Era el día siguiente a la fiesta;
en otras palabras, el día anterior a la apertura del Festival.
Ikki, Shizuku y Alice estaban
dirigiéndose al lobby del hotel, habiendo planeado cenar afuera durante el día
anterior al torneo. El desencadenante de esto había sido algo que ocurrió
anoche en la fiesta.
La fiesta había durado
aproximadamente una hora después de que Ikki había regresado, habiéndose
cambiado la ropa que Sara le arrancó.
[Oye, Kurogane. ¿Ya decidiste a dónde vas a
cenar mañana?]
Conforme las festividades
culminaban, de repente Moroboshi le había preguntado esto a Ikki y Shizuku.
[Bueno, aún no, pero supongo que comeré en el
restaurante del hotel.]
[¡Oh, vamos, no hagas eso! ¡Finalmente
llegaste hasta Osaka, deberías probar la comida local!]
Ikki no había pensado mucho sobre
su respuesta, y por la franca respuesta de Moroboshi parecía que él sí.
[Mm, es verdad. ¿Qué comida es recomendable
aquí en Osaka?]
[Bueno está el teppanyaki (1). El takoyaki (2) no está nada mal, pero es más un refrigerio. Pero en
cuanto a platos en general, supongo que el okonomiyaki (3) está bien.]
[Pero Onii-sama, ya hemos comido
okonomiyaki en Tokyo en Rangetsu (4).]
[¡Idiota! ¡Eso es como decir que
has comido Champon de Nagasaki (5) después de haber ido sólo a Ringer Hut (6)! Le falta ese sabor local... de acuerdo, está decidido, mañana cenaremos
okonomiyaki. ¡Los llevaré al mejor lugar de okonomiyaki aquí en Osaka!]
[Uh, um—]
[¡Entonces nos vemos en el lobby
a las cinco de la tarde!]
...y así fue como su agenda
actual había resultado de alguna forma.
“En serio, qué persona
aterradoramente controladora. ¿Todos los de Osaka son así?”
“Bueno, no, no creo que ese sea
el caso...”
“No obstante, me alegra que me
hayan invitado. Nunca he comido okonomiyaki, así que estaba pensando que
debería probarlo ya que estamos aquí.”
“¿En serio? Entonces podrías
habérnoslo dicho.”
“Me hubiera sentido mal al
traerlos a ambos conmigo. Tienen que prepararse para sus enfrentamientos de
mañana, ¿saben?”
Ciertamente, ese sería
normalmente el caso. El Festival de Arte de la Espada no era un torneo estilo
liga. Una derrota significaba el fin del recorrido, y como tal cada
enfrentamiento debía ser abordado con máxima concentración. Si al día siguiente
tendrán su primera batalla, la mayoría de las personas querrían mantenerse
concentradas, y por lo tanto normalmente rechazarían tales invitaciones a
salir.
“Pero no pensé que alguien que
competirá mañana los invitaría a salir.”
Y tampoco era cualquier persona
que competía al día siguiente la que los invitó. Era el ganador del Festival de
Arte de la Espada del año pasado. Alguien que cargaba con una presión en sus
hombros de una dimensión distinta a la que Ikki o cualquier otro competidor
cargaban, y encima, el oponente de Ikki.
“Sí que tiene una absurda
cantidad de coraje. ¿No se siente avergonzado?”
“Si se sintiera así, no nos
habría invitado.”
“Bueno, no me importa ya que no soy
de las que se ponen nerviosas, ¿pero estarás bien, Onii-sama? Eres demasiado
amable, si te resulta difícil negarte yo puedo hacerlo por ti.”
Su tono tenía un dejo de
preocupación, porque esto le había sucedido a Ikki durante su Batalla de
Selección de Representantes con el ‘Cazador’. En esa batalla, sus nervios lo
habían llevado a un comienzo terrible. Shizuku esperaba que al menos por hoy,
nadie molestara ni se interpusiera en el camino de su hermano hasta que la
batalla empiece. Por eso no podía evitar sonar un poco espinosa cuando hablaba
sobre Moroboshi.
“Está bien. Esto se siente un
poco forzado, pero si estuviera en contra ya lo habría dicho.”
Dijo Ikki, confirmando que se
encontraba aquí por propia voluntad, en lugar de meramente seguirle la
corriente a quien los invitó. Esa era la verdad.
“Honestamente, tiene razón: es
raro que estemos aquí en Osaka, lejos de Tokyo. Me gustaría probar algunos
platos icónicos de la comida local. Y de todas maneras...”
“¿De todas maneras?”
“En lugar de quedarme sentado
solo en mi habitación meditando, compartir una mesa con el Rey de la Espada de
las Siete Estrellas parece más divertido.”
En palabras simples, Ikki estaba
interesado en Moroboshi Yuudai como persona. Si quería saber acerca de las
fortalezas o habilidades de Moroboshi, había varios métodos disponibles para
él. Por el contrario, había muy pocas oportunidades para conocerlo como
persona, saber acerca de sus puntos de vista, su estilo de vida.
Esto, para El Peor se sentía
mucho más importante que simplemente mantenerse concentrado.
“Yo... no creo que perderías con
él en términos de coraje,” comentó Alice, atónito.
Debería haber sido razonable,
incluso normal sentirse incómodo al salir a comer con el alguien con quien
lucharás al día siguiente, pero parecía que esas simples ideas no se aplicaban
a Ikki.
“¡Oigan, por aquí, por aquí!”
Conforme salían del lobby y de la
entrada del hotel, encontraron a Moroboshi esperándolos en frente de una
fuente.
“Perdón, ¿esperaste mucho?”
“No, llegaron justo a tiempo.”
Moroboshi respondió mientras se
acercaban a él.
“Es sólo que no podía esperar,
así que no se preocupen por eso.”
Entonces echó un vistazo a Alice.
“¿Oh, quién este chico cool de
aquí?”
Aunque Alice había sido
representante en su momento, y por ende su foto debería haber circulado,
parecía que Moroboshi no lo reconoció mientras seguía mirando en su dirección. Tampoco
había venido a la fiesta, después de todo.
Shizuku dio un paso al frente
mientras gesticulaba hacia dicha persona.
“Es Arisuin Nagi. Es mi amigo y
compañero en la Academia Hagun.”
“En cualquier caso, no mencionaste
cuántas personas habías invitado. ¿Está bien?”
“¡No se preocupen, no hay
problema! Mientras haya más gente, mejor. De todas formas, puede que ya me
conozcas, pero aquí voy. Soy Moroboshi de Bukyoku.”
Presentándose, extendió su mano
derecha ofreciéndola a Alice para un apretón de manos.
“Eres muy amable. Soy Alice.”
No viendo razones para rechazar
una presentación educada, Alice tomó su mano.
“Jejeje, suenas rudo, pero en
realidad eres bastante caballeroso. Me gusta eso en un hombre.”
“¡¿...Haaa?!”
Moroboshi, como cualquier otro
hombre haría si otro hombre que acababa de conocer le dijera eso, se estremeció
ante la ardiente mirada en los ojos de Alice.
“Uhh... lo siento,” y con una
expresión bastante perpleja preguntó. “¿Pero es esta alguna clase de broma?”
“Oh no, lo digo en serio,
¿sabes~? Es que soy una doncella en el cuerpo de un hombre.”
“Oh... oh. Entonces, era eso,
huh. Debe ser difícil...”
“Cielos, qué manos firmes.”
Alice murmuró mientras sus largos
y elegantes dedos acariciaban el reverso de la mano derecha de Moroboshi.
“Como uno esperaría de un hombre
fiel como el Rey de la Espada de las Siete Estrellas.”
“¡Uwaaaaaaa!”
Moroboshi retrocedió de un salto
por el terror.
“Alice. Deja de molestarlo.”
“Ja ja. Perdón. No te preocupes,
Moroboshi-san, sólo estaba bromeando~”
“Eh... ah, ajaja. Ya veo, ya veo,
entonces era una broma. Es que nunca había conocido a un okama, así que estaba
un poco shockeado.”
“No te preocupes, no pondré una
mano sobre un hombre heterosexual.”
“...Entonces no bromeabas sobre lo
de ser okama...”
Esto me recuerda mucho a la vez en que conocí a
Alice.
La reacción de Moroboshi fue como
una repetición de la suya hace unos pocos meses.
Bueno, ya me he acostumbrado bastante, pero al
principio fue una verdadera sorpresa.
Aunque él lucía más adaptable. Moroboshi
aclaró su garganta.
“B-Bueno, supongo que todo está
bien. Gays, heterosexuales, todos comemos la misma comida, ¿no?”
Habiendo recuperado su actitud
usual, Moroboshi se dirigió a Ikki.
“Por cierto, la Princesa Carmesí
no está aquí. ¿Todavía no llegó?”
“Mm. Lo más probable es que
llegue mañana.”
“Ya veo. Qué mal.”
Moroboshi suspiró, parecía
genuinamente decepcionado.
Ikki entendía sus sentimientos.
Después de todo, había ido a la fiesta de ayer también con la intención de ver
a aquellos con los que batallará. La Princesa Carmesí, caballero Rango A... por
supuesto que iba a ser alguien que el Rey de la Espada de las Siete Estrellas
querría conocer—
“Cielos, esperaba ansioso por
verla exprimiendo mi efectivo. Lucía como si pudiera comer—”
“¿Eh? Moroboshi-san, dijiste
algo—”
“¡Ah—nah, najaja! ¡Nah, no era
nada, sólo estaba hablando conmigo mismo!”
Eso no fue nada, pensó Ikki. Sus
ojos y su comportamiento eran sospechosos. Ciertamente había dicho algo por lo
bajo.
Pero Moroboshi no le dio tiempo a
pensar demasiado al respecto.
“¡Bueno, miren la hora!
¿Deberíamos ir?”
Dando un paso al frente, los
instó a seguirlo.
“No hay tanta gente como en
Tokyo, pero la zona comercial está bastante ajetreada a esta hora—¡no se
pierdan!”
♦♦♦♦♦
Era un viaje de 10 minutos hasta
la zona comercial desde la estación de trenes más cercana al Domo de la Bahía (7), y con Moroboshi guiando el camino
en la salida de la estación, los cuatro se zambulleron sin pensarlo en la
galería comercial.
[¡Ah! ¡Es Moroboshi!]
[¡Oh, es ese idiota de Moroboshi!
¿Qué diablos estás haciendo aquí! ¿No tienes un enfrentamiento mañana?]
[¡Tú eres el idiota, pequeña
mierda! ¡El enfrentamiento es mañana, ¿no?]
[¡Hoshi-chan, esperamos tu
victoria este año!]
[¡No conseguimos lugares en el
Domo de este año, pero te veremos por TV en el centro comercial!]
“¡Ajaja, déjamelo a mí!”
[Yuu-chan, vamos a jugar mahjong con
Taku-san hoy, ¿quieres venir?]
“Lo siento, les estoy mostrando
el lugar a unos invitados de Tokyo. ¡Mejor la próxima!”
[¡Hoshi, si ganas este año te
invitaré a comer un poco de otoro (8)!]
“¿En serio? ¡Viejo, más vale que
recuerdes eso!”
[Pero si pierdes, será mejor que
te prepares: ¡Voy a meterte un tubo de wasabi en la nariz!]
Todo tipo de personas le hablaban
conforme pasaba por las calles. Ofreciéndole apoyo, discursos motivacionales,
incluso bromeando—lo abordaban de distintas maneras, pero sus expresiones eran
cálidas y familiares.
“Moroboshi-san es muy popular.”
Shizuku murmuró, un poco
sorprendida por la escena frente a ella.
“Ni siquiera Stella-san crea una
conmoción como esta cuando va por la calle.”
