos se había vuelto parte de la rutina.

Pero ese día, luego de atravesar la entrada abierta para discípulos, ella conoció la variante que no se suponía que existía en su vida diaria.

“¿Eh?”

El que se encontró era un joven alto que estaba sosteniendo un paraguas. Su cabello estaba teñido de un color claro, y tenía una cigarrillo en la boca. Su mirada era aguda como un lobo hambriento, y un tatuaje de una calavera podía verse bajo su desatado uniforme de la Academia Donrou. Un joven con una apariencia atroz pero brutal y que probablemente se encontraba a mundos de distancia del mundo apreciativo de los dojos y las artes marciales.

Ayase, quien normalmente no podía lidiar con el sexo opuesto, dio un paso atrás sin pensar al ver esa dominante apariencia suya.

“...Juju.”

El chico, Kurashiki Kuraudo se rió de eso como para molestarla.

“Nos vemos.”

Y desapareció en la gris ciudad cubierta por nubes.

“¿Quién era esa persona...?”

¿Por qué alguien con tan sospechosa apariencia salió de su casa? Para empezar, alguien que llevaba puesto el uniforme de la Academia Donrou. En otras palabras, era un Blazer. No debería tener asuntos con un dojo de manejo de la espada. ¿Acaso paró aquí para averiguar alguna dirección o algo? Mientras pensaba en eso, Ayase comenzó a caminar hacia el dojo dentro de la casa.

Y—

“¡Mierda! ¡No perdonaré a ese bastardo!”

La voz de Sugawara, quien podría decirse que es el amigo de la infancia de Ayase, resonó dentro del dojo. Preguntándose qué sucedió, Ayase rápidamente ingresó al dojo luego abrir la puerta corrediza.

Dentro del dojo los usuales sonidos enérgicos de las espadas no se escuchaban. Más bien, incluyendo a Sugawara, unos siete discípulos estaban inmóviles, haciendo su mejor esfuerzo para contener su ira e impacto. Su instructor, Kaito, también, estaba de rodillas mientras mantenía sus ojos cerrados con una expresión compleja en su rostro.

“¿Qué sucede? ¿Pasó algo?”

Ayase le preguntó a Sugawara.

“Recién, un extraño gamberro nos interrumpió de repente, y pidió un enfrentamiento con el título de este dojo en juego.”

“¿Un desafío de dojo, cierto?”

“Sí, pero el cuerpo de Sensei ya está desgastado, y encima de todo el estilo Ayatsuji de un solo filo prohíbe tales enfrentamientos de apuestas.”

Ayase también sabía eso. La espada de Ayatsuji existe para proteger. Kaito siempre hablaba acerca de eso. Era una espada pensada para no provocar riñas inútiles, o para mostrar la fuerza de uno. Bajo esa noción, el estilo Ayatsuji de un solo filo había prohibido cualquiera pelea excepto por los enfrentamientos oficiales.

“Es por eso que, el Instructor había rechazado el enfrentamiento, y entonces...”

“¡Ese bastardo insultó al Instructor llamándolo cobarde, fiasco, y fracasado, y luego hasta le escupió en la cara!”

“¡A pesar de que era un simple gamberro! Actuando de manera engreída sólo porque puede usar alguna habilidad... kuh.”

Los discípulos comenzaron a alzar sus enfadadas voces uno tras otro. Desde la época de su infancia ellos han visitado el dojo frecuentemente, y respetaban a Kaito como si fuera su propio padre. Es por eso que probablemente no pueden perdonar que se hayan burlado de Kaito.

Ayase compartía ese sentimiento. Alguien escupió sobre el rostro de su padre. Con sólo escuchar eso la temperatura de su cuerpo se había elevado dos veces.

“Maldición, sus pisadas aún siguen aquí. Pensar que entró al dojo sagrado con sus zapatos puestos... tch. Si tan solo el cuerpo del Maestro estuviera en perfectas condiciones, le hubiera pateado el trasero a ese mocoso...”

“Eso es incorrecto, Nitta.”

Kaito respondió con una voz aguda sobre las palabras que uno de sus pupilos dijo.

“No podría haber aceptado ni aunque mi cuerpo estuviera en perfectas condiciones, porque la espada Ayatsuji existe para proteger a las personas. NO es una espada que debería blandirse para peleas inútiles. Esta no es una era para proteger a las personas con la espada, pero no se debería abandonar ni renunciar a ese propósito.”

“¡S-Sí! ¡Mis disculpas! Reflexionaré en ello con todo mi espíritu.”

Nitta ofreció una reverencia ante la reprimenda, la cual estaba llena de un tono pacífico pero severo, de Kaito.

“Bien. Los demás también, todos han detenido sus manos. ¡Como castigo practiquen balanceo mil veces!”

Luego de explicar la filosofía de la espada Ayatsuji, Kaito velozmente cambió la atmósfera del lugar. Los discípulos respondieron “¡Osu!” y obedecieron la orden. Tras lo cual, la usual animosidad regresó al dojo.

“Bueno, Ayase-chan, date prisa y ponte la ropa de dojo. Después de todo, no puedo permitir que Ayase-chan se convierta en una Blazer ebria de su propio poder. Te entrenaré apropiadamente hoy también.”

“¡Sí, por favor cuida de mí!”

Ayase finalmente se relajó luego de ver que el dojo había recuperado su energía, y se apresuró hasta el vestuario.

Pero en su camino... percibió una esencia que jamás había olido dentro del dojo. Ese era el olor del tabaco dejado por él. Esa persistente esencia siempre, siempre envolvería la amada vida diaria de Ayase como una serpiente con su amenazante lengua.

Y pero, esa premonición era correcta.



※ ※ ※



Al día siguiente. Como ayer, Ayase fue al dojo en medio de la molesta lluvia.

“Hola~ ¿...Huh?”

Luego de saludar y abrir la puerta del dojo, encontró a Kaito, quien estaba sentado sobre un almohadón.

“¿Sólo estás tú, padre? Es inusual que los demás lleguen más tarde que yo.”

“Así es, es la primera vez que todos ellos llegan tarde al mismo tiempo.”

Kaito inclinó la cabeza, perplejo. Aunque ellos nunca llegaban tarde todos juntos, había ocasiones donde uno o dos de ellos llegaban tarde. Probablemente era una coincidencia que todos ellos llegaran tarde.

“Bueno, vendrán tarde o temprano. Ahora, ya que por fin estamos a solas después de mucho tiempo, veré personalmente tu práctica de la espada.”

“Me hace feliz que lo veas, pero... no tienes permitido blandir la espada, ¿entendido? Ya que estás enfermo.”

“Ayase se preocupa mucho. No te preocupes, sólo miraré, porque mi cuerpo no está en buenas condiciones debido a las continuas lluvias de estos días.”

Ayase decidió mostrarle a Kaito las posturas antes de intentar realizar la técnica secreta, la cual aprendió de él cuando ella se matriculó en la Academia Hagun, mientras esperaban a los demás discípulos. Ayase apuntó su espada de madera, y abrió su postura un poco. Bajó ligeramente su cintura y desató fuerza de sus hombros. Trazó los movimientos de Kaito dentro de su memoria en aquel día. Uno a uno, cuidadosamente.

Pero—

“No.”

Kaito de inmediato refutó.

“No sueltes tu mano cuando desates fuerza de tus hombros. Refuerza más tus muñecas, pero no pongas demasiada fuerza. Todo eso mientras mantienes las posturas en mente.”

“Es-Eso es difícil.”

“Si no puedes hacerlo, entonces no podrás dominar la técnica secreta. Te mostraré cómo se hace una vez más.”

Luego de decir eso Kaito alcanzó la espada de madera que estaba contra la pared, pero—

*Mirada*

“...”

*Mirada—*

“...Entiendo, entiendo. No la blandiré, okey.”

Kaito se rindió levantando ambas manos ante Ayase, quien lo estaba mirando desde atrás con una mirada de reproche en sus ojos.

“Por el amor de dios, sí que te pareces a tu madre en ese aspecto. Tu madre también, me reprendía enviándome miradas como esa en lugar de decirlo con su boca.”

“Es natural, porque mi Madre me enseñó que cada vez que mi Padre trate de hacer algo estúpido puedo detenerlo haciendo eso.”

“No es gracioso ser dominado por ambas generaciones de madre e hija.”

Kaito suspiró una vez, y se movió hacia la espalda de Ayase. La abrazó por detrás y tocó sus manos, que estaban sujetando la espada de madera.

“Escucha bien: mantén tus muñecas en este ángulo. El punto vital detrás de esta técnica secreta es no arruinar las poses al insertar demasiado poder.”

Mientras explicaba el punto vital de la técnica secreta, la cual él le confió cuando ella estaba a punto de ir a Hagun, Kaito estaba ayudando a Ayase con su postura. Percibiendo la sensación de las ásperas y rígidas palmas que estaban envolviendo sus manos.

...Eran grandes. Las manos de mi padre.

Ayase amaba esa sensación a la que uno no podía referirse como suave.

Ahora que lo pienso... Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que me enseñó de esta manera.

“...Fufu.”

Cuando fue consciente de ello, por alguna razón, se puso extremadamente contenta. Ayase soltó una sonrisa.

“¿Qué pasó? Riéndote tan de repente.”

“No es nada. Sólo pensaba que ha pasado mucho tiempo desde que mi Padre me enseñó varias cosas de esta manera. En cierto modo estoy feliz por eso.”

Ayase de repente se inclinó sobre el fuerte pecho de Kaito y acercó su rostro.


*Ba-bump Ba-bump* Mientras escuchaba los latidos de su amado padre—

“...Sería lindo que un momento tan dulce como este continuara para siempre.”

Susurró para sí misma.

“...”

No hubo palabras de parte de Kaito. Por supuesto, porque Kaito sabía que ese deseo no se haría realidad. Por supuesto, Ayase también sabía eso. A Kaito no le quedaba mucho más tiempo de vida. El momento en que estos latidos, que ella estaba escuchando ahora mismo, se detuvieran estaba acercándose constantemente. Es por eso que Kaito le había enseñado a la inmadura Ayase la técnica secreta que ella ahora no podía manejar.

¿Por cuántos años más podrá vivir mi Padre?

Ya se había decidido a partir con él. Pero era por eso que Ayase deseaba que el último día fuera tan tierno como este momento.


—Y ese deseo fue traicionado de la manera más cruel de todas.


En ese momento, la puerta corrediza del dojo se abrió de repente. Ayase y Kaito dirigieron sus ojos hacia la entrada, pensando que finalmente los discípulos había llegado. Ciertamente, uno de los discípulos se encontraba allí. Era Sugawara.

Pero—

“¡Su-Sugawara-san―!”

El rostro de Ayase palideció en un instante. Porque Sugawara estaba allí de una manera que era dolorosa de ver, con vendajes y gasas en todo su cuerpo y rostro.

“¿Esas heridas, qué sucedió?”

Kaito, quien también estaba impactado, se apresuró hacia Sugawara.

Habiendo visto que su instructor corrió hacia él, Sugawara por un instante casi estalla en lágrimas y,

“Instructor... ¡yo, lo siento mucho!”

De esa forma, postrado, casi golpeando su cabeza contra el piso del dojo. Aunque su rostro no podía verse, su voz solloza podía escucharse.

Kaito de inmediato entendió que no se trataba de algo trivial.

“Levanta tu cabeza. Esas heridas... no parece que te las hayas hecho por caerte o algo parecido. ¿Qué sucedió?”

“Es-Eso es, nos hirió ese hombre que vino ayer...”

“¡¿Qué...?!”

“Anoche, cuando volvíamos del dojo, él estaba esperando para emboscarnos a los siete... ¡Entonces, de repente nos atacó con un palo! ¡Ese tipo es un demente! Sin titubear trató de aplastarle la cabeza a los demás. Está demente, loco... Es por eso que, sin otra opción más, todos nosotros peleamos, pero...”

Sugawara sollozó con fuerza una vez a ese punto, y—

“¡No pudimos! Los siete de nosotros juntos no fuimos capaces de tocarlo cuando él usaba su habilidad, ni siquiera estaba cubriendo su cuerpo con maná.”

“¡...!”

Ayase tragó saliva, impactada al escuchar esas palabras. Incluyendo a Sugawara, los otros discípulos al igual que Ayase, habían estado aprendiendo la espada de Ayatsuji desde su infancia, y que ellos no hayan podido hacerle frente a alguien...

Ese tipo, era demasiado fuerte...

“A pesar de que fuimos entrenados por el Instructor por tantos años... ¡ese delincuente se divirtió con nosotros! ¡Lo siento mucho!”

“¡Ya no tienes que disculparte más! ¡Más importante, ¿los demás están bien?!”

“...A Nitta la molieron a palos y es por eso que fue tratada con una píldora, pero todos los demás fueron hospitalizados.”

Las píldoras sólo podían usarse con un seguro de salud; de lo contrario eran muy costosas. Por lo tanto, parece que de los siete, descartando a Sugawara y Nitta, los otros cinco aún estaban confinados a la cama. Los que tenían heridas severas fueron diagnosticados con lesiones como que su brazo nunca volvería a la normalidad, etcétera.

Luego de confesar todo eso, al final Sugawara levantó su cabeza.

“¡Sensei... fuimos capces de ir tan lejos porque lo admiramos. Quieríamos convertirnos en hombres de orgullo como Sensei, pero... no quiero decir esto pero ¿qué estuvimos haciendo por tantos años...?!”

Le preguntó a Kaito mientras lloraba.

“...”

Luego de ver la figura miserable de su mayor pupilo, Ayase se quedó sin palabras. El entrenador, Sugawara quien le enseñaba espada a Ayase, no se podía ver por ninguna parte. Esos ojos estaban bañados de miedo y desesperanza. Su corazón se había retorcido tanto que ya no podrá volver a su usual yo. Error, no sólo Sugawara—

“Lo siento. No tocaremos la espada de aquí en adelante...”

Mientras lloraba fuerte, Sugawara sacó de su bolsillo cartas de renuncia de siete personas. Sí, al igual que Sugawara aquí, los otros seis, que no estaban presentes, también tenían sus corazones rotos.

“Cruel...”

¿Por qué hizo algo como esto? ¿Cómo puede alguien hacer algo como esto? A pesar de que todos hicieron su mejor esfuerzo desde la infancia y recorrieron el camino de la espada. ¿Cómo puede alguien jugar con los corazones de las personas y romperlos? Ayase no podía comprenderlo.

Y el hombre que hizo tales cosas incomprensibles—


“¡Jaja! Llegué en un momento interesante.”


““¡¿!?””

Apareció en el dojo como si estuviera esperando tal momento.

“Pensar que todos renunciaron, quizás los molesté demasiado.”

“¡Hi-hiiiii!”

Al momento en que Sugawara vio esa figura, gritó como una chica revoloteando sus cuatro extremidades para esconderse rápido en el dojo.

“Oye, oye, no corras así. Lastimarás mis sentimientos.”

Kuraudo ingresó al dojo mientras se reía de manera vulgar.

“¡N-No entres, por favor no entres, hi-hiiiiii!”

“¡D-Detente! ¡Está asustado!”

Incapaz de ver la patética figura de su camarada quien siempre había caminado por la ruta de la espada con ella, Ayase se puso al frente para proteger a Sugawara.

Pero su hombro fue sujetado por una áspera mano. Era Kaito.

“¿Qué asuntos tienes aquí?”

“El mismo asunto que ayer.”

“Creo que me había rehusado.”

“Pensé que si pasaba por aquí hoy recibiría una respuesta distinta. ¡Jajaja!”

“Ya veo. Entonces, ¿sólo para convencerme les hiciste esto a mis discípulos?”

“Sí. Pero ayer no pude poner mis manos sobre esa mujer de allí.”

“¿...Por qué?”

“¿Huh?”

“¿Por qué haces tales cosas? ¿No eres un Blazer? Ya sea en la escuela o en el Festival de Arte con la Espada de Siete Estrellas, no te deberían faltar oponentes cuando sea que enloquezcas. A pesar de eso, ¿por qué te obsesionaste tanto conmigo?”

“No me hagas una pregunta rara de nuevo, viejo. ¿Acaso el corazón de un guerrero entorpece cuando se retira?”

“¡...!”

Ante esas palabras, Kaito abrió ligeramente sus ojos.

“Jaja... Bueno, está bien. La razón es simple, porque quiero presumir mi fuerza, mi poder. No importa si son Blazers o gente normal. ¡Quiero mostrárselo a cualquiera que atrape mi interés!”

Ayase ardió de la ira ante el motivo de Kuraudo, el cual él acababa de pronunciar como si estuviera gruñiéndole a Kaito.

“¡Por algo tan despreciable... hiciste cosas tan crueles!”

“¿Despreciable? ¡Ja! ¿Qué es eso? Sólo quiero entrometerme con alguien fuerte, quiero aplastar a las personas fuertes. ¿Acaso sentimientos como esos no son algo natural?”

“¡No bromees conmigo!”

Ella no iba a quedarse sin hacer nada mientras este tipo hacía lo que quería.

“¡No importa las veces que vengas, la respuesta seguirá siendo no! ¡Este no es un lugar donde alguien como tú puede entrometerse, porque nosotros no blandimos la espada sólo para presumir nuestra fuerza! ¡Padre, llamemos a la policía de inmediato!”

Pero Kaito susurró.

“No, no puedo dejar esto así. El dojo del estilo Ayatsuji de un solo filo acepta tu desafío. Quien sea que logre los primeros dos golpes gana el enfrentamiento. Sólo usaremos espadas de madera. Las espadas de verdad no están permitidas, ¿entendido?”

Sorprendentemente él aceptó el desafío de Kuraudo.

“¡¡¡Qu-Qué, Padre!!!”

“¡Se-Sensei!”

El momento en que escucharon su motivo para aceptar el desafío de Kuraudo, los dos discípulos, cuyos rostros se habían puesto azul, trataron de detener a Kaito.

“¡Por favor deténgase, Instructor! ¡No debería pelear con alguien de esta manera! ¡Sobre todo, su corazón...!”

“¡Así es, Padre! ¡No serás capaz de luchar con tu cuerpo de ahora! ¡Si tanto quieres hacerlo, entonces yo lucharé en tu lugar!”

La hija de Kaito, Ayase, e incluso Sugawara, quien se había retorcido por el miedo a Kuraudo, trataron de detener a Kaito desesperadamente. Pero Kaito sonrió ligeramente ante eso.

“Gracias, a los dos. Me enorgullece la amabilidad de ambos al preocuparse por mí, pero es precisamente por eso que—”

Las palabras que fueron pronunciadas habían ardido en la mente de Kaito.

¡¿Qué estuvimos haciendo por tantos años...?!


“¡Que no hay manera de que perdone a este tipo por haberlos lastimado!”


No podía dejarle esto a los demás. Tenía que derrotar a este hombre con sus propias manos. Kaito miró fijamente a Kuraudo como un ogro, y en sus ojos residía determinación y resolución.

Habiendo visto esa expresión, Ayase se quedó sin palabras. Finalmente lo había entendido, que ahora él no podía ser detenido con sus palabras.

“...Entiendo. No te detendré Padre, si estás dispuesto a ir tan lejos. Veré esto como la juez.”

“Sí, te encargaré eso a ti.”

“Gana a como dé lugar... Padre.”

Una violenta voz salió de Ayase, quien estaba deseando como rezando, desde un costado.

“Oye, si ya terminaron de hablar empecemos de una vez. Ya me cansé de esperar.”

“...Lo sé.”

Ayase frunció el ceño ante la voz que no quería escuchar, luego golpeó el suelo con su talón y le lanzó una espada de madera al demandante Kuraudo.

“Jaja, qué mujer violenta.”

“Las reglas son, como dijo mi Padre, el primero que golpee dos veces a su oponente gana. Las armas de este enfrentamiento son espadas de madera. El uso de maná está prohibido. ¿Está claro?”

“Sí, no tendría ningún sentido si no fuera un enfrentamiento en igualdad de condiciones.”

Los caninos de Kuraudo brillaban como colmillos cuando sonreía. Sus ojos ahora están mirando solamente a Kaito.

Por el otro lado, ¿Kaito se estaba concentrando? Estaba de pie allí con la espada de madera en su mano derecha, y con sus ojos cerrados.

Parece que ambos habían terminado sus preparativos. Es por eso que Ayase como la juez—

“Entonces, ambos sitúense uno enfrente del otro. ¡Comiencen!”

El enfrentamiento de esos dos había empezado.


 ※ ※ ※

 
“¡Jaja! ¡Aquí voy!”

Al momento en que se gritó ‘comiencen’, Kuraudo corrió hacia Kaito, cubierto de vientos. Eliminó la distancia con pura fuerza de piernas, e hizo caer su espada sobre la cabeza de Kaito. No había ni un ápice de técnica en ese simple ataque, el cual desgarró la atmósfera. No había transmitido poder desde sus piernas, ni usado el músculo dorsal ancho al cerrar sus axilas; no hizo nada de eso.