“Bueno, Stella es popular, pero
también es una estudiante de intercambio. Es imposible que esté a la par del
actual Rey de la Espada de las Siete Estrellas en términos de popularidad
local.”
El Festival de Arte de la Espada
era transmitido por TV nacional, y como tal se daba por hecho que los
participantes tuvieran sus propios fans, ya sea de sus propias escuelas o de
afuera. Como el que dominaba aquel escenario, el Rey de la Espada de las Siete
Estrellas naturalmente tendría más fans de lo normal.
“Victorias consecutivas en el
Festival es una hazaña que nadie ha logrado aún, y además, él es un héroe
local, por supuesto que las esperanzas de la gente serían depositadas en él.”
“Jaja, sí que es alguien
importante, poder cargar con el peso de las expectativas de su ciudad natal por
su cuenta sin demostrarlo.”
Ikki estaba de acuerdo con ellos.
“Es verdad, es un gran chico.
Poder recibir y hacerse cargo de las expectativas de todas estas personas, a
pesar de haber pasado por algo como eso.”
“Onii-sama, ¿a qué te refieres
con ‘algo como eso’?”
“¿Eh...? Oh, cierto. ¿Entonces no
lo sabes?”
Ikki frunció el ceño interna y
externamente ante la reacción de Shizuku. ‘Eso’ que había mencionado era un
episodio bastante famoso del pasado de Moroboshi—era lo suficientemente famoso
que por la expresión de Alice, él también había escuchado sobre ello. Que
Shizuku no supiera sólo podía deberse a que no tenía interés en los demás. O quizás
había oído al respecto, pero por ese desinterés lo había olvidado. Como tal, no
había necesidad de ocultarlo, ¿pero era buena idea hablar sobre esto con la
persona en cuestión aquí presente? Podrían seguir siendo recuerdos dolorosos
incluso ahora.
¿Qué debería hacer?
Afortunadamente para Ikki,
Moroboshi en este momento estaba respondiendo a los comentarios de ánimo de sus
fans. Así que empezó a explicarle a Shizuku sobre el incidente, con una voz
necesariamente más baja de lo usual.
“A decir verdad, Moroboshi-san
una vez tuvo que retirarse durante sus días de escuela primaria.”
Eso fue en su sexto año. En ese
momento, había recibido aclamación nacional como la “Estrella de Naniwa” (9), pero había sido severamente
lastimado en un accidente de entrenamiento desafortunado justo antes de la gran
final del torneo Sub-12.
“Sus lesiones eran tan severas
que hubo muchas complicaciones incluso después de usar la Cápsula iPS. Los
doctores dijeron que probablemente nunca volvería a caminar.”
Ya que podían protegerse con poder
mágico, los Blazers terminaban bien en la mayoría de los accidentes. Pero había
ciertos límites dentro de lo que la magia de un Blazer podía lograr, y un
accidente de la escala de un tren descarrilado era uno de ellos.
“Por supuesto, no podía participar
en la batalla en ese estado, así que fue obligado a abandonar la liga Sub-12, y
a retirarse de la escena totalmente.”
“¿Pasó algo como eso...? Pero
ahora puede caminar y luchar normalmente, ¿huh?”
“Sí. Así parece.”
Ciertamente, mientras caminaba en
frente de ellos, no parecía—no, directamente no había titubeo en los pasos del
héroe que había triunfado en el Festival de Arte de la Espada del año anterior.
“En otras palabras, es alguien
que logró regresar después de luchar con un proceso de rehabilitación de
incapacidades que la gente decía eran imposibles de superar.”
Moroboshi Yuudai no había
caminado por un sendero directo a la gloria. Una vez había caído en las
profundidades, pero después de cuatro años de constante lucha, había regresado
al escenario de la batalla, y ahora se encontraba en la cima. No, su recorrido
no había sido tranquilo en absoluto.
“Extraordinario. Eso no es algo
que cualquiera podría haber logrado.”
“...Es cierto. Haber podido
recuperarse de aquellas lesiones...”
“Hmm, pero sabes, Shizuku, yo
estaba hablando sobre algo más que sólo eso.”
“¿Eh?”
Que haya podido recuperarse era
impresionante, pero Ikki no estaba hablando de eso. Mirando las sonrisas en los
rostros de la gente mientras le hablaban a Moroboshi, Ikki dijo.
“Esta escena en frente de mí es
mucho más impresionante. Nadie aquí teme que podría ser derrotado. Ni uno sólo
de ellos le pregunta, ‘¿tu cuerpo se encuentra bien?’ Hay una sola cosa que
ellos sienten por él, y eso es confianza absoluta.”
No tenían la más mínima duda en
sus mentes de que su ‘Estrella de Naniwa’ se había recuperado por completo
exitosamente. Él no sólo había logrado un giro imposible de aquel estado, sino
también crear en su lugar una fe inquebrantable.
“Pienso que eso es algo aún más
difícil de lograr que llegar al primer lugar.”
Si la oportunidad se diera, pensó
Ikki con entusiasmo, le preguntará. ¿Qué fue lo que le permitió llegar tan
lejos? ¿La esencia de aquello que lo guió, que lo motivó, qué fue? Sea lo que
fuere, debe haber tenido que ver con su fuerza.
Shizuku suspiró profundamente a
su lado.
“...Y entonces, esta gran persona
va a ser tu primer oponente. No tienes suerte, Onii-sama—me pregunto, ¿qué
clase de crímenes cometiste en tu vida anterior?”
Alice sonrió.
“Quizás, debió haber gastado toda
su suerte en conseguir una buena hermana y una linda novia.”
“Bueno, si ese es el caso, me
parece perfectamente bien haber gastado mi suerte de esa manera... ¿—hmm?”
Interrumpiéndose a sí mismo, Ikki
detuvo sus pasos de forma abrupta.
En medio de la multitud, había
sentido un estremecimiento en su espalda. Como si alguien lo estuviera mirando.
Mirándolo fijamente. Giró. La sensación pasó, la mirada de rompió, y se disipó
sin siquiera un susurro en el alboroto del anochecer.
“¿Onii-sama? ¿Sucede algo?”
“No, no es nada.”
Diciendo eso, aceleró sus pasos,
alcanzando los otros tres. Ciertamente había sentido algo, pero sería en vano
perseguirlo, y aún más inútil preocuparse por eso.
Mientras pensaba así, el grupo
salió de la zona comercial.
“¡Por aquí, por aquí!”
Habían llegado a su destino.
“¡Este es el lugar con el mejor
okonomiyaki de Osaka, Ichiban Boshi (10)!”
♦♦♦♦♦
Yendo por la zona comercial en
línea recta, lo primero que uno veía al salir de ella era la tienda que
Moroboshi recomendó. Una cortina noren (11)
roja con las palabras “Ichiban Boshi” colgaba de la entrada del edificio
residencial de dos pisos, sus paredes de madera oscura provocaban una sensación
de dignidad. Lo más probable es que haya sido construida antes de su época,
incluso antes de la de sus padres.
“La arquitectura de este lugar
tiene un estilo estupendo.”
“Najaja. Quieres decir que ‘se
está cayendo’, ¿no? Está bien que digas lo que piensas. Pero no puede evitarse,
ya que esta tienda ha estado aquí desde la Era Taisho (12)—aunque aparentemente en aquel entonces era una tienda de
sukiyaki.”
“Me gusta la apariencia antigua
del edificio. Es muy nostálgico, ¿no es grandioso?”
“Espera, Alice, ¿no eres
extranjero?”
“Tengo sangre japonesa... creo.
¡Probablemente! ...Oh cielos, ¿qué es eso?”
Alice había concentrado sus ojos
en cierta parte del edificio. Preguntándose qué había visto, Ikki siguió la mirada
de su amigo. Una placa de identificación y un buzón oxidado al costado de la
entrada aparecieron a la vista, y sobre la placa estaba escrito—Moroboshi.
“¿Eh, ‘Moroboshi’...? Entonces,
¿por casualidad este lugar es tuyo, Moroboshi-san?”
La expresión en el rostro de
Moroboshi les dijo que lo habían atrapado.
“Aaaah. Parece que me
descubrieron. Iba a mantenerlo en secreto para darles la sorpresa después de
entrar, pero bueno. Aye, este es mi lugar.”
Los ojos de Arisuin se abrieron
grandes por el asombro.
“¿Eso significa que estabas
llevando clientes a tu propia tienda? Eres bastante listo.”
Moroboshi respondió a la solapada
acusación con una risa.
“Najaja. Bueno, por supuesto. Soy
un comerciante de Naniwa, después de todo.”
Ciertamente, él era un claro ejemplo
del típico espíritu mercantil.
“¡No se preocupen, fue en serio
cuando dije que mi lugar tiene el mejor okonomiyaki de aquí! De ninguna manera
iba a llevar invitados tan lejos para comer algo que no es sabroso. Ustedes
comen buen okonomiyaki, nuestra tienda gana algo de dinero—ustedes están
felices, nosotros estamos felices. ¿No es grandioso? ¿No es lo mejor?”
“Ese final es demasiado turbio, y
todo encaja uncreíblemente bien.”
Shizuku dijo con una mirada
cuestionadora.
“¿Está bien que confiemos en esta
persona? ¿No sería mejor ir a buscar algún otro lugar?”
Ikki podía entender sus
sentimientos.
“Pero la verdad es que no
conocemos este lugar, ¿o sí?”
“Bueno, si tú estás de acuerdo
con esto, Onii-sama, no tengo objeciones.”
“Bueno, entonces entremos. ¡Puedo
oler algo delicioso desde aquí, y ya me está dando hambre!”
“Está decidido, ¿eh?”
Habiendo llegado a un acuerdo por
unanimidad, el cuarteto atravesó el noren, y con un poco de dificultad
empujaron la desvencijada y antigua puerta corrediza.
“Oh—”
“Wow...”
Inmediatamente, sus narices
fueron invadidas por el flotante aroma de las salsas, y sus apetitos se
despertaron por una fragancia varias veces más fuerte que lo que habían
experimentado afuera.
“Esto huele muy bien...”
Incluso Shizuku, quien no tenía
un interés particular en la comida, pudo decir eso.
“Es cierto. Además, este lugar
parece bastante popular.”
Aunque todavía era temprano para
cenar, como Alice había dicho, la concurrencia era impresionante. Casi todas
las mesas estaban llenas, y a su alrededor se escuchaban llamadas y órdenes.
Dejando de lado si ciertamente era la ‘número uno de Osaka’ o no, era casi
seguro por la cantidad de clientes que la comida no podía ser mala.
“¡Oyeee, Mamáááá!”
Moroboshi gritó por encima del
escándalo, mientras la atención de los invitados había sido capturada por los
aromas y aspectos del restaurante. Una señorita de mediana edad llevando un
gran número de okonomiyakis alzó la cabeza y giró, dedicándole una mirada
filosa con ojos abiertos de par en par.
“¿Eh, por qué estas aquí? ¿No
dijiste que estarías en el hotel hasta que termine el torneo?”
“Pasé para ver el rostro de mi
amada madre.”
“¡Mierda! ¡No me jodas, me pones
la piel de gallina!”
“¿Tenías que decirlo así? ¿Cómo
se supone que sea filial con esta clase de madre?”
“¡De todas formas nunca voy a
retirarme, así que no necesito un mocoso que limpie mi trasero!”
“Oye, esto es un restaurante. ¡No
andes diciendo esas cosas!”
“¿Eh, los mocosos de mierda serán
mocosos de mierda, no es así, gente?”
Los clientes se rieron
escandalosamente. La atmósfera del centro de Osaka era escueta y humilde.
“De acuerdo, ¿para qué viniste
aquí realmente?”
Moroboshi movió el pulgar para
indicarles a Ikki y los demás.