Era un balanceo salvaje con sólo el poder de su brazo detrás de él. Obviamente, era un juego de espada perteneciente a un amateur.

¡Rápido!

Incluso desde los ojos de Kaito, quien era un maestro, esa tajada parecía anormal. Concluyó que podría ser peligroso recibirla de frente. Kaito rápidamente escapó de la trayectoria de la tajada deslizando sus pies a un lado.

En ese momento, la espada de madera de Kuraudo rozó la punta de la nariz de Kaito, y partió el suelo del dojo.

“¡Qué monstruosa fuerza...!”

La juez Ayase levantó la voz, sintiendo temor. No podía evitarse ya que una tajada capaz de partir el suelo, rozó el rostro de su padre.

Pero Kaito era distinto. A propósito dejó que lo rozara. Ajustar la distancia deslizando tus pies era una habilidad básica de los espadachines. Él lo hizo, para mantener corta la distancia abierta para que él contraatacara. Una tajada suficiente para partir el suelo; por supuesto, el oponente no sería capaz de adoptar posturas defensivas lo suficientemente pronto para bloquear el contraataque. ¡Ese preciso momento se vuelve el factor decisivo en un enfrentamiento con un maestro como oponente!

Y contraatacar era el fuerte del estilo Ayatsuji de un solo filo.

El momento cuando la punta de la espada de Kuraudo se incrustó en el suelo, Kaito deslizó su pie hacia delante acortando la distancia medio paso. Ese era el rango de ataque de Kaito.

“¡—!”

Kaito soltó un pequeño suspiro y, esta vez, él fue el que atacó. Apuntando a lo mismo que Kuraudo, la cabeza, balanceó su espada hacia abajo. Pero, el balanceo de Kaito era hermoso, e incomparable con la bárbara tajada de Kuraudo, y más rápido. Esa velocidad era la misma que la de la luz. Aunque estaba enfermo, seguía siendo llamado el Último Samurái en el pasado. El extraordinario genio. La sola idea de comparar su juego de espada con el de un amateur era tonto. Kuraudo, quien había fallado en su primer ataque, no pudo escapar del destino de ser golpeado por ese balanceo.

O así se suponía que sería.

“¡Jajaja!”

*Golpe*

Las manos de Kaito se entumecieron luego de recibir el retroceso de su propio ataque. No fue la cabeza de Kuraudo la que sintió que golpeó. Era la espada de madera de Kuraudo quien la desató ante el ataque de Kaito.  La repelió con su propia espada. El hueso de Kaito crujió debido al impacto.

“Pareces sorprendido, viejo. ¿Pensaste que serías capaz de golpearme de esa manera?”

“...Sí. A decir verdad, no pensé que lo repelerías.”

Eso ciertamente era una sorpresa. Uno podría decir que fue completamente inesperado. Pero Kaito no es un espadachín sin experiencia como para asombrarse por cada movimiento de su oponente.

Sí que tiene algunos instintos allí.

Parece que había predicho el contraataque de Kaito. Esa velocidad de reacción no podía explicarse de ninguna otra manera. Estaba por encima de la velocidad de los humanos.

Sin embargo, no era un problema por el hecho de que haya detenido un movimiento. Kaito aún tenía trucos bajo la manga.

“¡Aquí! ¡Te devolveré el favor!”

Otra vez, balanceo su espada hacia abajo como antes sin ninguna belleza, con la misma velocidad y sobre el mismo lugar.

Obviamente, ese poder era verdaderamente temible. No había dudas de que su espada de madera se destrozaría si la recibía de frente.

Aun así, Kaito la recibió con su espada de madera. ¿No fue capaz de escapar? No, este era el plan de Kaito. Si sus contraataques no iban a funcionar, entonces no necesitaba esquivar los ataques.

El momento en que las dos espadas de madera colisionaron, antes de que su espada de manera pudiera quebrarse, Kaito movió su muñeca, y cambió el ángulo de la hoja de madera con la que recibió el ataque, y dejó salir el impacto del ataque.

Debido a eso, la espada de madera de Kuraudo se resbaló y él perdió su postura.

Esquivar y recibir era un mecanismo de defensa en parte primitivo. Las artes marciales existen en un nivel más alto. Crea técnicas defensivas innovadoras.

En otras palabras, esa era una desviación. Implica recibir el ataque del oponente y entonces usar el poder del mismo ataque para desviarlo. Con lo cual el oponente flota; pierde su equilibrio y se crea una apertura decisiva. Y esta vez con seguridad, Kaito aprovechó esa apertura.

“Ja... ja...”

El momento en que la juez, Ayase, confirmó el estado del caso—

Esta sensación...

Luego de sentir la resistencia del ataque, Kaito sintió que su corazón latió.

¿...Qué es esta sensación?

“¡Como se esperaba del Instructor! ¡Sus movimientos no parecen los de una persona enferma!”

“¡Padre... asombroso...! ¡Como se esperaba, mi Padre es asombroso!”

Los discípulos levantaron sus voces encantados luego de verlo anotar el primer punto. Ante eso, Kaito les sonrió ocultando la inexplicable y mala sensación que estaba brotando dentro de su corazón, y luego deslizó su mirada de regreso al enemigo.

Kuraudo se estaba levantando mientras sostenía su costado.

“Jajaja... Como se esperaría del Último Samurái, esta es la primera vez que he recibido un golpe tan agudo. Sin embargo... ¿eso es todo lo que tienes? —Si es así, morirás, viejo.”

Incluso luego de recibir el primer golpe, Kiraudo aún no perdía su espíritu de lucha. La luz en sus ojos, todavía ardiendo y con hambre, atravesó a Kaito.

“Por favor. Esto comienza de aquí en más, mocoso.”

“Bien... entonces, ¡yo también iré contra ti en serio!”

Mientras sonríe como un bruto, Kuraudo una vez más acortó la distancia impulsándose con pura fuerza de piernas, y por tercera vez, balanceó su espada hacia abajo.

¡No aprende...! Qué movimiento tan amateur.

Ciertamente él predijo y bloqueó el contraataque. Esos movimientos eran buenos. Pero desataba sus ataques con emociones y fuerza bruta. Esa clase de juego de espada, con sólo poder detrás de sí, no suponía ninguna amenaza para un excelente espadachín.

¡Terminaré con esto...!

Kaito, una vez más, adoptó la pose para la desviación con su espada a su lado izquierdo. Desvió el ataque, y lo terminó. Kaito, Ayase, quien estaba mirando desde un costado, y Sugawara también, creyeron eso.

En ese momento, la espada de madera de Kuraudo desapareció como la niebla.

¡¿Qué...?!

En ese instante, el sonido de las costillas de Kaito quebrándose hicieron eco dentro del dojo.


 ※ ※ ※


Kaito cayó luego de ser golpeado en el torso por la espada de madera de Kuraudo. Violentamente convulsionó, pero Kuraudo obtuvo un punto justo, por el cual nadie podía quejarse.

Sin embargo, Ayase no tenía la compostura para anunciar el punto calmadamente, porque sobre el suelo, Kaito estaba sufriendo hemorragia pulmonar mientras sostenía su costado. La cantidad de sangre perdida era excesiva. Era obvio a primera vista que sus órganos internos se habían dañado. Dándose cuenta de eso, Ayase corrió hacia Kaito con un rostro pálido.

“¡Padre! ¡¿Estás bien?!”

“¡No vengas!”

Pero Kaito, aún escupiendo sangre, detuvo a Ayase quien se estaba aproximando a él con una voz fuerte y potente.

“¡El enfrentamiento aún no ha terminado...! ¡Si no puedes juzgar justamente hazte a un lado!”

“¡No es momento de decir cosas como esa!”

“¡AYASE!”

Kaito, quien seguía escupiendo sangre, le gritó a Ayase quien aún estaba acercándose a él, habiendo ignorado sus palabras. Le reprochó y le gritó a Ayase múltiples veces en el pasado, pero esta vez fue completamente distinto. Ella sintió miedo, como si su corazón fuera directamente atacado. Su grito fue como el rugido de un animal salvaje.

“¡Esta es mi batalla! ¡No interfieras!”

“¡¿A... a... Pa... dre?!”

Ayase perdió ante el serio grito de Kaito que ella nunca antes había escuchado.

“¡No te preocupes! ¡...Definitivamente ganaré!”

Kaito se levantó mientras derramaba sangre por su boca. Sus ojos rojos se fijaron en un solo punto, en Kuraudo. Su ardiente espíritu de lucha hervía.

“¡Aquí voy! ¡¡¡Chicoooo!!!”

Kaito arremetió.

“¡Jaja! El resultado será el mismo sin importar cuántas veces lo intentes.”

Kuraudo lo recibió de frente. Por tercera vez sus espadas chocaron. Sin embargo, ahora era unilateral. Kaito ya había sufrido una herida letal. Con su ataque y defensa estaba quedando claro que se encontraba algo oxidado debido a no sostener la espada por varios años.

Estaba retrocediendo. El enemigo lo estaba haciendo retroceder sin piedad con tajadas al azar, las cuales no contenían ni un ápice de belleza ni técnica y eran impulsadas con pura fuerza bruta. Ahora, ni siquiera podía atacar, y meramente estaba desviando los ataques al azar.

Y para asestar el golpe final sobre Kaito, ahora, cuyo cuerpo entero estaba cubierto de heridas, Kuraudo una vez más desató el mismo ataque que anotó un punto sobre Kaito antes. Apuntando al torso.

Kaito rápidamente adoptó una postura defensiva ante eso. Una postura intentando recibir el ataque. No obstante, justo antes de que chocara con la espada de madera de Kaito, la espada de madera de Kuraudo una vez más desapareció como la niebla y golpeó el cuerpo de Kaito.

Esta vez fue una tajada hacia abajo sobre su cráneo.

Era incomprensible. Cómo es posible que una espada dirigida hacia el torso, llegara desde arriba de la cabeza. Esa acción probablemente había superado las habilidades de los humanos. ¿Era alguna clase de truco? No podían entenderlo. Nadie sabía qué era.

Sin embargo, la espada de madera, que balanceó hacia abajo, ciertamente existió sobre la cabeza de Kaito y despiadadamente aplastó su cráneo. O eso se suponía.

“¡¿Qué?!”

Ese golpe el cual se suponía era un ataque decisivo no golpeó el cráneo de Kaito y terminó cayendo sobre su cuello. El ataque quebró su clavícula. Kaito apenas lo evadió para que no se contara como un punto.

“Kuh... ¡No puedes contar eso como un punto... chico!”

“¡Jaja, sólo eres alguien que no logró morir! ¡No te esfuerces!”

Luego de patear a Kaito en el estómago, y agrandando la distancia entre ellos, Kuraudo una vez más retomó su violenta descarga de ataques. Aunque un ataque sobre la clavícula no contaba como un punto, no cambiaba el hecho de que eso drenó la resistencia de Kaito. Los movimientos de Kaito ahora eran sosos al punto de que resultaban incomparables a los de antes, y les faltaba su usual brillantez, y entonces incontables golpes fueron dirigidos hacia Kaito.

Los severos ataques de la espada de madera le quebraron los huesos, le cortaron la piel, y derramaron su sangre por todo el dojo. Aun así... aun así, Kaito no le permitió golpearlo en lugares que le concederían el punto. Aunque todo su cuerpo estaba cubierto de sangre, siguió permaneciendo de pie y continuó peleando.

¡¿...Por qué?!

Ayase no podía comprender las acciones de Kaito. Era obvio quién iba a ganar. Aun así, ¿por qué no dejan de luchar? ¿Por qué no se rinde?

“¡Detente... detente ya!”

Sonidos de carne aplastada hicieron eco. Y cada vez que hacían eco, la espada de madera teñida de rojo de Kuraudo salpicaba sangre.

“¡Jajajajajajajajajajaja!”

Kuraudo, quien estaba cubierto de sangre, se reía. Su carcajada resonaba.

Ahora, Kaito estaba siendo golpeado desde todas partes. Ya no se trataba de victoria o derrota, ya no se trataba del enfrentamiento. Ayase comenzó a llorar, y ya no podía ver qué clase de expresión estaba mostrando Kaito o siquiera si estaba consciente en absoluto.

Si no detenía esto.

Si no detenía esto.

¡Si no detenía esto, su padre será asesinado!

Ayase entendía eso, pero aun así no podía moverse. Aun cuando la sangre de Kaito manchó la ropa de ella, y aun cuando a Kaito se le rompió un diente y se le atascó en la mejilla. No era capaz de reunir el poder en su muñeca debido al rugido de antes de Kaito.

“¡Detente, por favor detente! ¡No necesito este dojo! ¡Por favor deja de golpear a mi Padre!”

Ayase sólo podía gritar. Pero el grito de Ayase... no llegó a los dos que estaban al borde de la muerte. Kaito seguía sin rendirse, y Kuraudo no dejaba de blandir su espada.

“—”

En un instante, Kaito, cuyo cuerpo entero estaba cubierto de sangre, desató un ataque final. Apuntó su espada de madera desde en medio de sus ojos hacia Kuraudo, y avanzó.

“¡¡¡Ooooooooooooooooo!!!”

“¡!”

¿Acaso sintió algo de parte de la presa moribunda que sólo podía defenderse de golpes anotadores? La expresión de Kuraudo se tensó. Pero Kuraudo no retrocedió, en cambio balanceó su espada de madera hacia abajo con toda su fuerza. Apuntó a la cabeza de Kaito quien estaba avanzando hacia él.

Aún en dirección a la inminente espada de madera que estaba rasgando el aire, Kaito no detuvo sus avances. No, más bien él ni siquiera movió su espada de madera que estaba sosteniendo entre sus ojos, y no tomó precauciones respecto de la tajada como un rato que se estaba combando hacia abajo.

Era un ataque suicida. El sentido de esa conducta aparentemente temeraria—

¡Esa postura es—!

Ayase lo sabía. Ese era el resultado de toda la vida del Último Samurái Ayatsuji Kaito, la técnica secretar de la espada de Ayatsuji. La única técnica oculta capaz de romper esta situación.

Pero... no hay manera de que Kaito, quien se había debilitado debido a la enfermedad y a las heridas en la batalla, sería capaz de usarla.

“¡¡¡Detteeeeeeenntteeeeeeeee!!!”


El despiadado ataque quebró el cráneo y la consciencia de Kaito.


“Ah...”

El segundo punto fue anotado. En el momento en que quedó decidido, el cuerpo de Kaito cayó al suelo.

“¡¡¡Aaaaaaaa!!!”

Ayase corrió hacia Kaito, medio enloquecida. Le habló numerosas veces, pero Kaito no respondió. La boca de Kaito estaba derramando sangre fresca.

“¡No, nooooo!”

“...Hmm, esto es aburrido. Se decidió bastante rápido.”

Con un *Clack*, Kuraudo lanzó la espada de madera que estaba usando, en frente de Ayase. Estaba manchada de rojo oscuro por la sangre, y tenía algunas resquebrajaduras por aquí y por allá por haber roto tantos huesos. Al ver el estado de la espada de madera, la consciencia de Ayase se cubrió de rojo por la cantidad de instinto asesino que estaba emitiendo. Esa dura espada de madera había golpeado a su padre hasta dejarla de esta manera.

“¡¡¡Demoniooooo!!!”

Habiendo perdido la razón, Ayase arremetió hacia Kuraudo luego de materializar a Hizume.

Pero el brazo que estaba a punto de balancear Hizume fue atrapado por Kuraudo y él fácilmente levantó el cuerpo de Ayase.

“No pierdas el temperamento de esa manera, no me interesan los debiluchos.”

“¡Suéltame! ¡Suéltameeeee!”

“Primero que nada, este no es el momento de que vengas contra mí, ¿o me equivoco?”

Luego de decir eso, Kuraudo lanzó a Ayase encima del cuerpo de Kaito.

“¡Tch!”

Con lo cual Ayase recordó qué era lo que necesitaba priorizar y hacer.

“¡Sugawara-san! ¡Una ambulancia! ¡Llama una ambulancia! ¡Rápido!”

“¡O-Okey!”

Ayase le dio órdenes a Sugawara quien estaba de pie en una esquina del dojo. Mientras tanto Ayase velozmente trató de despertar a Kaito hablándole. Luego de ver a esos dos con una mirada fría y aburrida, Kuraudo dejó el lugar, dejando algunas palabras detrás mientras partía.

“Empaquen sus cosas y váyanse. Este lugar ya no les pertenece más.”

Ayase apretó los dientes con amargura. En ese momento, Kaito soltó un sonido similar a un gemido desde su pecho.

“Pe...r...dón......”

“¡Padre!”

Miró a Kaito, pero seguía inconsciente. Sólo estaba soltando palabras de disculpas como débiles suspiros.

♦♦♦♦♦

Hace dos años, aquel día, Ayase había perdido todo. La propiedad del dojo, su tierra, y todo lo demás fue robado por Kuraudo... y desde entonces no se había encontrado con los otros discípulos.

Y Kaito, habiendo sido derrotado cruelmente había quedado en coma. Aún no se había despertado. Kaito seguía dentro de ese día de pesadilla, y... aún continuaba disculpándose hasta el día de hoy.

Perdón, perdón.

Con sus discípulos a los que no fue capaz de proteger. Y con Ayase porque dejó que el estilo Ayatsuji de un solo filo fuera robado.

...Mi padre quizás no pueda aguantar hasta este invierno.

Ese fue el diagnóstico que el doctor había dado. Ella ya se había determinado cuando le diagnosticaron su enfermedad. Ya lo entendía.

Pero no podía permitirse dejar a su padre en esa pesadilla por toda la eternidad. Eso no podía permitirlo. Es por eso que estos dos años que pasaron Ayase había desafiado a Kuraudo, quien se había convertido en el nuevo maestro del dojo, numerosas ocasiones. Para reclamar el dojo por el que su padre había arriesgado su vida para proteger.

Sin embargo, era imposible que Ayase pudiera ganarle a Kuraudo, quien ni siquiera Kaito pudo vencer. Ayase fue reprimida muchas veces por Kuraudo quien la trataba como si fuera un gatito que intentaba jugar con un león.

Al principio, se divertía mostrándoles a sus camaradas el espectáculo de una mujer lamentable que trataba de derrotarlo desesperadamente. Quizás se aburrió de eso, pero últimamente la rechazaba sin siquiera darle la oportunidad de enfrentarlo. Ahora, la única manera de luchar con él era apareciendo en el Festival de Arte con la Espada de Siete Estrellas, y derrotar a Kuraudo quien aparecerá allí.

Ahora Ayase y Kuraudo estaban en tercer año. El límite de la vida de Kaito se estaba aproximando. El venidero Festival de Arte con la Espada de Siete Estrellas será su última oportunidad. Si pierde, el alma de su padre quedará atrapada por siempre en la oscuridad de la desesperanza. No podía permitirse eso.

Por lo tanto la única opción era usar cualquier medio necesario para ganar. Para lograr resultados. Priorizaría eso por sobre todo lo demás. Los medios no importaban. No pensaba que era lo correcto, pero de ninguna manera estaba equivocada. Si el débil quería ganarle al fuerte, entonces él o ella no podía darse el lujo de elegir su manera. Esa era la realidad.

“Reclamaré el dojo a cualquier precio. Aun si Kurogane-kun nunca me perdona.”

...Entonces, finalmente, podrá decirle a su padre, quien estaba deambulando en las profundidades de la desesperanza, que ahora ya estaba bien, y que ya no necesitaba disculparse.

Una vez más, Ayase recordó todo y resolvió sus sentimientos. Ya no iba a titubear. Ya no iba a dudar. Aunque no pudiera presumirle a nadie.

Ganará cueste lo que cueste, y recuperará el dojo, porque eso era todo para Ayatsuji Ayase.

♦♦♦♦♦

“¡Gracias por esperar! ¡Es hora, así que comenzaremos con el primer enfrentamiento en la sexta área de entrenamiento! ¡Yo, Isogai del Club de Radiodifusión junto a Oreki Yuri, una profesora titular de primer año, seremos comentaristas para este enfrentamiento! ¡Oreki-sensei, parece estar en buena condición hoy!”

“Es porque es apenas el primer enfrentamiento~ me convertiré en la misma Yuri que todos aman cuando lleguemos al tercer enfrentamiento más o menos~ ♪ Pero, aún estoy bien. Tengo un litro de sangre de reserva~”

“¡Ya veo! ¡Parece que otra vez tendremos una lluvia de sangre en el estudio de radiodifusión! ¡Bueno entonces, amigos, realizaremos las esperadas presentaciones de los participantes!”

La estudiante del Club de Radiodifusión comienza a presentar al primer jugador.