“Traía algunos Tokyenses que
conocí en el hotel,” dijo “¡Ya que están aquí, iba a hacer que coman el mejor
okonomiyaki de Osaka!”
“Oh, entonces era eso.”
Parece que había comprendido su
intención, a pesar de la brevedad de su conversación. Dejando lo que estaba
haciendo y con su rostro aún brillando de sudor, les dedicó una cálida sonrisa.
“Bienvenidos. Soy la madre de
Yuudai. Gracias por haber venido hasta aquí.”
“Ah, gracias, es muy amable.”
“Bueno, no sé si somos los
mejores de Osaka, pero daré lo mejor de mí, así que por favor esperen con mucha
emoción.”
“Sí, lo esperamos ansiosos.”
“Pero sí que está repleto hoy.
¿Quedan lugares?”
“Hay uno solo. Pueden sentarte
allí. Koume~muéstrales a los invitados su mesa.”
La madre de Moroboshi llamó desde
atrás de la cocina. En respuesta a eso, una joven chica vestida con ropa estilo
japonesa y un deltantal se acercó a Ikki y compañía. Lucía un poco joven para
ser parte del staff de un restaurante, y su corte bob-cut la hacía lucir como
una estudiante de secundaria.
“Ara, qué linda pequeña. ¿Por
casualidad es tu hermana?”
“Aye. Es mi hermana, Koume.
Aunque a diferencia de mí, no es una Blazer.”
No lucía como su madre ni como
Moroboshi—quizás había heredado los rasgos de su padre.
“Koume, muéstrales a los
invitados la mesa en aquel rincón.”
Koume asintió, y se situó delante
de ellos. Entonces su mirada se encontró con la de Ikki, y sus ojos se abrieron
grandes, su expresión cambió a una de asombro y desconcierto.
¿Hmm?
Moroboshi rápidamente expresó lo
que Ikki había comenzado a pensar.
“Parece que está asombrada de ver
a mi oponente de mañana viniendo aquí.”
“Ah, ya veo.”
Su asombro duró un instante,
conforme cambiaba su expresión de nuevo a una sonrisa de bienvenida.
Impresionante, como se esperaba de la hija de una casa comercial. Koume hizo
una elegante reverencia, y entonces de las profundidades de las mangas de su
kimono sacó un cuaderno.
Pasó a una página que decía, con
letras muy tiernas, [¡Bienvenidos~!], mostrándoselo a Ikki y los demás.
“¿Eh...?”
Los tres no pudieron evitar
expresar asombro ante el inesperado desarrollo. Después de todo, no había
muchos miembros de un staff que se comunicaran escribiendo en lugar de hablar. Otra
vez, pareciendo anticipar esta respuesta, Moroboshi acotó justo a tiempo.
“No se preocupen, es sólo que no
puede hablar.”
Ikki asintió comprendiendo.
“Ah, entonces escribe...”
“Así es. Pero no es un problema
físico—aparentemente es algo psicológico.”
Dijo Moroboshi de manera
radiante, como para asegurarles que no era un gran problema.
[Soy más femenina de esta
manera.]
Escribió Koume, con una escritura
traviesa.
“Oh, eso es gracioso, muchachita
revoltosa.”
Diciendo eso, Moroboshi se acercó
para alborotar su cabello, con lo que ella lucía complacida. Ikki se había
preocupado al principio al escuchar que ella no podía hablar, pero al verlo
disfrutar sus interacciones naturalmente comenzó a reír.
“Se llevan muy bien.”
“Bueno, es mi única y linda
hermanita.”
Ante eso, de pronto sintió un
toque en su espalda. Girando, vio a Shizuku, quien pronunció estas
inexplicables palabras.
“Yo también soy una ‘única y
linda hermanita’.”
¿Um, qué se supone que haga ahora?
Sin comprender sus intenciones ni
saber qué debería hacer, Ikki empezó a imitar a Moroboshi.
“Uuu...”
La respuesta de su hernana fue
una contradicción; lucía como si tuviera una picazón, pero también se veía feliz
por el toque que lo causaba—¿estaba tratando de superar a los hermanos
Moroboshi? La línea de pensamiento de su hermana sí que era difícil de
entender.
“Me pregunto qué pasó.”
Moroboshi murmuró al corroborar
la cantidad de comensales.
“Está bastante lleno, y encima
vinimos temprano.”
Koume garabateó rápidamente en su
cuaderno, explicando la situación de manera breve.
[Todas estas son personas que han
venido con el fin de ver el Festival de Arte de la Espada. La mayoría de ellos
son caras jóvenes.]
Viendo esto, Moroboshi llegó a
una decisión.
“Huh, ya veo... hmmmm. Entonces
quizás sea mejor que me una. Perdón por sólo traerlos aquí, pero parece que hay
mucho trabajo, tengo que ayudar a mi madre.”
“¿No vas a comer con nosotros?”
“Esa era mi intención, pero hay
bastante personas, así que...”
Era como decía—aunque el
restaurante no era para nada pequeño, casi no quedaban asientos libres. El humo
blanco se elevaba de rincón a rincón de la cocina, sus parrillas de hierro
estaba operando al máximo. Incluso desde la perspectiva de un transeúnte, uno
podía notar que era un momento bastante ajetreado.
“Entendido. Estaremos bien, ve a
ayudar a tu familia.”
Ikki estaba un poco decepcionado
porque no podría hablar con Moroboshi, pero obligarlo a acompañarlos también lo
haría sentirse mal.
Moroboshi hizo una reverencia.
“Lo siento... y pensar que los
traje hasta aquí. Hoy invito yo. Si quieren algo, sólo dénle la orden a Koume,
y lo pagaré yo.”
“¿Eh, pero no intentabas
atraernos como clientes?”
Al ver a Shizuku tan sorprendida,
Moroboshi le dedicó una sonrisa como un gato que se comió al canario.
“Era una broma—nosotros los de
Kansai cuando decimos algo sonriendo no lo decimos en serio.”
Entonces su intención era
invitarlos a comer desde el principio—él los había invitado desde el comienzo. No
obstante—
“No es necesario, podemos pagar
lo que pidamos.”
Lo conocían hace apenas un día,
sería rudo pedirle a alguien que acaban de conocer que les pague su comida. Por
eso, Ikki rechazó la oferta.
“Está bien. Tampoco es muy caro
de todas formas.”
“Pero aun así—”
“Dije que no hay problema. Soy de
tercer año, un estudiante de último año. Deberían escuchar a sus mayores, ¿está
claro?”
...Al final, los obligó a
aceptar. Yuudai Moroboshi era una persona convincente.
“Bueno Koume, te encargó el resto
a ti.”
Satisfecho ante el asentimiento
de su hermana que atendería a Ikki y los demás, ajustó su bandana y se dirigió
a la cocina. Luego de ver a su hermano irse, Koume una vez más cambió de página
de su cuaderno.
[Déjenme mostrarles sus asientos~]
Parecía como los diálogos
comúnmente usados por un servidor que estaban preestablecidos, pensaron
mientras la seguían hacia sus lugares.
[Por favor, siéntense aquí~]
“Gracias.”
Luego de intercambiar cortesías,
se sentaron y comenzaron a ordenar lo que querían. Todo estaba escrito en el
cuaderno de Koume, y después de revisar para asegurarse de que todo estaba todo
correcto, se fue a la cocina. Todo lo que quedaba luego de que ella se fue era
relajarse y esperar a que el menú llegue.
Pero justo en ese momento,
escucharon esta conversación desarrollándose detrás de ellos.
“Quééé. ¿Entonces Kiriko-san no
está saliendo con Moroboshi?”
“Eso lo que te he estado
diciendo, ¿no? En primer lugar, él ni siquiera es mi tipo.”
Eran las voces de dos mujeres, y
una de ellas era una voz que Ikki había escuchado el día anterior. Intercambiando
un tácito ‘¿podrá ser?’ con Shizuku y Alice, giraron—
“¿Eh?”
“¡Ah!”
“Vaya, vaya.”
—sólo para notar que las
ocupantes de la otra mesa se habían dado cuenta de su presencia. Hubo un intercambio
de miradas entre las cinco personas.
“¡Yakushi-san!”
Y como él había anticipado, era
la ‘Caballero de Bata Blanca’ Yakushi Kiriko y Yagokoro del Club de Periodismo
de la Academia Bukyoku, a quien habían conocido en el campamento de
entrenamiento.
♦♦♦♦♦
Era una reunión inesperada en un
lugar inesperado. Si se hubieran encontrado en el restaurante del hotel, una
reunión así habría pasado desapercibida, pero encontrarse a una camarada
representante del Festival de Arte de la Espada en el mismo lugar cuando el
centro de Osaka tenía muchísimos era una coincidencia bastante remarcable—o eso
había pensado Ikki, hasta que una mayor conversación probó lo contrario.
“Eh, entonces fuiste tú la que le
dio tratamiento a Moroboshi-san cuando estuvo seriamente herido, ¿Yakushi-san?”
“Sí. Qué gran coincidencia, ¿no?”
Ella estaba aquí para ver a
Moroboshi más que para comer okonomiyaki, al parecer.
“Bueno, es inesperado, pero en
primer lugar, tienen la misma edad, ¿cierto? ¿Fue correcto darle tratamiento
sin una licencia médica?”
“Él esta bien, así que está bien,
¿verdad?”
¿Ese es realmente el problema...?
Definitivamente Ikki no pensaba
que eso fuese un problema en absoluto, pero entrometerse era parecido a patear
un panal de abejas.
“Entonces decidiste hacer un checkeo
a un viejo paciente, ¿Yakushi-san?”
Por eso, no insistió en la
materia, sino que preguntó por su motivo para estar aquí hoy.
“Es menos que un checkeo, y más
que una visita a domicilio.”
“Eh—”
Al escuchar las palabras “visita
a domicilio”, Ikki fue invadido por una inquietud, y preguntó, preocupado.
“¿Moroboshi-san no se ha curado
por completo?”
“Ah, él está bien,” Kiriko le
aseguró. “Le di tratamiento apropiadamente. Sin embargo, fue un poco temerario,
así que este es mi modo de llevar a cabo un cuidado post-tratamiento
individual. Después de todo, no debería asumir ningún riesgo con mis pacientes,
¿o sí?”
“Ah. Entonces, en otras palabras,
estás aquí por tu propia buena voluntad.”
“Sí, así es.”
“Es bueno escuchar eso.”
Ikki sintió que un peso se alivió
en su pecho ante la evacuación de sus miedos.
Sería una lástima si tuviera que
batallar con el Rey de la Espada de las Siete Estrellas, sólo para que éste
caiga por culpa de lesiones pasadas.
“Quise ir a la habitación del
hotel para el cuidado post-tratamiento, pero no se encontraba allí. Jougasaki
dijo que se había ido a su casa, así que llamé un taxi y vine aquí. Parece que
llegué temprano, demasiado temprano de hecho, lo cual fue mi error—como
resultado la Srta. Paparazzi que está aquí empezó a sospechar.”
Diciendo eso, Kiriko le disparó
una mirada a Yagokoro.
“Jaja, de alguna forma, se siente
como si tuvieras un gran desastre en tus manos.”
“En serio.”
“¡Aw, vamos! Estabas merodeando
alrededor de su hogar de esa manera a pesar de que se supone que ya se recuperó
por completo. ¡Daba la impresión totalmente de un romance paciente-doctora!
¡Sabes, tenía todo el aroma de los chismes—como el surströmming (13)! ¡No pudiste hacerlo parecer más sospechoso!”
“Eso es gracioso. Sólo mira al
chico, tiene los ojos de una bestia. No es para nada mi tipo. Prefiero a los
chicos con rostros dulces como Kurogane-kun.”
“¡¿Quééé—?!”
Ikki vociferó, atrapado con la
guardia baja por la extravagante comparación.
“Jaja~♡”
Kiriko ronroneó, como sintiendo
la inexperiencia de Ikki en este aspecto.
“Si gustas, más tarde esta
hermana mayor puede hacerte un checkeo pre-enfrentamiento, con muchos,
muchos... servicios extra. ¿Qué te parece?”
Diciendo eso, le dedicó una
mirada ardiente, mientras se posicionaba de manera tal que él tuviera una vista
despejada de su escote a través de la parte superior abierta de su bata blanca
de doctora. Fue algo bastante impactante—mientras que no estaba a la par de
Stella en términos de proporciones, poseía el encanto de una mujer madura, y
eso la ayudaba enormemente en su asalto a los ojos de Ikki.
¡De todas maneras, ¿qué demonios es un checkeo
médico con ‘servicios extra’?!
En cualquier caso, seguramente le
daría positivo un examen de ‘presión arterial alta’.
Shizuku, conforme se movió desde
al lado de Alice para escudar a su acosado hermano, dijo.
“Perdón, pero en lo que respecta
a mujeres vulgares, con Stella-san ya es suficiente.”
“¿No podías decirlo de mejor
manera?”
Internamente, Ikki soltó un
suspiro de alivio sabiendo que Stella no se encontraba aquí.
Yagokoro habló, dirigiéndose a Arisuin.
“Entonces, ¿Moroboshi los trajo
aquí?”
“Bueno, eso fue acertado de tu
parte.”
“Lo sabía.”
Alice, sin motivo alguno, no
intentó ocultarlo. Pero por la seguridad en el tono de Yagokoro—
“¿Por casualidad suele traer gente
aquí seguido?”
“Hmmm, bueno, yo no diría
‘seguido,’ pero a veces trae a personas fuertes de otras escuelas cuando vienen
por enfrentamientos amistosos y cosas así. Es más o menos su manera de darle la
bienvenida a los oponentes lejanos a Osaka. Quiero decir, esa es una mitad de
la razón por la que yo estaba aquí hoy—pensé que escucharía algo interesante.
Pero pensar que él traería a su oponente de la primera ronda. Es bastante
idiota.”
“Ciertamente, no es algo normal.”
“No eres quién para hablar, aceptaste
su invitación.”
“...Jaja, sé que soy un poco
denso.”
Si no fuera un poco estúpido, un
rango F como él nunca habría pensado siquiera en ir por el Rey de la Espada de
las Siete Estrellas.
Entonces, él ‘le da la bienvenida a los oponentes’,
¿huh?
“Jaja...aun así.”
Kiriko murmuró detrás de Shizuku.
“Él no es tan denso como ustedes
parecen pensar.”
“¿Qué se supone que significa
eso?”
“Es tal como lo dice el envase.
Mientras que invitó a Kurogane-kun y sus amigos para darles la bienvenida,
tiene motivos ocultos.”
“¿Motivos ocultos?”
El ceño de Yagokoro se frunció
ante las inquietantes implicaciones de ese término.
“¿Te refieres a que aprovecharía
el hecho de invitarlos a comer para influir en la batalla de mañana? Él no es
del tipo de chico que considera esos trucos mezquinos.”
“Jaja. Ciertamente, eso es
verdad. De hecho, él es lo opuesto.”
¿Lo opuesto?
¿Qué podría signficar ‘lo
opuesto’? Pero mientras reflexionaba sobre el sigficado de esas palabras—
“¡Whoa! Me provocaron un shock,
¿qué sucedió aquí?”
—Moroboshi interrumpió ese tren
de pensamientos inadvertidamente conforme llegaba con sus órdenes en las manos.
♦♦♦♦♦
Fue con algo de sorpresa que
Moroboshi se abrió paso por la multitud frente a él, con un plato de comida en
cada mano.
“Koume dijo que la doctora estaba
aquí. Y tú también estás aquí, huh, Yagokoro.”
“Fue un poco rudo de tu parte
decirle ‘¡whoa!’ a una doncella al verla.”
“Debe haber sido por todos los
pecados que cometes normalmente, Srta. Paparazzi. ¿Espero que no estés
molestando a Kurogane, la doctora y los demás?”
“Por supuesto que no.”
La auténtica santurronería de la
declaración de Yagokoro dejó a Kiriko bastante atónita.
“Eh—”
Cielos, esta es la persona a la que negué que me
llamara ‘denso’.
Después de todo, ella misma no
podía describirse como meramente ‘densa’.
“No eres la persona más indicada
para hablar sobre ser una molestia. Va en contra del sentido común traer a tu
próximo oponente a tu hogar el día anterior a tu enfrentamiento.”
“No los obligue, ¿así que por qué
no?”
“Bueno, no lo sé...pero luces
aterrador, bien podría ser que fueron incapaces de negarse aunque quisieran.”
Moroboshi se reía de aquel
alegato.
“No seas tonta. Alguien que me
tuviera miedo no estaría aquí en este momento. ¿No, Kurogane?”
“Bueno, yo no diría que fuimos
obligados.”
Escuchando la respuesta de Ikki,
Moroboshi mostró una expresión satisfecha, como diciendo, ¿Lo ves?” Pero su
rostro se nubló rápidamente.
“Aun así, desearía poder sentarme
y hablar—hay muchas personas interesantes aquí, después de todo.”
Murmuró con remordimiento
conforme posaba los platos en las dos mesas con hábiles manos.
“Debo ser muy desafortunado para tener
que trabajar en un momento como este.”
Depositó la orden de Ikki, un
okonomiyaki butatama (14), frente a
él. Una porción de comida bastante impresionante, casi del tamaño de media
pizza.
“¡Bien! ¡Tres butatatamas y dos
órdenes de mariscos de lujo, perdón por la espera!”
“Wow. Como se esperaba, huele
grandioso... y los bloques de bonito (katsuobushi) están prácticamente
bailando.”
Habiendo nacido en el extranjero,
Alice estaba emocionado por probar okonomiyaki de verdad por primera vez. En
cuanto al resto, también estaban muy entusiasmados por la fragancia de la
comida y el danzar de los bloques de bonito como para tomar sus palillos
descartables.
Ikki por su parte aún seguía
preocupado por los ‘motivos ocultos’ que Kiriko había mencionado antes, pero la
atmósfera no parecía ser la correcta para esa clase de conversación.
Y tampoco podía preguntarle al propio Moroboshi-san
si tenía tales intenciones.
Bueno, podría decidir qué hacer
luego de comer.
Habiendo dejado de lado esos
pensamientos, tomó sus palillos descartables. Entonces, conforme miraba su
orden, notó que algo era diferente de la vez que habían comido okonomiyaki en
Tokyo.
“Las mesas de este restaurante no
tienen teppan, huh.”
“Bueno, si hiciéramos eso la
cuenta de gas sería estúpidamente cara, y de todas maneras el okonomiyaki se
cocinaría demasiado de un lado. Quiero decir, tenerlos crea un mejor ambiente,
pero no lo hacemos aquí. Servimos la comida al mejor punto, y nos gustaría que
nuestros clientes la coman de esa manera.”
Como se esperaba de aquellos que
se enorgullecían de ser los mejores de Osaka—habían pensado realmente en todo.
En ese caso, decidió comenzar a cortar la carne en bocados de tamaño apropiado,
y no desaprovecharía el punto ideal en el que la comida se encontraba.
“De acuerdo, entonces comamos.”
Pagándole esta cortesía a
Moroboshi, quien los había invitado, se llevó la comida a la boca.
Apenas había pasado por la punta
de su lengua cuando—
¡Ooohh!
—sus ojos se abrieron de par en
par, brillando con elogio. Ciertamente, este era un plato totalmente distinto
al que habían comido en Tokyo. Su sabor se encontraba en un nivel completamente
distinto. Y asombrosamente, el aroma no provenía sólo de la salsa o del cerdo,
sino de la pasta. Además, la col mezclada también era magnífica, con una fresca
dulzura y un resabio exquisito.
“¡Wow, es delicioso! ¿No lo
crees, Shizuku?”
“...Sí. Es completamente distinto
de la comida de Tokyo. Allí sólo podías degustar la salinidad de la salsa, pero
aquí es dulce. Se siente como si la sal de la salsa resaltara la dulzura de la
pasta. Aunque es demasiada comida para mí.”
Parecía que Shizuku y Alice
también catalogaban favorablemente la comida. Especialmente Shizuku, era
bastante raro que fuera tan elocuente. También era extraño que elogiara la comida
de esa manera, conociendo tanto sobre las sutilezas de la comida gourmet. Las
otras dos también se deleitaron con sus okonomiyakis. Al ver esto, Moroboshi
lució verdaderamente satisfecho.
“Najaja. está bueno, ¿no? Es
porque hay un ingrediente secreto en nuestra cocina. ¿Lo descubriste,
Kurogane?”
“Un ingrediente secreto, huh...”
Al recibir la pregunta, Ikki
concentró las sensaciones de su lengua, pensando mientras masticaba. El sabor
principal del okonomiyaki provenía de la fresca y fuerte dulzura de la col, y
una dulzura más suave en la pasta base. El aspecto único de este plato era cómo
la dulzura era traída y enfatizada por la salsa salada. Pero eso no era todo;
había otro sabor intenso, que dejaba un resabio dulce incluso luego de haberlo
masticado y tragado. Esto no podía ser la dulzura de la col, ni tampoco del
tipo que fluye por la garganta de manera refrescante.
Entonces, el ingrediente secreto detrás de este
exquisito sabor probablemente sea...
“...Hmmmm, ¿podría ser queso?”
Luego de mucho saborear,
descubrió la manera en que la dulzura parecía ser algo similar al cheesecake, y
respondió de esa forma.
Moroboshi se asombró.
“Wow, tienes buena lengua. Es absolutamente
correcto. Nuestro okonomiyaki tiene queso como ingrediente secreto.”
Sólo un poco, ya que el gusto del
queso no era el principal en el plato. Pero como Moroboshi dijo, sólo contenía
esa pequeña cantidad de queso para multiplicar la exquisitez y el sabor de la
comida.
“Eso tenía que ser, o al menos
eso sentí.”
“Me preocupé un poco cuando
escuché que ‘nos trajiste como clientes’, pero con esto estoy completamente
satisfecho. Venir aquí contigo fue una gran idea.”
Era como Alice había dicho.
Moroboshi no estaba fanfarroneando—la diferencia entre esto y la comida de
Tokyo era como la distancia entre el cielo y la tierra. Fue grandioso que hayan
venido aquí, pensó Ikki. Y como pensaba así, no pudo evitar preguntarle a
Moroboshi otra vez.
“Um, Moroboshi-san, ¿está bien
realmente que nos pagues por esta comida tan deliciosa?”
“Está bien, está bien. Si les
cobro luego de haberlos traído aquí, mi mamá me matará. Así que no te
preocupes; sólo considéralo como una bienvenida para un rival de muy lejos.”
“Pero aún me siento incómodo porque
nos pagues...”
No tenía una base de comparación como
para considerar el okonomiyaki de Ichiban Boshi como el mejor de Osaka, pero
sin dudas era delicioso. Ikki estaba agradecido con él por haberse tomado el
tiempo de traerlos aquí justo el día anterior a su enfrentamiento en el
Festival de Arte de la Espada. Y el hecho de que les pagara este festín sólo lo
hacía sentirse más culpable.
Una sonrisa atravesó el rostro de
Moroboshi ante la consideración de Ikki.
“Bueno, puedes devolvérmelo
durante nuestro enfrentamiento.”
“¿Durante el enfrentamiento?”
Ante la confundida pregunta de
Ikki, Moroboshi asintió.