“¡Primero, en la esquina azul, con sus juegos perfectos; habiendo ganado diez de diez enfrentamientos, y que ahora se ha vuelto el centro de atención, el caballero Rank F, Kurogane Ikki!”

La audiencia estalla en vitoreos al momento en que Ikki aparece en el estadio. Las fanáticas que vinieron a alentar al Caballero Fracasado eran chicas.

“¡El estadio se llena de gritos al momento en que apareció! ¡Tiene una asombrosa popularidad!”

“Kurogane-kun tiene un montón de fanáticas—”

“¡A pesar de que es tan fuerte siendo un Rank F, se siente como si no estuviera siendo premiado!”

“¿Sensei comprende esta sensación?”

“Hace un tiempo nadie lo tenía en cuenta, y era un don nadie que repitió el año, pero luego de los cambios en el sistema de Hagun, se destacó después de demostrar su habilidad con las armas y en combate. ¡Ahora, el Caballero Fracasado es considerado como un posible candidato para el Festival de Arte con la Espada de Siete Estrellas! ¡¿Qué clase de pelea nos mostrará hoy?! ¡Y la que lo enfrentará hoy ha aparecido en la esquina roja! ¡Con el mismo espléndido récord de diez victorias en diez enfrentamientos, y anhelando su undécima victoria, la caballero Rank D de tercer año, Ayatsuji Ayase!”

Luego de Ikki, Ayase apareció, con su cabello negro revoloteando.

“Por alguna razón ella también proviene de una casa que practica el arte de la espada, el cual es muy raro en estos días, como el contendiente Kurogane. Ambos han ganado cada enfrentamiento con técnicas de espada. ¡Según la información proveída por Kagami-san del Club del Periódico Mural parece que es una discípula del contendiente Kurogane quien ha estado dando clases! ¡En otras palabras, el enfrentamiento de hoy es entre un maestro y su discípula! ¡¿La discípula será capaz de superar a su poderoso maestro?!”

“*Tos* Este será un momento crítico para Ayatsuji-san.”

“Sí. A diferencia del contendiente Kurogane quien ha luchado con competidores como el Cazador y la Corredora de la Preparatoria, la contendiente Ayatsuji le ha ganado a caballeros Rank E. Siendo realistas, fue extremadamente afortunada de haber ganado diez enfrentamientos seguidos.”

“¿Qué clase de Blazer es~?”

“Tenemos muy poca información sobre la contendiente Ayatsuji. No tenemos datos porque no participó ni una vez en los enfrentamientos competitivos del año pasado, y como dije antes, este año ha ganado sus enfrentamientos con habilidades de espada. ¡Es por eso que no sabemos qué clase de habilidad esconde bajo la manga! ¡La existencia de la carta del triunfo que la contendiente Ayatsuji está ocultando aumentará la emoción de este enfrentamiento! ¡Bueno entonces, ambos ya están en la línea de partida!”

Los dos se enfrentaron con una distancia de veinte metros entre ellos en el medio del ring que tenía unos cien metros de largo. Como se había anunciado hace un momento, ambos eran camaradas que habían practicado espada y pasado tiempo juntos. Pero en este momento, ya no había tal relación entre ellos.

...Qué rostro aterrador.

Ayase pensó, mirando la expresión de Ikki. Nunca había visto tal expresión estricta y seria en el rostro de Ikki. Estaba enfadado. Con Ayase quien se había rebajado a sí misma con una conducta de juego sucio sobre el que un artista marcial nunca debería poner sus manos encima.

Pero Ayase no se arrepentía. Porque ya había decidido recorrer este camino.

Mejor dicho... esto es más conveniente.

El maná de Ikki no se había recuperado completamente debido a los preparativos de Ayase. Ya no debería ser capaz de usar Ittou Shura. Encima de eso, Ikki claramente se estaba esforzando. Esa no era su postura usual, ella podía ver eso fácilmente.

La ira le robó su compostura, y la falta de compostura siempre se conectaba con una disminución del potencial. Ya que la diferencia entre ellos era obvia, ella tuvo que remover lo que fuera removible del poder de lucha de Ikki. Es por eso, que podía decirse que esto era el resultado de sus acciones.

Encima... Ayase tenía una trampa que bien podía considerarse una carta del triunfo. Ya la había preparado al amanecer antes de enfrentarse a Ikki.

Ahora que ha perdido su compostura, él podría caer en esa trampa.


“¡Entonces ahora, amigos, prepárense para alentarlos! ¡QUE COMIENCE EL ENFRENTAMIENTO!”

♦♦♦♦♦

En el momento en que sonó la chicharra el enfrentamiento comenzó—

“¡—!”

Con la velocidad de reacción de un atleta, el espadachín de la katana negra corrió hacia Ayase. Inclinando su cuerpo, una corrida como la de un ventarrón que usaba toda la elasticidad de su cuerpo y no sólo fuerza de piernas. Era un ataque sorpresa, elevando el telón del enfrentamiento.

Ayase, quien aún no había tomado un buen agarre de la espada roja japonesa, Hizume, no iba a ser capaz de contrarrestarlo.

Pero así sería si sólo fueran espadachines. ¡Ambos eran Blazers!

“¡Caíste!”

Junto con su voz, el dispositivo de Ayase, Hizume, liberó una luz roja, similar a la sangre fresca, de la hoja de su espada.


—Sangre brotó de todo el cuerpo de Ikki.


“¡Guhh, ahhhhh!”

Ikki cayó mientras gritaba del dolor. Luego de examinarlo, todo el cuerpo de Ikki estaba cubierto de heridas provocadas por grandes tajadas.

“¡¿Qu, qué, qué, qué, qué, qué, qué acaba de sucedeeeeeeer?! ¡De repente el cuerpo de Kurogane ha sido cortado! ¡¿Qué rayos acaba de pasar?!”

“¡¿Qué?! ¡¿Qué pasó?! ¡Está brotando sangre del Caballero Fracasado!”

La audiencia estaba impactada por el repentino giro de los eventos. Nadie entendía lo que sucedió en ese momento.

Sin embargo, sólo un Blazer puede hacer algo como tajear y cortar a un oponente que estaba lejos, a la distancia. Esa era la habilidad del Dispositivo Hizume de Ayatsuji Ayase.

Mi habilidad es abrir las heridas causadas por la hoja de Hizume.

Manipulando las heridas ocasionadas por su espada a voluntad, su habilidad le permitía convertir cualquier clase de herida pequeña, en una letal. En otras palabras, era una habilidad para intensificar heridas vitales.

Sin embargo, esto sólo se cumplía cuando era usada en humanos. Su habilidad también puede usarse en la atmósfera. Manipulando las partes de la atmósfera que eran cortadas por la hoja de Hizume, ella podía instantáneamente, o luego de cierto tiempo, crear cuchillas de vacío.

Ese era su Arte Noble, Marca del Viento.

Antes del amanecer, y antes de encontrarse con Ikki, Ayase había venido a la sexta arena de entrenamiento, la cual iba a ser el escenario de su enfrentamiento, y plantó las minas terrestres de tajadas al cortar todo el ring con Hizume.

He plantado más de cien de estas marcas por todo el ring. ¡Aunque Kurogane sea un maestro en ver a través de las cosas, no hay manera de incluso él pueda defenderse de ataques que no son visibles! En realidad, cayó fácilmente en una de mis trampas.

Por supuesto, esto iba contra las reglas. No sería un problema si ella marcara el ring durante el enfrentamiento, pero iba totalmente contra las reglas plantar trampas en un escenario antes de que el enfrentamiento comience siquiera.

Pero como el kamaitachi no podía verse, era difícil detectar el truco. Estaba preocupada porque Oreki, quien era una caballero mágica, podría ser capaz de ver a través de eso. Pero Oreki aún no había suspendido el enfrentamiento por juego sucio. Entonces—

¡Puedo hacer eso!

Fue más lista que Oreki. Ayase ciertamente sintió el golpe del ataque.

Las cuchillas de vacío creadas por Marca del Viento eran resultado de magia conceptual. Honestamente, no tenía el poder de matar al oponente, y por lo tanto no era un movimiento decisivo. Pero una tajada de Hizume era una historia distinta. Con la habilidad de Ayase, el enfrentamiento se decidirá si Ikki recibe incluso un rasguño de la hoja de Hizume, porque ella podía hacer que cualquier herida, por más pequeña que fuera, se abriera y cortara la carne hasta el hueso haciéndola letal.

En otras palabras, el objetivo de Ayase era arrinconar a Ikki con Marca del Viento y luego tajearlo una vez con Hizume.

Si puedo hacer eso, podré ganar.

El problema era, ¿cuándo podrá arremeter para asestar la herida?

Ikki no era un espadachín promedio. Ayase era la que mejor entendía eso porque tomó clases directamente de él. Si ella realiza un movimiento incorrecto, será derrotada. Le había causado algo de daño con ese ataque sorpresa, pero eso no lo hizo caer, sólo detuvo su arremetida. Aún estaba en guardia al menos para desviar ataques mientras se encontraba herido.

...Es por eso que es demasiado pronto. No puede evitarse, y sus acciones podrían significar una sola cosa si Kurogane-kun no arremete contra mí ahora.

Su arremetida se había detenido, y en cambio terminó recibiendo grandes heridas. Hubo una pausa por un momento para reconfirmar sus emociones y postura. Entonces—

“¡Oh, el contendiente Kurogane dio un paso atrás! ¡¿Acaso ha decidido retriceder y reconfirmar la situación ante las tajadas desconocidas?!”

¡Eso espero!

“¡¿Gahhhh?!”

“¡¿Ahh?! ¿Podrá ser esto? ¡Esta vez el contendiente Kurogane fue tajado por detrás! ¡¿Qué está sucediendo en ese ring?!”

Ayase había creado una prisión de tajadas. No había ningún lugar a donde correr. Ikki finalmente cayó de rodillas luego de la repentina tajada por la espalda.

Una completa apertura, y eso para Ayase era—

¡¡¡Una oportunidad única en la vida!!!

Le pondrá fin aquí; con eso en mente, Ayase corrió hacia Ikki.

“¡La contendiente Ayase toma la ofensiva al momento en que el contendiente Kurogane cayó de rodillas! ¡Esto es malo! ¡Él no será capaz de demostrar su preciada técnica con la espada en esa posición!”

Ayase tenía la opción de prolongar la batalla al haber creado la prisión de tajadas, pero tenía miedo.

Kurogane-kun fue capaz de vencer al Cazador.

Y no sólo lo venció. Lo más importante aquí era el hecho de que logró derrotar al Cazador luego de recibir todos sus ataques e incluso romper la famosa Área Invisible.

En esa pelea Ikki no fue capaz de ver al Cazador sino recién en el final. A pesar de eso, El Peor aun así atrapó al Cazador y lo derrotó. Ikki tenía una capacidad de entendimiento aterradora. Con eso no sería raro que trazar al revés los pensamientos de Ayase y ver a través de los lugares que tenían Marcas del Viento.

Ella no pensaría en eso si se tratara de alguien ordinario, pero Kurogane Ikki bien podría hacerlo. Aún si ella prolongara el enfrentamiento y agotara su resistencia poco a poco, sería malo que él se recuperara mentalmente durante ese tiempo.

La parte aterradora acerca de El Peor no era su fuerza física sino su poder mental que se apoyaba en su comprensión.

Es por eso que—¡arremeteré ahora! ¡Estará bien si sólo lo lastimo un poco! ¡El enfrentamiento se decidirá con eso solo!

“¡¡¡Haaaaaaa!!!”

“¡Y la contendiente Ayatsuji ataca con ferocidad! ¡Corre, corre, cooooorre! ¡Está desatando tajadas con la hoja escarlata sobre el contendiente Kurogane, quien está de rodillas! ¡¿Acaso bloquear los ataques en esa inestable posición será lo mejor que Kurogane pueda hacer?! ¡¿Será cortajeado por la rubia de tajadas así nada más?! ¡¡...No?! ¡Qué rayos! ¡El contendiente Kurogane se está defendiendo completamente de la rubia de tajadas rojas a pesar de encontrar en una posición inestable y desventajosa con la hoja de Intetsu! ¡No está permitiendo que pase una sola tajada de la hoja que sigue cayendo sobre él!”

¡...Kuh...!

No podía alcanzarlo. A pesar de que todo lo que necesitaba era rasparlo un poco, ese poco parecía tan lejano. Ayase estaba atónita al ver a Ikki quien estaba, a pesar de encontrarse en una posición desventajosa, bloqueando todos sus ataques usando técnicas que se basaban únicamente en las muñecas.

Como se esperaba... del caballero que alguien una vez llamó El Rey Espada Sin Corona. No la iba dejar ganar tan fácil. Además, Ikki se levantó mientras bloqueaba la lluvia de tajadas.

“¡Haa!”

“¡El contendiente Kurogane, mientras bloquea los ataques de la espada de su oponente en esa posición, se levanta y finalmente contraataca!”

Lanzó una amplia y grande tajada hacia la cabeza de ella.

No era el estilo de Ikki atacar con poder solamente, pero todo eso era parte de su plan.

—Esto no era un contraataque como la comentarista había dicho.

Aun si fuera capaz de realizar una réplica, el ritmo que perdió por haber recibido los ataques en esa posición desventajosa, no iba a recuperarlo tan fácilmente. Ikki deseaba crear algo de distancia, por eso, la amplia tajada. Si su oponente la esquivaba obviamente acrecentaría la distancia entre ellos, e incluso si el oponente recibía el ataque la sacudiría debido al poder del ataque y la distancia se crearía entre ellos.

Era ventajoso para Ikki sin importar cuál de las dos opciones eligiera ella. Era un ataque con un plan detrás de él. ¡Sin embargo, Ayase había leído ese plan suyo!

¡Aquí!

Leyó sus movimientos y comprendió que esta era una oportunidad para ganar. El estilo Ayatsuji  de un solo filo de Ayase era una escuela que se especializaba en los contraataques por medio de desvíos.

Es normalmente imposible que alguien de mi nivel logré replicar un ataque de un serio Kurogane-kun.

El manejo de la espada de Ikki era demasiado ágil. Si ella intentaba temerariamente de hacer un movimiento, ella será la que se queme.

Pero este ataque desde arriba era un tema completamente distinto.

Este intimidante ataque sólo era para ganar algo de distancia de un oponente pegado. Aunque era duro y violento no tenía tanta agilidad y agudeza.

Si se trata de este ataque, incluso yo puedo contraatacarlo.

Lo decidió en un instante. Ayase preparó Hizume y deslizó el ataque como martillo hacia afuera. Simultáneamente, Ayase puso fuerza en su pierna y movió su cuerpo hacia delante, anhelando un contraataque. Pasó por delante de Ikki cuya parte superior del cuerpo estaba a flote y balanceó Hizume apuntando al torso.

¡Lo atrapé!

Ayase ganó confianza precisa en su juicio.

Pero—más que percibir la sensación de cortar carne abdominal, lo que sintió fue la resistencia de haber golpeado algo duro.

¡Fue capaz de protegerse! ¡Por qué!

A pesar de que había deslizado su hoja hacia un costado, ¿cómo fue capaz de protegerse con ese tiempo?

La respuesta yacía en la mano de Ikki.

Bloqueó el contraataque de Ayase con la empuñadura de Intetsu.

“¡Oooooooo! ¡En el momento que pensamos que había sido contraatacado, el contendiente Kurogane bloqueó le réplica con la empuñadura de su espada! ¡Qué truco tan asombroso!”

“Kurogane-kun usó la misma protección en su batalla de práctica con Stella-chan. Protegerse de ataques, de los que uno no puede defenderse con la hoja, con la empuñadura. Una defensa que usa la hoja y la empuñadura, como siempre el rango de cruce es invulnerable.”

¡...Kuh! ¡Ahora que lo pienso, Kurogane-kun también fue capaz de protegerse de esta manera extraña...!

Luego de la explicación de Oreki, Ayase chasqueó la lengua. Qué asombroso poder de concentración. ¿Pero por qué es capaz de mantener tal concentración? A pesar de que había perdido su compostura—

“¡¿—?!”

Pensando en eso, Ayase, quien vio la expresión de Ikki, estaba aturdida.

Su expresión no contenía un átomo del enojo o la impaciencia que mostró antes. Ikki había recuperado su compostura. Estaba mirando a Ayase con ojos tan serenos que a uno le recordaban a una fuente que no creaba una sola onda.

No puede ser que... ¡¿mordí el anzuelo...?!

Ayase reaccionó inmediatamente a los escalofríos que sintió en la espalda. Se impulsó desde el suelo y ganó una considerable distancia de la zona de ataque de Ikki.. Estaba en guardia pensando que un ataque de su parte seguiría a continuación, pero Ikki no la persiguió. Ayase se encontraba de pie en su lugar pero no hubo ataques que la siguieran. Pensó que estaba malentendiendo algo o que quizás estaba siendo excesivamente precavida.

De cualquier manera, volvió todo a cero.

Aún quedaban muchas trampas. No deseaba una batalla prolongada pero no tendría sentido que fuera por una batalla decisiva sólo para que la muerdan a ella misma.

Como había pensado, tenía que ser más cuidadosa la próxima vez—

“...Me alegra.”

En ese momento, el samurái con la katana negra, quien era su oponente, suspiró como si estuviera aliviado por algo.

“¿Eh?”

¿Se alegra? ¿Por qué? ¿Por qué abrió distancia entre ellos? Ayase estaba tratando de pensar seriamente el significado de esas palabras.

“Como esperaba, Ayatsuji-san es como me imaginé que era.”


Sus pensamientos se congelaron ante la sonrisa de Ikki que estaba llena de felicidad.

♦♦♦♦♦

Había una mujer que mostró una sonrisa luego de escuchar las palabras de Ikki. Era su profesora titular, y una de las comentaristas y supervisoras de este enfrentamiento. Era Oreki Yuri.

Esta mañana estuvo escuchando las razones de Ikki para dañar propiedad de la escuela, como su profesora titular.


“Sensei, en mi enfrentamiento de hoy, el cual Sensei va a supervisar, mi oponente sin dudas va a hacer trampa.”

“¡¡¡BU――!!!”

Oreki escupió café y su nariz comenzó a sangrar ante la repentina revelación.

“¡¿Qu, eh?! ¡Detendré mi sangrado nasal, mientras tanto explícate!”

Allí, Oreki escuchó todo acerca del incidente entre Ayase e Ikki, el cual ocurrió anoche. Que Ayase llamó a Ikki. Luego de encontrarse con él, como saltó de la azotea para reducir la fuerza de Ikki. Sobre como él rompió el edificio escolar usando su habilidad para salvarla.

“¿Ta-Tal cosa sucedió...?”

Si esta historia era verdad sería para una tarjeta roja. La expulsión sería un poco improbable, pero este acto definitivamente la eliminaría de los enfrentamientos.

“¿Pe-Pero cómo sabes que hará trampa en el enfrentamiento?”

“...Cuando corté el alambrado ella no estaba haciendo nada, pero definitivamente escuché el sonido de una espada larga en ese momento. Deduciendo de eso que, aunque no conozco exactamente el mecanismo detrás de ello, pienso que la habilidad de Ayatsuji-san es posicionar tajadas en varios lugares, las cuales pueden ser disparadas al azar. Si ella tiene esa clase de habilidad entonces no sería un error asumir que probablemente ha puesto trampas por todo el suelo de la sexta arena de entrenamiento donde el enfrentamiento tendrá lugar hoy. Después de todo, intentó fingir un suicidio para matar mi carta del triunfo, y seguro, usará los medios que sean necesarios para derrotarme en el enfrentamiento.”

“Bueno, por supuesto, alguien que hizo tal cosa, no creo que vaya a jugar limpio en un enfrentamiento esencial... Mu mu mu~ pero un intento de suicidio y obstrucción... eso son, de hecho, grandes problemas, sabes.”

“Pero, sólo mi testimonio no contará como prueba, ¿cierto?”

“Sí. Sensei confía en Kurogane-kun, pero debido a mis propias circunstancias no seré capaz de avanzar sólo con un testimonio. Pero tengo un panorama general. Sensei estará en el puesto de observación. Si encuentro indicios de juego sucio detendré el enfrentamiento de inmediato. Así que ahora puedes relajarte, Kurogane-kun.”

“No, por favor no suspenda el enfrentamiento por juego sucio.”

Sangre emanó de nuevo de la nariz de Oreki. Oreki, mientras se sentía anémica y extremadamente mareada, bloqueó su nariz con un pañuelo y le preguntó a Ikki.


“¿Eh? ¿A, a qué te refieres? ¡No entiendo en absoluto lo que estás diciendo! Entonces, ¿por qué me contaste sobre esto ahora?”

“Si me pregunta la razón por la que destruí el edificio escolar, no tendría más opción que contarle. Además, aun si Oreki-sensei no escuchara esto de mí, usted probablemente notaría el juego sucio de Ayatsuji-san, y cuando lo hiciera, detendría el enfrentamiento de inmediato. Pero... no quiero que detenga el enfrentamiento.”