“Exactamente. Una buena comida es
buena motivación, ¿sabes? Así que descansa por el resto del día, y enfréntame
mañana en tu mejor condición, mejor de lo que nunca has estado. Probar mi
fuerza al derrotar a un oponente en su mejor condición—¡eso sí que vale la pena
por la comida que les pagué!”
En ese momento, Ikki se dio
cuenta de algo. Si prestaba más atención, podía ver algo merodeando en los ojos
de Moroboshi bajo esa amistosa sonrisa suya. Espíritu de lucha, casi bordeando
el instinto asesino, suficiente para hacer que se le pongan los vellos del
brazo de punta.
[Él es lo opuesto.]
Conforme descubría lo que
Moroboshi había ocultado, comprendió el verdadero significado de las palabras
de Kiriko.
Ciertamente, Moroboshi no
pretendía una victoria mezquina en la batalla al invitar amablemente a comer al
oponente, sino lo opuesto. Darle la bienvenida a sus oponentes de la mejor
manera que podía y permitirles reenergizarse, para que pudieran llegar a la
batalla en condiciones óptimas. La victoria que se obtenía por la mala
condición o negligencia no significaba nada en sus ojos. Lo que deseaba era una
batalla de vida o muerte con un oponente en su mejor condición. Una victoria en
tal batalla tenía significado, valor—esta era la caballerosidad del Rey de la
Espada de las Siete Estrellas.
“En una batalla en el escenario
más alto, tanto yo como mi oponente deberíamos irnos sin arrepentimientos. Por
lo tanto, mañana, luchemos hasta quedar satisfechos con todas nuestras fuerzas.
¿Qué tal eso, Rey Sin Corona de la Espada?”
‘Con todas nuestras fuerzas’. Con
esas palabras, el Rey de la Espada de las Siete Estrellas, quien permanecía
como el mejor aprendiz de caballero de Japón, había reconocido al caballero Rango-F
Ikki como un oponente digno con el cual ir con todo.
Ikki agradeció eso. Al igual que
Moroboshi, él también creía que no había nada mejor que enfrentar a su oponente
con todo lo que tenía. Siendo no más que un Rango-F que acababa de aparecer de
la nada, había esperado que lo mirara con desdén. Pero aquel que era
actualmente el mejor estaba dispuesto a luchar con él en serio.
Fue grandioso haber venido aquí hoy.
Habiendo comprendido las
verdaderas intenciones de Moroboshi, Ikki se sentió así. El poderoso enemigo
frente a él lo había reconocido como un rival, como alguien que le demandaría
el uso de toda su fuerza. Como un caballero, como un luchador, no había honor
más grande que ese. Por lo tanto, no había razón en absoluto para rechazar ese “motivo
oculto”.
“Si es así, entonces estoy
encantado de que me hayas invitado hoy. Te devolveré el favor por completo
mañana.”
“¡Lo espero con ansias!”
♦♦♦♦♦
Ikki y los demás estuvieron cerca
de una hora en ‘Ichiban Boshi’ antes de irse. Moroboshi había expresado el
deseo de que lo esperaran hasta que quedara libre, pero nunca pareció estarlo
ya que los clientes no disminuían sino que se incrementaban. Su continua
presencia sólo ralentizaría el cambio de clientes—por eso, lamentablemente,
tuvieron que irse.
“Aah. Hacía tiempo que no comía
tanto, tengo el estómago muy lleno.”
“Sí, es un poco incómodo.”
“Onii-sama y Alice comieron dos
porciones. Es demasiado, ustedes no son Stella-san.”
“Bueno, estoy seguro de que
Stella-chan no se habría comido sólo dos...”
Si Stella hubiera escuchado,
habría comenzado una pelea.
Aunque Stella sólo había estado
entrenando con la ‘Princesa Yaksha’ por poco más de una semana, Ikki recordaba
aquel tipo de discusiones con afectuosa nostalgia. Si estuviera aquí, todo
sería más animado... Habiendo estado juntos todo el tiempo en la escuela, estar
separados lo hacía extrañarla aún más.
Cuando termine el Festival, vendremos al negocio de
Moroboshi-san otra vez.
Esa vez, llevarán a Stella.
Seguramente lo disfrutará. Se lo prometió a sí mismo, mientras la soledad le
soplaba como un viento frío. Luego se dirigió a Kiriko, quien estaba caminando
a su lado.
“Yakushi-san,” dijo preocupado.
“¿Qué pasa?”
“¿Está bien que no le hayas hecho
el checkeo a Moroboshi-san y te fueras con nosotros?”
Esto lo había estado molestando
desde hace un momento. Aunque su intención original era realizarle un checkeo a
Moroboshi, había terminado de comer y se fue junto con Ikki y los demás.
¿Quizás lo había olvidado?
Kiriko, por su parte, lucía
tranquila.
“Oh, pero si ya he hecho el
checkeo,” respondió directamente.
“¿Eh? ¿Cuándo?”
“Jaja. Para una usuaria de agua
de mi nivel, es posible analizar la sangre y fluidos linfáticos de una persona
a través de su ropa. Si lo deseo, puedo interpretar las intenciones de una
persona a través de esos fluidos, e incluso influenciar sobre ellos para tomar
control del cuerpo de alguien.”
“¡Eso es asombroso...!”
Pensó Ikki en voz alta.
“¿Entonces así fue como pudiste
sellar los movimientos de Tatara-san ayer?”
“Así es. Originalmente se supone
que esta técnica es para asistencia en rehabilitación, aunque también es útil
para castigar a los idiotas... pero en cualquier caso.”
“¿En cualquier caso?”
“Controlar a las personas se
siente muuuy bien.”
Tenía una sonrisa radiante, pero
sus palabras rebosaban de puro terror. En ese momento Ikki prometió en su
corazón que nunca recibirá tratamiento de parte de ella.
“¿Entonces, cuáles son los
resultados del checkeo?”
Él era, después de todo, el
oponente de Moroboshi. Era natural que estuviese preocupado.
Kiriko respondió con un dejo de
orgullo en su voz.
“No te preocupes, se encuentra
estúpidamente bien, como se esperaría de alguien que recibió mi tratamiento.”
“En otras palabras, ¿nunca ha
estado mejor?”
“Sí... vas a pasar un momento
complicado en la primera ronda.”
Sonaba como si le tuviera
lástima, pero Ikki no consideraba que su situación fuera así. En todo caso,
sentía ansiedad por la posibilidad de que si Moroboshi no se encontraba en su
mejor condición, no tendría sentido ‘devolverle el favor’.
Conforme hablaban, una vez más
salieron de la zona comercial, llegando a la estación de trenes.
“Bueno, parece que aquí nos separamos, después de todo, no me quedo en el hotel.”
“¿Necesitas que te acompañemos?”
Alice expresó su preocupación ya
que Yagokoro iba a regresar a su casa sola, pero ella lo negó.
“Está bien, no es tan tarde. Yo
también soy una aprendiz de caballero, ¿sabes?”
Tras lo cual, se separó del
grupo, antes de detenerse y girar.
“Oh, cierto. Hay algo que quería
preguntarte, El Peor.”
“Luces extrañamente seria. ¿Qué
es?”
Yagokoro mostró un rostro
indeciso entre reconocimiento irónico y vergüenza.
“Bueno, sabes, yo redactaría
cualquier artículo mientras sea interesante, pero este rumor es demasiado loco,
así que pensé que tenía que corroborarlo de primera fuente.”
Que incluso Yagokoro considere
este rumor como ‘demasiado loco,’ seguramente debe ser aterrador. Sintiendo el
sudor frío emanándole, Ikki la instó a continuar casi tímidamente.
“¿Qué... clase de rumor?”
“Aah, umm... dicen que derrotaste
a Alas Gemelas en combate, ¿es verdad?”
Los ojos de Ikki dieron su mejor
impresión de huevos fritos.
Se refería a su batalla con la
espadachina más fuerte del mundo, ‘Alas Gemelas’ Edelweiss, que se había
desarrollado en los campos de una escuela desierta hace no mucho. No hubo
testigos, y como tal, no hubo noticias al respecto. Al ver su reacción,
Yagokoro presionó más.
“¡Eh! ¡¿Qué pasa con esa reacción?!
¿Entonces es cierto? ¡¿En verdad ganaste?!”
“¡No, espera, espera, espera,
espera! ¡Cálmate un poco, por favor! Sí, es verdad que crucé espadas con
Edelweiss, pero—”
“¡E-Entonces lo hiciste!”
“¡Por eso dije que te calmes—!”
Sosteniendo a Yagokoro por los
hombros, de alguna manera logró calmarla de aquel estado casi predatorio, antes
de proceder a refutar ese rumor.
“No negaré que luché con ella—el
rumor es correcto, pero sólo hasta allí. No gané. Perdí el conocimiento durante
la batalla, y cuando desperté estaba en una cama de hospital. En otras
palabras, sigo vivo sólo porque ella se contuvo conmigo.”
No podía soportar pensar en lo
que sucedería si este malentendido se expandía.
“Y-Ya veo, entonces como
esperaba, era falso, huh...”
Yagokoro pareció aceptar rápidamente
que el rumor era sólo eso.
“Sí, probablemente fue eso. Aun
así, el hecho de que hayas peleado con ella y sobrevivido ya es una gran
noticia, ¿no? Sé que tienes que irte ahora, y lo siento, ¿pero podrías contarme
los detalles sobre la pelea?”
Su rostro brillaba positivamente
al haber desenterrado esta inesperada exclusiva.
“Lo siento, pero no puedo hacer
eso.”
“¡¿Po-Por qué?! No voy a burlarme de ti porque perdiste, ¿sabes?”
“No, no me estoy negando por esa
razón. En pocas palabras, no lo recuerdo.”
“¿No lo... recuerdas?”
“Quiero decir... recuerdo haber
sido golpeado terriblemente, y en algún punto perdí el conocimiento—los últimos
momentos fueron bastante confusos.”
Era la verdad. Todo lo que
recordaba era su desesperado Dokuga no Tachi siendo bloqueado con facilidad, e Intetsu rompiéndose en pedazos. Después
de eso, no tenía recuerdos acerca de cómo había intentado eludir a Alas Gemelas.
Por eso no podía recordarlo—el momento cuando su espada había desatado un golpe
sobre la espadachina más fuerte del mundo. Aunque lo había oído de Kurono luego
de rescatarlos, todo se sentía demasiado surreal, como si le hubiera ocurrido a
alguien más.
“Así que, bueno, como verás, lo único
que puedo decirte es que perdí.”
“Entonces es así...”
Kurogane Ikki no era un
mentiroso, y eso Yagokoro lo sabía a pesar de que se conocían poco. Por eso, se
encogió de hombros. Era decepionante, pero no iba a presionar más sobre el
tema.
“Como temía. Esta información
sola no será suficiente para una exclusiva jugosa... oye, ¿puedo completarla
con algunos... detalles?”
“No.”
“¡Vamos, perderás
magníficamente!”
“No.”
“Ooh. Eres un mezquino.”
Con ello llegó su mejor mirada,
pero Ikki siguió negándose.
Si le permitía que dramatice la
historia como ella quería, quién sabe qué consecuencias traería. Pronto,
Yagokoro se retractó ante aquella postura firme.
“Bueno, no tiene caso entonces.
Tendré que rendirme y no redactar esto en un artículo.”
“Estaría más que agradecido.”
“...Pero, para ser honesta, mi
estima por ti ha crecido después de escuchar esto, El Peor. Ahora espero con
ansias por ver el enfrentamiento entre Moroboshi y tú. Entonces eso es todo.
¡Adiós!”
Dedicándole su apoyo a Ikki,
Yagokoro partió en dirección a la parada del autobus. Shizuku fue la primera en
hablar luego de verla irse.
“Volvamos juntos, ¿sí? Estamos en
el mismo hotel, después de todo.”
Ikki, sin embargo, rechazando esa
sugerencia.
“Paso. Caminaré en lugar de tomar
el tren.”
“¿Por qué harías eso? Hay
bastante distancia, sabes.”
“Está bien. Supongo que dos
porciones fueron demasiado para mí. Me gustaría hacer un poco de ejercicio
ligero para ayudar a la digestión.”
Y encima de eso—
“Creo que el espíritu de lucha de
Moroboshi me ha contagiado a mí también; no puedo quedarme sentado, así que
supongo que caminaré.”
También estaba aquella razón. En
cualquier caso, Shizuku entendía que si bien el hotel se encontraba a diez
minutos viajando en tren, esa distancia no era nada que su hermano no pudiera
manejar, así que aceptó con un apacible recordatorio.
“Entonces es así. Entiendo—pero
el enfrentamiento de mañana es importante, por favor no te relajes demasiado.”
“Me controlaré, por supuesto.”
“¿Quieres que vaya contigo,
Ikki?”
“...Nah, está bien, Alice, puedes
volver con Shizuku.”
“Ah, de acuerdo, entiendo.”
“Entonces, nos vemos mañana en el
enfrentamiento.”
Ikki los saludó, antes de retirarse
por unos callejones en una dirección distanta a la de Yagokoro.
“Onii-sama está muy feliz.”
Shizuku no pudo evitar notarlo, y
lo expresó con una voz satisfecha.
“Sí, parece que realmente fue
golpeado por el espíritu de lucha del Rey de la Espada de las Siete Estrellas.
Era de esperarse, supongo, al ver que luchar en óptimas condiciones era su
verdadermo motivo oculto.”
“Onii-sama fue inusualmente
provocador en su respuesta.”
“Probablemente no pudo ocultar su
entusiasmo. Como un Rango-F, ha sido ridiculizado, desconocido, y a pesar de
eso sigue creyendo en su propio potencial. Tener la chance de ponerse a prueba
con el Rey de la Espada de las Siete Estrellas es suficiente motivación para un
maniático de las batallas como él. Y ahora sabe que su oponente también desea
esa batalla. Debe estar tan feliz y orgulloso que apenas puede quedarse
quieto... eso sí que es tierno.”
No había dudas de que Ikki
esperaba con ansias por el encuentro con Moroboshi en la batalla de mañana
donde ambos estarían en su mejor condición en cuerpo y mente. Para Shizuku y
Alice, eso era lo que podían ver en la brillante expresión de Ikki.
“Pero eso no será suficiente para
ganar.”
Kiriko habló de repente, ocasionando
que se queden boquiabiertos.
“¿Eh?”
“¿No será suficiente para ganar...
te refieres a Onii-sama?”
“Sí, a él me refiero.”
“¿Po-Por qué dirías eso?”
Shizuku parecía disgustada porque
la ‘Caballero de Bata Blanca’ declaró de repente que su hermano perdería.
“No diría que es una cuestión de
mentalidad.”
Kiriko entrecerró los ojos.
“Pienso que Kurogane-kun es un
espléndido caballero. A pesar de ser un caballero Rango-F, intentó llegar al
Festival de Arte de la Espada y lo logró—por lo que ciertamente tiene la
motivación y la fuerza. Aun al enfrentar al Rey de la Espada de las Siete
Estrellas, no mostró miedo alguno, sino que lo desafió—está claro que tiene
ambición... pero siento que se lo está tomando a la ligera.”
“¿A la ligera... dices?”
Shizuku miró fijamente a Kiriko,
percibiendo esto como un insulto hacia su hermano. Arisuin actuó para calmarla,
aunque expresó lo que ambos pensaban.
“Dices que Ikki se lo está
tomando a la ligera. ¿Pero qué tan distinto de él es Moroboshi, si comparten
los mismos sentimientos sobre el tema?”
Si tenían sentimientos distintos
sobre el tema, ¿por qué Moroboshi habría dicho algo como “deseo luchar contigo
en tu mejor condición”?
Pero Kiriko simplemente negó con
la cabeza ligeramente ante sus palabras.
“...Eso no es verdad. Creo que
han malinterpretado severamente al hombre llamado Yuudai Moroboshi. Debajo de
lo que llamé motivos ocultos, se encuentra algo muy distinto de la ambición de
Kurogane-kun. Sentimientos poco entusiastas como esos nunca le habrían
permitido superar esas heridas. Lo que lo apoya es algo totalmente distinto. Es
algo aún más único que el simple deseo de luchar contra aquellos por encima de
ti, o perseguir una bella victoria. Es una sensación de deber más dolorosa. Si
Kurogane-kun sólo se aferra a tales ideas autosatisfactorias como querer pelear
una batalla de la que pueda estar orgulloso, o alcanzar lugares mucho más altos—no
puede derrotar a Moroboshi. Estoy segura de eso.”
♦♦♦♦♦
Ikki no tomo el camino de regreso
al hotel después de separarse de Shizuku y los demás. En cambio, se dirigió a
un parque alejado de las ajetreadas calles, lejos del bullicio de la noche.
Nada de eso podía escucharse aquí, sólo los insectos.
“¿Te gustaría salir ahora? Nadie
nos escuchará aquí aunque provocáramos un tumulto.”
La persona a la que le habló era
la fuente de aquel instinto asesino que había percibido en frente de Ichiban Boshi.
Esa misma mirada lo había estado siguiendo desde más temprano. Este era el
verdadero motivo por el cual Ikki había elegido regresar al hotel solo—para
hablar con el dueño de esa mirada. Incluso con el Rey de la Espada de las Siete
Estrellas en medio de ellos, esta persona había enfocado su sed de sangre
totalmente sólo en Ikki, sin que nadie más lo notara. Esto hablaba muchísimo de
la habilidad de este perseguidor.
Un momento después, sus
estimaciones probaron ser correctas, conforme una figura emergió de las sombras
y se mostró en frente de él. Ikki tragó saliva.
“Pensar que serías tú...”
La ropa japonesa del recién
llegado revoloteaba en el viento nocturno. Sus brillantes ojos destellaron como
navajas. Aun así, él e Ikki habrían sido vivos retratos el uno del otro, si no
fuera por la cicatriz en forma de cruz que atravesaba su rostro.
“...Ouma.”
Ciertamente, no era otro que el
hermano de sangre de Ikki, y el único Caballero Rango-A de los aprendices de
Japón. Ouma Kurogane, el Emperador Espada de Viento.
Habiéndose revelado, Ouma no
pronunció una palabra conforme le lanzaba una mirada penetrante a Ikki. Difícilmente
era una mirada amistosa, sino una llena de instinto asesino, o quizás
enemistad. Sea cual fuere, su mirada era suficiente para ejercer una predigiosa
presión. Ambos tenían más o menos la misma altura. Pero cara a cara, Ouma
parecía cernirse unas dos o tres veces más su tamalo—tal era el poder de su
mera presencia.
Armándose de valor, Ikki logró no
dejarse tragar por la presión que emanaba la mirada de su hermano.
“¿Qué necesitas? A juzgar por lo
que pasó en la Academia Hagun, supongo que no estás aquí para un abrazo
fraternal, ¿o sí?”
Al lidiar con Ouma, lo mejor era
consultarle por su agenda, ya que él no era alguien que hacía algo—o que
siquiera aparecería en frente de él—sin una.
Ouma habló, rompiendo su
silencio.
“Por supuesto. Vine a verte con
un solo propósito. Tengo algo que decirte.”
“¿Algo que decirme?”
Ouma asintió ligeramente, y
entonces con una voz que hizo eco no en sus oídos, sino en sus entrañas—
“Retírate del Festival de Arte de
la Espada de inmediato, Ikki.”
Su tono y sus palabras no
admitían desacuerdo. Ikki se quedó atónito ante la repentina orden. ¿Por qué
tenía que retirarse del Festival de Arte de la Espada?
“¿Podría conocer tus razones?”
“¿No entendiste lo que se te
dijo? Qué despreocupado.”
Las cejas de Ouma se fruncieron,
su fastidio por las palabras de su hermano estaba más que claro.
“Tu existencia es un obstáculo
para la Princesa Carmesí.”
“¿...Qué?”
Habiendo escuchado el motivo de
su hermano, fue el turno de Ikki para fruncir el ceño.
“¿Desde cuándo he sido un
obstáculo para Stella? Me gustaría que no me reprocharas sin fundamento.”
“Es la verdad. Gracias a tus
engaños, gusano, la ‘Princesa Carmesí’ ha desperdiciado el tiempo estos meses
compitiendo estúpidamente a tu nivel después de ser superada por ti.”
“¿Engaño?”
“Técnicas, estrategias, todos los
medios con los cuales intentantes atrapar al oponente con la guardia baja, esos
mezquinos trucos de los que has alardeado y con los que rasguñaste tus
victorias—ese es tu engaño. La ‘fuerza’ no es algo que surja de tal vulgaridad,
y ella nunca podrá ser más fuerte ni nada como eso siguiendo a un hombre
vulgar. A decir verdad, me decepcionó durante nuestra batalla cuando asaltamos
a Hagun. Alguien del mismo calibre que yo no debería poder llegar a dar sólo
eso.”
Todo eso—fingir la apariencia de
la ‘fuerza’ y así timar a Stella—lanzó a los pies de Ikki. Habiéndolo decidido,
Ouma lo enfrentó.
“Por eso debes desaparecer,
tonto. La Princesa Carmesí es demasiado buena para alguien como tú.”
“Ya veo, así son las cosas.”
Ikki soltó un ligero suspiro ante
las palabras de Ouma. Habiendo escuchado todo hasta aquí, podía entender por
qué su hermano había declarado que él estaba bloqueando el progreso de Stella. En
palabras simples, Ouma lo estaba juzgando en base a su propio sistema de valor.
Para él, la fuerza no era la
técnica usada para ganar, sino el poder que uno tiene. Que la persona con más
poder ganaría era un hecho—técnicas capaces de subvertir esta ley no eran más
que trucos.
En serio, qué palabras tan severas.
Eran en verdad severas. Después
de todo, los ideales de Ouma no eran más que un completo rechazo de la
existencia de Ikki como caballero Rango-F apuntando a la cima. Hablar así era
bastante típico de él como un purista de la fuerza, pero Ikki no iba a aceptar
este ideal en absoluto.
“Finalmente comprendí por qué
piensas que he sido un obstáculo para el progreso de Stella, Nii-san. Sin
embargo, no tengo razón para estar de acuerdo con tus valores. Aun si es como dices, si tus valores son
ciertos, si soy una farsa... Stella me ama, y ella desea tener una batalla más
conmigo. Para mí, eso es todo. Todo. Tus palabras no están a la altura de
nuestra promesa, Ouma. No me convencen.”
Rechazó el pedido de Ouma
bruscamente. Su hermano en respuesta no lucía decepcionado, y ciertamente
parecía haber anticipado esta negativa.
“Eres un tonto. No me
malinterpretes. No te lo estoy pidiendo—te lo estoy ordenando. Si no escuchas,
simplemente haré que te arrodilles por la fuerza. Eso es todo.”
Con un solo movimiento lento—como
si la tarea le resultara tediosa—materializó su Dispositivo, la nodachi Ryuuzume, más larga que que la nihontou
promedio por un poco. El aire alrededor de ellos parecía congelarse por la
tensión, conforme las aves asustadas abandonaban los árboles. Ellas
sabían—sabían que en el momento que esta espada era desenvainada, todo dentro
del parque yacía en la palma de la mano de Ouma.
Ikki, también lo sabía. Pero aun
así no titubeó en lo más mínimo. Una sonrisa sin temor surgió en sus labios.
“Esto es bueno—no odio que sea
más fácil entenderlo de esta manera.”