“¡¿Por qué?! Si en verdad hay juego sucio, entonces Kurogane-kun ganara por abandono de Ayatsuji-san. Entiendes lo importante que es ganar un solo enfrentamiento en esta competencia de selección de representantes, ¿no?”

“Sí, lo entiendo. Si no me mantengo invicto, probablemente no sea seleccionado como representante.”

“Sí, para ser directa, según tu desarrollo actual, si no consigues una victoria completa no serás seleccionado como representante. ¿Entiendes eso, y aun así deseas que no suspenda el enfrentamiento por juego sucio?”

“Sí, por favor no lo haga, Sensei.”

Oreki no podía comprenderlo, ya que Ikki debería estar ansiando la vitoria más que nadie. Oreki conocía a Ikki desde el momento en que tomó el examen de ingreso, ya que ella fue la responsable de su examen de ingreso. Nunca había visto a un estudiante con una determinación y sentido del propósito tan fuertes como los de Ikki.

Oreki estaba muy triste porque alguien como él había perdido un año entero debido a la irracionalidad del mundo de los adultos. Luego, el sistema escolar había cambiado y finalmente había obtenido una oportunidad equivalente este año. Él debería querer ganar incluso si tenía que usar métodos engañosos. A pesar de eso, ¿por qué estaba agachando la cabeza por alguien que rompió el mayor tabú como caballero contra él?

“¿...No me dirás la razón?”

“Porque quiero creer.”

“¿...Quieres creer?”

“Sí... he estado pensando desde el momento en que me encontré con ella a la medianoche. Como una amiga me dijo, si cortó mis lazos con ella aquí y ahora, seguramente ganaré el enfrentamiento debido a su juego sucio. ¿Pero eso estaría bien? Pensé una y otra vez pero no pude hallar una respuesta... pero claramente entendí una cosa.”

“¿Qué?”

“Mis sentimientos de que no quiero cortar lazos con ella... Es por eso que pensé en que voy a creer hasta el final que Ayatsuji-san ha sido arrinconada por algo y debido a eso ha perdido la visión sobre sí misma.”

Ikki lo sabía. Cuando ella se acercaba a la espada de su padre por un ligero margen festejaba como una niña pequeña. Ikki conocía esa sonrisa de Ayase Las palabras de Ayase, diciendo cuánto le gustaban sus manos que se habían vuelto ásperas por blandir una shinai. No podía creer que todo eso era una mentira.

“Es por eso que lo he decidido. Creeré en la Ayatsuji-san de siempre y no en la que vi anoche.”

Cuando las personas están desesperadas se ciegan más de lo que piensan, al punto donde pierden la visión sobre sí mismos. Ikki sabía eso porque él mismo lo había experimentado. Y lo único que podía salvar a las personas así eran palabras de alguien que ellos estimaban.

Es por eso que, si Ayase era como él quien, en aquel momento, no fue capaz de escuchar los llantos de su propio corazón porque estaba muy desesperado, entonces—

“Quiero ayudarla. Es por eso que, Sensei, por favor permítame esta última oportunidad para confirmar sus verdaderas intenciones.”

...Cielos, no existe ningún caballero que sería capaz de rehusarse después de escuchar algo como eso.

Siempre sé justo. Sé honesto incluso contra tu enemigo. Un yo ideal con el que sueñan todos los que anhelan ser caballeros.

Oreki era igual, es por eso que aceptó el pedido de Ikki. Por supuesto que detectó el juego sucio de Ayase a primera vista pero no suspendió el enfrentamiento, porque había decidido dejarle el enfrentamiento y el corazón de la chica solitaria, a él.

Ella no interferiría. Oreki cuidaba silenciosamente a Ikki.

Ayuda, a tu preciosa amiga—

♦♦♦♦♦

Para ser franco, todo estuvo en la palma de la mano de Ikki desde el principio. Ya sabía que había trampas plantadas por todo el ring. Ya había comprendido el hecho de que ella no quería prolongar esta batalla. Esa era la razón por la que Ikki se precipitó contra las tajadas por voluntad propia para ponerla a ella a la ofensiva anhelando una batalla decisiva.

Todo eso... fue para hablar con Ayase a través de los choques de sus espadas.

Debería haber hecho esto desde el principio.

Ikki sonreía amargamente de su estupidez.

Ah sí, así es, es imposible que un hombre como él, que no pudo reconocer los sentimientos de la que más cerca estaba de él, su amante, durante todo un mes, pudiera entender a Ayase sólo con palabras. Al final, él sólo tiene la espada. Sólo podía entender los verdaderos sentimientos de las demás personas por medio de la espada.

Pero ahora, con certeza, Ikki vio los verdaderos sentimientos de Ayase.

“Me alegra... Como esperaba, Ayatsuji-san es como me imaginé que era.”

“¿...A qué te refieres?”

“Quiero decir, que Ayatsuji-san no es alguien que actuaría como si nada hubiera pasado después de hacer algo malo.”

“...Me estaba preguntando qué dirías... ajajaja. Después de que te molieron a palos, sí que tienes agallas para decir una tontería así. ¿No es demasiado? Sin importar qué, ¿no te estás comportando demasiado como un buen tipo?”

Ayase miraba los ojos de Ikki, hablando y menospreciándolo de la misma manera que lo hizo anoche en la azotea. Pero—

“No es una tontería.”

Ikki no volverá a dejarse engañar por esa falsa expresión, porque las espadas no mienten.

“Tu juego de espada, de pies, ritmo, respiración, cada uno está arruinado. Ni hablar de lo que te enseñé, ni siquiera eres capaz de realizar lo que ya sabes de antes. Incluso la ejecución de una réplica, lo cual es tu especialidad, es inestable. Por eso fue bloqueado con tanta facilidad. No puedes engañar a tu alma sin importar cuánto hacerte ver mala en tu cabeza. El manejo de la espada se realiza con el corazón, la técnica, y el cuerpo. No habrá ningún poder real en una espada si tu corazón duda... Ayatsuji-san, eres una persona orgullosa, más de lo que tú misma piensas.”

“¡P-Para nada es así!”

Luego de la deducción de Ikki, Ayase repentinamente alzó el volumen de su voz.

“¡No estoy dudando! ¡Lo he experimentado hace dos años! No importar con cuánto orgullo pelees. ¡Si pierdes todo, se habrá terminado! ¡Palabras bonitas que no traen resultados no tienen sentido! ¡Porque no puedes proteger si no ganas! ¡Es por eso que usaré los medios que sean necesarios para ganar! ¡Sin importar qué métodos tenga que usar, ganaré, y recuperaré todo!”

Más que refutar a Ikki, esas eran palabras pensadas para persuadirse a sí misma. Ikki entendía eso. Al desesperarse tanto, estaba tapando sus oídos al gritar de su corazón. Igual que su pasado yo.

“...Entonces, me queda una sola cosa por hacer.”

Eso era, permitirle escuchar el grito de su propio corazón. Eso era lo único que hacer ahora. Por eso Ikki señaló a Ayase con la punta de Intetsu.


“Con lo más débil de mí, te haré recuperar tu orgullo.”


Declaró él.

♦♦♦♦♦

“¡Ooh! ¡El contendiente Kurogane agachó su torso! ¡Igual que al principio, es una pose de ataque! ¡Aun luego de recibir esas misteriosas tajadas no hay indicios de nervios en su rostro! ¡El Peor planea atacar! ¡¿Podrá ser que ya vio a través de las tajadas misteriosas?!”

Ayase inmediatamente reaccionó a esa acción. Retrocedió para aumentar la distancia. Su reacción tenía compostura, pero su mente estaba enormemente perturbada.

¡¿Estoy equivocada?! ¡¿Los gritos de mi corazón?!

¿Qué clase de parloteo es ese? No hay manera que tal cosa sea posible.

¡Sin importar lo que tenga que hacer, sólo tengo que recuperar el dojo para aliviar a mi Padre!

Ella no estaba dudando, ni trataba de engañarse a sí misma. Ikki sólo estaba intentando confundirla. Ayase se persuadió a sí misma fuertemente con esas palabras y trató de evitar pensar profundamente.

¡—Si dices todo eso, entonces muy bien, podré fin a este enfrentamiento con el mismo error del que hablaste!

La distancia que había creado al retroceder era de treinta metros. Y en medio se encontraban las minas terrestres, las tajadas. Se había memorizado completamente la velocidad de arremetida de Ikki en el principio. ¡La próxima vez será capaz de activar Marca del Viento con una precisión más letal!

“Aquí voy, Ayatsuji-san.”

¡En ese instante, Ikki elevó su torso y corrió hacia delante!

¡Aquí!

Luego de esa acción, Ayase abrió las heridas de Marca del Viento que estaba en frente de Ikki. La grieta en la atmósfera que de repente se abrió era la guillotina de vacío que corta todo lo que toca. Si lo toca no saldrá ileso. Pero—

“¡¿Qué—?!”

El cuerpo de Kurogane Ikki se impulsaba hacia delante como una bala, incomparable a la velocidad que mostró al principio, y dejó atrás a la hoja de Ayase antes de que el vacío se abriera. ¡—Esa super-velocidad era la misma que la de Ittou Shura!

“¡Qué velocidad! ¡El contendiente Kurogane finalmente usa su carta del triunfo Ittou Shura!”

¡¿Po, por qué?! ¡Esa carta del triunfo debería haber sido sellada...!

La voz de Oreki llegó a una desconcertada Ayase.

“Bueno, ese no es Ittou Shura—”

“¿Eh? ¿En verdad, Oreki-sensei?”

“Está haciendo lo mismo que todos, sólo está acelerando la emisión de maná.”

¡Emisión de maná!

Ayase se dio cuenta de su error ante esas palabras.

La emisión de maná era la liberación de maná para acelerarse y mejorarse a uno mismo. Era una técnica de mejoramiento que muchos otros Blazers usaban inconscientemente. Por supuesto, Ayase también la usaba.

“Kurogane-kun no tiene mucho maná a diferencia de otros estudiantes, por lo que si lo usa así se quedará sin maná después de usarlo una o dos veces. Es por eso que él no lo usa normalmente. Pero, ‘no lo usa’ es distinto de ‘no es capaz de usarlo’. Probablemente, por alguna razón, esta vez no puede usar Ittou Shura. Por eso pienso que está usando esto en reemplazo.”