Conforme dijo eso, materializó su
Dispositivo, Intetsu.
Ya lo había decidido. Desde el
momento que Ouma se reveló, había sabido que no había conversación que pudiera
terminar pacíficamente. Esas palabras habían sido demasiado. Había dicho que el
tiempo que Stella y él habían pasado juntos hasta ahora había sido inútil. Para
Ikki, conocerla y haber pasado estos días junto a ella—esas cosas eran
preciosas. No podía simplemente sonreír y dejar pasar tales palabras. Por el
bien de Stella, que lo amaba, no descansaría hasta que Ouma pague por haberlas
pronunciado.
“¡Sea un obstáculo para Stella o
no—ven a demostrarlo con tu espada!”
“¡No te atrevas a gruñirme con
mis propias palabras, perro sarnoso!”
Y así hizo erupción la batalla
fuera de competencia entre los hermanos Kurogane.
♦♦♦♦♦
En
la ciudad, de pronto comenzó la batalla entre el Emperador Espada de Viento y
El Peor.
Fue
Ouma el que hizo el primer movimiento. Levantó su mano, con Ryuuzume
resplandeciendo con un fuego pálido y siniestro en la oscuridad—
“¡Ha!”
—y
la barrió horizontalmente hacia Ikki quien se acercaba rápidamente. Diez metros
los separaban. Era una distancia que ninguna espada podría cruzar. Y aun así—
“¡Tch!”
El cuerpo de Ikki, que ya se
encontraba cerca del suelo en su embestida, ahora bajó aún más mientras se
zambullía contra el piso en pánico. Al instante siguiente—un ventarrón frío
pasó por encima de él, cortando las hileras de árboles detrás de él a su paso.
Una espada de acero puede que no
alcance esa distancia. Pero una espada de viento era otro tema. Este era el
Arte Noble Shinkuuha (15), una popular técnica ofensiva
entre los usuarios de viento que cortaba el aire, creando un pequeño pasillo de
vacío. Naturalmente, Ouma era capaz de usarlo.
“¡Haa!”
Ouma atacó con Ryuuzume una vez más, enviando otra
espada de vacío que se precipitaba hacia Ikki. Una tajada capaz de cortar el
aire. Mientras que le faltaba la fuerza pura y ofensiva de las habilidades de
área de un usuario de fuego—con referencia a la propia técnica de largo alcance
de Stella Vermillion, Colmillo de Dragón—su velocidad supersónica y la
dificultad para esquivar un ataque invisible la convertían en una habilidad
mortal a su propia manera.
Pero tal técnica ordinaria no
sería capaz de dominar a El Peor. Ikki siguió avanzando sin perder un ápice de
velocidad, abriéndose paso a través de los espacios entre las espadas de vacío,
esquivándolas todas por un pelo. Por sus movimientos era obvio que había visto
a través del invisible Shinkuuha. ¿Pero cómo? El truco yacía en dónde Ikki
había enfocado su mirada. Sus ojos no estaban sobre las espadas invisibles,
sino en Ryuuzume blandida por Ouma. Aunque
presumía de velocidad supersónica, Shinkuuha sólo podía avanzar en línea recta
de acuerdo a la trayectoria trazada por el usuario del Dispositivo. Por lo
tanto, seguirla y evadirla era simple si uno observaba los ángulos de ataque de
Ryuuzume. Era como esquivar balas,
donde uno podía eludirlas fácilmente al interpretar la cadencia de los
movimientos del cerrojo, y la posición del cañón. Para alguien con los reflejos
y la visión dinámica de Ikki, esas tajadas no podían golpearlo.
“Hmph...”
Zigzagueando en el pasillo de
tajadas de vacío, Ikki se estaba aproximando. Como juzgando que derribar a Ikki
iba más allá de una mera Shinkuuha, Ouma también arremetió y balanceó su arma
hacia el cuello de Ikki—no con una espada de viento esta vez, sino con una de
acero.
“¡¡Kaaaa!!”
“¡Tch...!”
¡Es rápido!
A pesar de blandir un arma con hoja
cuyo peso era equivalente al de una lanza, la agudeza y velocidad del corte de
Ouma con su nodachi superaba por mucho al de Ikki.
Esto no se trataba de una
diferencia en habilidad—ambos lados están a la par respecto a eso. La
diferencia radicaba en la capacidad de Ouma. Manipulando el viento, había
reducido la resistencia del viento hasta hacerla nula, dándole a su espada
blanca la ventaja en velocidad sobre la negra de Ikki. Sin Ittou Shura, no
había manera de contrarrestar tal velocidad. Habiéndolo juzgado en ese momento,
Ikki adoptó una postura defensiva—
*Swich*
—y entonces sintió un escalofrío
que congelaba la sangre en sus venas mientras ese sonido llegaba a sus oídos.
“¡Ooooooh!”
Sacrificando defensa, retrocedió
para evadir el ataque de Ouma. La hoja golpeó la tierra arenosa del parque—y no
se detuvo allí, sino que cavó un abismo aparentemente sin fondo en la tierra,
grabando esa herida con forma de fisura profundamente en el suelo color ocre. Ikki
comenzó a sudar frío al ver eso. Stella también podía sacudir el suelo con sus
ataques, pero lo de Ouma estaba por encima de ella. Después de todo, un temblor
era un fenómeno causado por la dispersión de energía—un indicio de gasto
excesivo e imperfecto del control mágico del usuario. Un verdadero ataque de
energía concentrada no creaba tales perturbaciones. A dónde se dirigía, haría
volar todo silenciosa pero totalmente. Ese era el ataque de Ouma, que había
perforado la tierra como un cuchillo a la mantequilla.
¿Cuánta energía habrá reunido,
cuánta fuerza y masa simulada con el fin de hacer algo como eso? ¿Cuántos
cientos de kilogramos? ¿Cuántos miles? No lo sabía, pero sí sabía una cosa. El
ataque de su hermano, como el de Stella, era un golpe brutal, y no uno que él
podría recibir directamente.
Pero—
Esta fuerza ofensiva extraordinaria, sólo puede ser
creada con ese cuerpo.
“Has cambiado mucho desde la
última vez que nos vimos hace muchos años, Ouma-niisan. No, debería decir que has
cambiado demasiado. ¿Cuál es el secreto detrás de ese cuerpo?”
“¿Oh?”
Ouma mostró una sonrisa
predatoria ante las palabras de Ikki.
“Pensar que notarías mi anomalía
en nuestro primer cruce de espadas. Aunque con trucos, la herida que le
causaste a Alas Gemelas evidentemente no fue puras palabras... Sin embargo, no
hay nada que puedas hacer con ese conocimiento. Esta anomalía es fuerza pura, a
diferencia de tus engaños.”
Ciertamente, esa tajada fue un
golpe formidable. Ikki no era alguien que no experimentó ataques de los cuales
no se podía defender. Una vez había esquivado un ataque de Stella que
destrozaba la tierra denegando su fuerza física demoníaca con una suave
defensa. Pero eso sólo había sido posible debido a la inexperiencia de Stella. Una
espada que se mueve de manera salvaje no corta las hojas que caen. Ese era el
principio detrás de ello; evitar una fuerza salvaje no era más que una cuestión
simple.
Pero el funcionamiento de la
espada de Ouma era distinto. Su camino no sucumbía ante la más mínima
vacilación ni desvío—sin lugar a dudas cortaría a la mitad una hoja que cae.
Por eso, incluso usar Ten’i Muhou sería bastante
peligroso.
¿Cómo lidiará con esta espada de
demonio? Usar Ittou Shura le permitiría achicar la diferencia en velocidad,
pero dado el límite de un minuto de duración aún era demasiado pronto para
usarlo. Primero necesitaba obligar a Ouma a mostrar más de su parte.
En ese caso, ¿qué tendría que
hacer? Mientras exploraba sus experiencias pasadas para llegar a una solución—
“Veo que estás pensando en cosas
inútiles.”
La burla de Ouma rompió su tren
de pensamientos.
“Ya te lo dije antes, no hay nada
que puedas hacer.”
Entonces, Ouma hizo su
movimiento. ¿Era Shinkuuha otra vez? No. No hizo un corte, en cambio elevó su
espada en lo alto, como con intención de atravesar la luna.
“Y además, no pretendo perder
mucho tiempo con alguien de tu nivel. Pongámosle un límite a esto—estas vueltas
y rodeos son deprimentes.”
Entonces inició su conjuro.
“Amarra y sella—Mukou Kekkai (16).”
El fuego esmeralda rodeando a
Ryuuzume desató una flama vibrante, y en un instante un ventarrón salvaje
barrió el campo de batalla. Las arenas se levantaron y se quemaron, cegando los
ojos conforme los vientos aulladores las hacían girar en su corriente de aire
ascendente. Ikki se aferró al suelo con ambas manos, apenas pudiendo evitar que
el aire lo succione.
¡Kuh! ¡Está obstruyendo mi visión...!
La tormenta de arena y el tornado
en conjunto lo habían privado de la visión y la movilidad. No podía más que
reconocer que este movimiento era efectivo, pero pronto se dio cuenta
dolorosamente que incluso esa línea de pensamiento era ingenua. Un hombre que
se dedicaba a la fuerza de manera tan pura como Ouma nunca usaría una técnica
que simplemente reduciría la capacidad de lucha de su oponente.
Mukou Kekkai tenía una habilidad
más directa y aterradora, y la misma era—
“¡Esto...!”
¡No puedo... respirar!
—la eliminación forzada de
oxígeno. El aire ascendente que Ouma había creado estaba robándolo del campo de
batalla, elevándolo alto en el cielo, y negándole a Ikki el lujo del tiempo.
“Tienes diez minutos. Uno si
peleas; eso es todo lo que te queda. No tengo paciencia para que conserves esa
miserable fuerza tuya. Ven a mí con todo lo que tengas.”
Ikki, escuchando el tono
demandante de Ouma, se armó de valor. Ciertamente, no tenía tiempo para
conservar su poder, exactamente como su hermano había dicho. Además—
Este es un oponente contra el cual no puedo
contenerme.
No sabía que le había sucedido a
su hermano durante el tiempo en que el paradero de Ouma era desconocido, pero
estaba claro que era muchas veces más fuerte de lo que Ikki lo recordaba. Esto
combinado con la deficiencia preexistente de poder de Ikki significaba que Ouma
no era un oponente con el cual podría guardar un as bajo la manga. Reconociendo
esto, Ikki abortó su intento de ver a través de la fuerza de Ouma, y encendió
toda la magia que fluía por su cuerpo.
“Ittou Shura.”
Un estallido de fuego azul
envolvió su cuerpo conforme su espíritu se desataba, como una ráfaga de viento
pero lo suficientemente filoso como para cortar la carne. Los árboles en el
parque se sacudieron otra vez, sus hojas caían como gotas de lluvia. Habiendo
experimentado muchas batallas, el espíritu de Ikki había llegado a posser una
presión muy física.
Aun así Ouma no se estremeció en
lo más mínimo ante ese nivel de presión. Más que estar intimidado por Ittou
Shura, parecía molesto—como si le hubieran mostrado algo demasiado simple.
“Una liberación altamente
concentrada del poder de uno en un corto período de tiempo usado con el fin de
derrotar con fuerza explosiva a un oponente cuyas reservas totales no puedes
igualar... esto es la cúspide de la decepción. Sólo verlo me eriza la piel...
Vamos. Déjame hacer volar este obstáculo.”
Con movimientos casi pausados,
adoptó una postura de batalla. Estoico e inmóvil, evocaba a una poderosa
montaña. Profundamente plantado en la tierra, una presencia absoluta. Ikki casi
era superado por esta sensación. Pero ya había jugado su carta del triunfo. Le
quedaba un minuto, no más. Desperdiciar incluso un segundo era fatal contra
este enemigo. Por lo tanto—
“¡Haaaaaa!”