Como Oreki había dicho, ‘no lo usa’ es distinto de ‘no es capaz de usarlo’. Normalmente Ikki ‘no lo usa’ porque no tiene mucho maná. Pero ahora, ya que la cantidad de maná requerido para usar Ittou Shura no se recobrará a tiempo, no tiene razón para no usar la emisión de maná para mejorarse. Por eso lo usó. ¡Al liberar todo su maná existente, aunque una sola vez, era capaz de producir velocidad que no era inferior a Ittou Shura!

¡Me preocupé demasiado por Ittou Shura!

Qué error fatal. Ikki ya se había ubicado a un rango donde su espada podía cortarla usando un solo paso de super-velocidad.

Marca del Viento no lo logrará a tiempo.

Fue superada mentalmente por completo.

¡Sin embargo, este no es el fin!

Él había irrumpido en su rango. Ella no podría evadir un choque de espadas. ¡Pero sólo por esta vez, tenía que resistir este choque con todo lo que tenía y abrir distancia entre ellos una vez más! Entonces, el maná de Ikki se habrá acabado. No será capaz de realizar un arranque como una bala.

¡Mi oportunidad de ganar existe allí! ¡Tengo que superar este choque a como dé lugar!

Ayase balanceó Hizume mientras gritaba intensamente, y desató una tajada sobre Ikki quien estaba frente a sus ojos—


Esa hoja tajeó aire vacío.


“―Eh...”

Ikki estaba, con seguridad, frente a sus ojos—

La tajada de Ayase, la cual fue desatada con toda su fuerza, apenas había raspado la punta de la nariz de Ikki, mientras él corría hacia ella. No lo alcanzó. ¿Acaso había calculado mal la distancia entre ellos? No. Ciertamente, Ikki estaba dentro del rango de su espada. Pero, ese Ikki desapareció como un espejismo, y otro Ikki detrás de él estaba corriendo hacia ella.

Ayase estaba perpleja. Ya no podía entender qué estaba pasando. Pero esa confusión no era infundada. Esta era una de las técnicas originales que Kurogane Ikki poseía, una técnica que rivalizaba con la séptima espada secreta, Raikou. Con un radical juego de piernas, él crea una post-imagen frente a sí mismo mientras corre para confundir la distancia entre él y su oponente.


“Cuarta espada secreta —
Shinkirou.” (1)


En ese momento, la hoja de Intetsu balanceada con toda su fuerza, tajeó el aire y a Ayase.

♦♦♦♦♦

“¡Se acabóóóóó! ¡El ataque del contendiente Kurogane fue un golpe justo!”

Tras la voz, la cual se desbancó por la acumulación de escenas, la audiencia, también estalló en ruidosos vitoreos.

“¡La contendiente Ayase ha caído al suelo! ¡Sin embargo no está sangrando...! ¿Qué está pasando...?”

“*Tos, tos*... Sí, eso se debe a que él cambió su dispositivo a la Forma Ilusoria un momento antes de tajearla.”

“Entonces, ¿eso significa que quedó exhausta y no recibió necesariamente un golpe letal?”

“Sí, eso es correcto.”

“¿Pero por qué él hizo tal cosa? ¿Quiere decir que no quiere lastimar a las mujeres?”

“Eso no es verdad. Yo fui tajeada por él en el pasado. Probablemente, desde el principio tenía la intención de dejarla agotada... porque esta vez, ganar no es el único objetivo de Kurogane-kun.”

Oreki susurró para sí misma, y bajó la vista hacia el ring.

La caída Ayase estaba tratando de levantarse poniendo fuerza en sus extremidades. Ayase, mientras temblaba, levantó la cabeza y miró a Ikki quien estaba de pie frente a ella.

“¿...Qué estás... tratando de hacer...?”

“¿Sobre qué?”

“¡No te hagas el tonto... ¿por qué no me cortas...?!”

“No tengo que hacerlo. Ayatsuji-san ya no puede pelear.”

¡Se está burlando de mí...!

Fue menospreciada. Pensando en esa acción como un insulto, Ayase flexionó sus extremidades. Uno no recibe ningún daño físico si se es cortado por un Dispositivo en Forma Ilusoria. Sólo se agota la resistencia. Ayase tenía confianza en su resistencia, al punto donde fácilmente podía mantener el ritmo de Ikki y Stella en sus corridas matutinas. Una fatiga de este nivel no significaba nada para ella.

“¿...Huh?”

Así es como debería haber sido... pero no podía sentir nada de poder en su cuerpo.

“¿...Por qué...?”

“Tenía que levantarse, tenía que ganar esta pelea, o de lo contrario todo habrá acabado. No será capaz de salvar a su padre... ¿Por qué, por qué?”

Mi corazón... ¿estaba tan frío?

Su corazón no se estaba despertando. No podía sentir su espíritu de lucha levantarse una vez más armándose de sus últimas fuerzas.

Ayase se dio cuenta al sentir ese hecho. Que su alma estaba rechazando una lucha que no tenía orgullo alguno.

Ya veo... Este es el grito de mi corazón...

Cuando las personas estaban arrinconadas, sólo eran capaces de volver a levantarse porque tenían orgullo dentro de sus corazones. Porque todavía podían hacerlo. Porque deberían hacerlo. Sin rendirse. Se armaban de valor de esa manera.

Ayase, también había estado haciéndolo todo el tiempo. Sin importar cuán difícil fuera el entrenamiento, sin importar cuánto se ampollaran sus manos, fue capaz de resistirlo todo porque estaba orgullosa de sí misma, por blandir la espada de Ayatsuji.

Pero... para la Ayase que rechazó ese mismo orgullo...

“...Es justo como Kurogane-kun dijo.”

Ya no tenía el poder para levantarse.

“...Es mi derrota.”

♦♦♦♦♦

“¡Wow, una señal de rendición de parte de la contendiente Ayatsuji! ¡Con esto el enfrentamiento acaba~~! ¡Como se esperaba, fue El Peor, el contendiente Kurogane, quien ganó! ¡Y así, el contendiente Kurogane tiene once victorias consecutivas! ¡Once victorias consecutivas que logró derrotando a personas famosas como el Cazador y la Corredora de Preparatoria! ¡Ahora podemos decir con confianza que será un representante en el Festival de Arte con la Espada de Siete Estrellas!”

Echando un vistazo a la emoción y al aliento de la audiencia, Ayase soltó una risa seca.

“Qué lamentable... ni hablar de abandonar, ni siquiera pude mantenerme...”

Las palabras que salieron de su boca eran como una burla de su yo poco entusiasta.

Pero, esa burla—

“No eres lamentable.”

Ikki rechazó eso rotundamente.

“¿Eh...?”

“Te desviaste, te equivocaste, y al final perdiste la visión de ti misma, pero aún no la habías desechado, y esa es la fuerza de Ayatsuji-san.”

E Ikki preguntó mientras le extendía su a la caída Ayase.

“Ayatsuji-san, por favor dímelo... ¿qué fue lo que te quitó el Devorador de Espadas? ¿Qué fue lo que te llevó tan lejos?”

“Qué planeas hacer después de escuchar algo como eso...”

“Lo recuperaré.”

No había ni un poco de titubeo o falsedad en esas palabras. Si Ayase confiaba en él, Ikki lucharía por ella sin dudarlo. Ella entendía eso, y precisamente porque entendía eso, dijo—

“...No puedo decírtelo, porque después de todo no tiene nada que ver con Kurogane-kun.”

No podía permitir que luchara contra tal monstruo. No podía permitir que un hombre tan gentil saliera lastimado por alguien poco entusiasta como ella misma.

Es suficiente, Padre. No puedo permitir que también le pase algo a él.

Es por que Ayase estaba ocultando todo. Pero—

“Entonces, investigaré sobre el tema.”

“¿Eh?”

“Averiguaré todo siguiéndote e investigándote.”

“Qu, qué estás diciendo...”

“Averiguaré sobre todo, y recuperaré todo para ti. Ayatsuji-san me acechó antes, así que con esto estaremos a mano. Por eso, no tengo motivo para escuchar tus quejas, ¿o sí?”

Incomprensible. ¿Que “con esto estaremos a mano”...? Esto no iba a balancear la deuda, sólo la iba a incrementar.

“¿...Por qué...?”

Ayase no podía detener el temblor de su voz, ni tampoco detener las miserables lágrimas.

“A pesar de que traicioné a Kurogane-kun... A pesar de que hice cosas tan horribles... ¿Por qué... intentas ayudarme?”

Ayase preguntó con una voz temblorosa. La respuesta de Ikki estuvo llena de claridad.

“No necesito una razón para limpiar las lágrimas de mi amiga.”

“¡...!”

Por un momento la figura de Ikki se solapó con la de Kaito en los ojos de Ayase. La figura de su padre que escaló el escenario de batalla por el bien de sus aprendices. Ikki era igual a él. Aunque lo escupieran o lo abuchearan, él no desenvainaba su espada por cosas triviales como esas. Pero, si sus preciosos camaradas eran lastimados, no dudaba en lo más mínimo en blandir su espada.

Ah... Sí, así es como es...

¿Desde cuándo perdió la vista sobre eso? Esto, aquí mismo, era la figura que ella había estado siguiendo tanto en aquel dojo. Ayase miró sus propias manos. Eran manos ampolladas que no podía considerarse como lindas ni siquiera como adulación. Como las de su padre e Ikki, eran las manos de un espadachín.

Así es, sólo quería ser una espadachina genial como mi Padre. Es por eso que blandí la espada.

Se enfrentó a la violenta fuerza de Kuraudo una sola vez, y perdió la visión sobre sí misma por la impaciencia de intentar recuperar el dojo. Dónde había quedado su orgullo, Ayase finalmente había recordado eso y apretó sus manos con fuerza.

En ese momento, el corazón de Ayase por fin se decidió.

“...Kurogane-kun... por favor, ayúdame... ¡!”

Lo que debía hacer ahora no era ir en contra de las enseñanzas de su padre, y traicionar su propio orgullo y disfrutar sintiendo lástima de sí misma como una damisela en apuros. Sino pedirle ayuda a este chico amable pero fuerte, y creer en su victoria.

Por eso Ayase tomó la mano extendida de Ikki.

“Sólo quería escuchar esas palabras.”

Luego de esas palabras, Ikki sonrió como si estuviera muy feliz con fuerza sujetó la mano de Ayase.







NOTAS DEL TRADUCTOR:

(1) Shinkirou: “Lobo Espejismo.”


Traductor al Inglés: Kouen no Ten (Baka-Tsuki)
Traductor al Español
: nahucirujano
Corrección: Sin corrección.

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