El caballero de negro inició el
ataque decisivo, agachando su postura contra el suelo como una sombra. En
respuesta, el Emperador Espada de Viento también hizo su movimiento, con su
espada barriendo como un huracán hacia la cabeza de aquella sombra.
¡Pero bajo el manto de Ittou
Shura, Ikki era más veloz que cualquier viento!
¡Puedo hacer esto!
Intentaría terminar esto en el
primer golpe aprovechando la decisiva diferencia en velocidad. Eludiría el
golpe de Ouma, lo evadiría, y golpearía su cuerpo en un destello.
No temas.
Sus ojos se concentraron en la
hoja blanca descenciendo sobre su cabeza. Ouma podía partir la tierra con este
golpe. Si dejaba que el miedo paralice su evasión, será decapitado de un solo
golpe.
¡Concéntrate!
Reunió máxima concentración para
evadir la guillotina de este verdugo. La precisión para evadir esta espada
descendente. Podía hacerlo. Tenía que poder hacerlo. Con todo lo que se había
perfeccionado a sí mismo hasta ahora, seguramente podría hacerlo. Y así, sin
miedo—
¡Veeeee!
Armándose de coraje, Ikki invocó
su más alta concentración y cargó contra la inminente hoja. En ese instante,
repentinamente—
¿...Eh?
—se detuvo.
♦♦♦♦♦
¡¿Qué... es esto?!
Los ojos de Ikki se abrieron
grandes en shock ante la repentina anomalía en su cuerpo conforme él y Ouma
estaban a punto de cruzar espadas. Este era el momento preciso en el que había
concentrado todas sus energías. El momento en que debería haber desviado el
ataque de Ouma, y luego atravesar su guardia. Pero en este momento decisivo—fue
como si la conexión entre su mente y su cuerpo de pronto se hubiera
interrumpido. Estaba conciente. Pero su cuerpo no se movía.
¡¿Qué... está pasando?!
No tuvo tiempo para asombrarse,
sin embargo. Él fue el único que se había detenido. La hoja de Ouma estuvo
encima de él en un destello.
¡Mierda!
Apenas pudo ponerse en guardia
antes de que hiciera contacto con su cuello.
Pero había recibido directamente
la fuerza física de Ouma que podía partir la tierra.
“¡¡¡Gaaaah!!!”
Ikki salió volando docenas de
metros, como golpeado por un pesado camión, chocando contra una pared de
piedra.
“¡Gah-hak!”
Una gota de sangre salió de su
boca—el impacto había alcanzado sus órganos internos, dañándolos. Los huesos de
sus brazos estaban rotos hasta los codos por haber recibido esa tajada de
lleno. Pero en este momento, ambas cosas eran irrelevantes para Ikki.
¡Qué fue eso, hace un momento...!
En el momento del choque
decisivo, se había congelado misteriosamente. ¿Por qué se había detenido? Desde
que manejaba la espada, esto nunca le había pasado. Pero a pesar de que aquella
misteriosa ocurrencia en su cuerpo distrajo a Ikki—
“Hmph.”
Ouma habló con una voz exasperada
e impaciente.
“¿Qué te sorprende tanto? ¿Creíste
que podrías seguir igual después de haber peleado con la espadachina más fuerte
del mundo? Aunque tu cuerpo se encuentra bien, ella dejó su marca en tu
espíritu.”
“¡¿...Eh?!”
“Pensar que ni siquiera pudiste
aceptar su regalo, y aun así te atreves a ladrarme. Tú, que no conoces tu
lugar—”
Aunque Ouma lo denigraba,
gradualmente adoptaba una postura ofensiva. Levantó su mano, con la espada
paralela al suelo. En un instante, Ryuuzume
estalló con un halo de luz—hasta ahora sin igual conforme su hoja era envuelta
por el viento. El resultado era de una escala extraordinaria mientras los
vientos giraban y devoraban la atmósfera alrededor de ellos, amenazando con
succionar todos los objetos a su alcance. Capa tras capa de ventarrón cortante
se fusionaba, formando esta única espada de aire. Una espada de tornado, capaz
de cortar todo a su paso.
Sí, este era el Arte Noble que
había derribado a la Princesa Carmesí y a Raikiri.
“Para un timador como tú,
Kusanagi es demasiado. Sin embargo, sería desagradable si no te matara al no
completar esta tarea. Por lo tanto, recibe agradecido este favor especial—y
muere.”
Habiendo pronunciado su palabra
final, Ouma osciló su espada, enviándole su más grande técnica a El Peor,
severamente herido.
¡No puedo recibir esta técnica...!
Tenía que evadirlo, por los
medios que fueran necesarios. Por supuesto que estaba preocupado por el
significado detrás del ‘regalo’ de Edelweiss que Ouma había mencionado. Pero lo
dejó de lado por el momento, ordenándole a su cuerpo—aún destruido por el daño
causado por el impacto—escapar de la amenaza inminente con toda su fuerza.
Pero se congeló otra vez—como
antes. Su cerebro desesperadamente le reclamaba a su cuerpo que escapara, pero
su carne estaba congelada, no respondía. ¿Acaso sus funciones motoras quedaron
deshabilitadas por el daño? Esa posibilidad surgió en su mente. Pero al
corroborar sus heridas, lo descartó—eran severas, sí, pero no al punto de
dejarlo inmóvil.
¿Entonces, por qué? No podía
entenderlo. No podía entenderlo. Pero a este ritmo iba a recibir el golpe
directamente.
¡Kuh!
Tenía que pensar en algo. Pero no
le venía nada a la mente, la única parte de su cuerpo que aún no se había
detenido, incluso con sus engranes funcionando a toda velocidad. Estaba a punto
de ser tragado por la fuerza titánica de aquella espada de viento—
“¡Hazlo pedazos, Tora-Ou!”
♦♦♦♦♦
Un joven blandiendo una lanza
amarilla se interpuso entre El Peor y la espada de viento comprimido que
amenazaba con reducirlo a escombros. Cuerpo corpulento, y con ojos como
depredador, era el Rey de la Espada de las Siete Estrellas, Moroboshi Yuudai.
“¡Hazlo pedazos, Tora-Ou!”
Con un grito que atravesaba los
cielos, impulsó la lanza amarilla hacia el tornado descendente. Una luz dorada
se disparó desde la punta de la lanza, el resplandor adoptando rápidamente la
forma de la cabeza de un tigre—con las mandíbulas abiertas y mostrando los
colmillos. El tigre dorado creado con poder mágico atrapó la espada de viento
inminente con sus fauces abiertas, y mordió—y la carta del triunfo de Ouma,
Kusanagi, que había derribado fácilmente a la Princesa Carmesí y a Raikiri—aprendices
de caballero de primera línea—quedó literalmente, hecha pedazos. Partida a la
mitad por el tigre, la espada de viento se dispersó y finalmente se disipó.
“¿Estás bien, Kurogane?”
Moroboshi le preguntó mientras permanecía
entre los hermanos como el escudo de Ikki.
“¿Mo, Moroboshi-san, por qué
estás a—?”
“Olvidaste algo, así que vine a
devolvértelo.”
Diciendo eso, lanzó el objeto
hacia el pecho de Ikki—su datapad.
“La doc dijo que te fuiste solo.
Venía recorriendo tranquilamente el camino de regreso al hotel... y de alguna
forma me topé con la discusión de unos hermanos extravagantes.”
Moroboshi luego se dirigió a
Ouma.
“Yo, tiempo sin verte, Ouma. No
veía tu rostro desde que estábamos en la escuela primaria.”
“Moroboshi, la Estrella de Naniwa...
o debería decir, ¿Rey de la Espada de las Siete Estrellas?”
“Ha. No quiero que tú me llames
así. Ni siquiera estuviste en el Festival de Arte de la Espada de ese año.”
Moroboshi habló, refiriéndose a
su antigua rivalidad en la escuela primaria.
“Ganar ese título no significa
nada para mí... bueno, dejemos eso de lado por ahora.”
Mientras intercambiaban palabras,
Moroboshi escaneó el área a su alrededor y frunció el ceño ante el estado en
que se encontraba. Las profundas grietas cavadas en el suelo. Los árboles
cortados por el tornado. La espada. La pared de piedra rota.
“¿No es esto demasiado para una
discusión entre hermanos? ¡Alguien podría haber muerto si yo no me entrometía!”
“Ese debe ser el Arte Noble que
puede denegar todas las Artes Nobles—Mordida
de Tigre (17). Lograste destruir
Kusanagi e incluso Mukou Kekkai.”
“Aye, así fue. En otras palabras,
tu poder sobre el viento no me hizo nada. Ahora que lo sabes, déjame
preguntarte algo... ¿vas a continuar esta tonta pelea? Si sigues armando un alboroto
en mi césped, te las verás conmigo.”
Amenazando a Ouma con una voz
filosa como una daga, Moroboshi apuntó su lanza, infundida con el poder del
anulador de Artes Nobles, Mordida de Tigre, hacia él.
“No. Ya no deseo continuar.”
Cerrando sus ojos, recordó a Ryuuzume. Mordida de Tigre de Moroboshi
había podido destruir la carta del triundo Kusanagi con facilidad. ¿Acaso
consideraba que sus posibilidades contra la asistencia de Moroboshi eran
demasiado desfavorables? No. Saber cuándo retirarse no era su fuerte. Su razón
para continuar la batalla se había ido. El poco interés que había poseído antes
abandonó sus ojos conforme los fijaba sobre Ikki, quien seguía colapsado detrás
de Moroboshi.
“Si no puede aceptar el regalo de
Alas Gemelas, entonces no necesito acabarlo aquí—será derrotado por ti mañana.
Mejor. La Princesa Carmesí seguramente despertará si ve su patética actuación.”
Soltando ese último comentario
desdeñoso, dio media vuelta y se mezcló en la oscuridad de la cual había
venido. Mientras se iba, murmuró unas últimas palabras.
“Por haber olvidado algo,
¿huh...? Qué hombre afortunado.”
Moroboshi soltó un suspiro
exasperado conforme veía retirarse a Ouma.
“Bueno, su apariencia ha cambiado
bastante desde la primaria, ¿pero esa actitud fría sigue siendo la misma?”
Una vez que Ouma había
desaparecido por completo, giró hacia Ikki, quien se encontraba tirado contra
la pared de piedra.
“Bueno, ¿qué fue todo eso?
Escuché que mencionaron a Stella-chan o algo así. ¿Es alguna pelea de amantes?
¿Dos hermanos peleando por la misma chica, como en un drama?”
Ikki sonrió amargamente ante la
frivolidad de Moroboshi mientras se levantaba titubeando.
“Por favor para, casi me muero
hace un momento. Aun así, me salvaste. Muchas gracias por eso... y por el
datapad también.”
“Todo bien, todo bien. No te
preocupes... más importante.”
Sus ojos se entrecerraron, y
continuó con un tono serio. Estaba preocupado por una sola cosa.
“Bueno, ¿qué sucede contigo,
Kurogane? Lo vi de lejos, pero tus movimientos fueron raros. Y no parecía que
fuera por tus heridas...”
Había visto a Ikki cuando no
parecía que fuera a escapar de Kusanagi. Desafortunadamente, la respuesta a su
pregunta era algo que el propio Ikki quería saber, más que nadie.
“Honestamente, no sé qué sucedió
o cómo...”
Había llegado de manera
completamente inesperada—se supone que se había recuperado perfectamente para
el torneo. Por lo que no pudo más que negar con la cabeza.
“En verdad... pero en serio,
lucías como un venado iluminado por un gran camión a alta velocidad. Bueno, no
puede ser eso, ¿no?”
Después de todo, ningún caballero
que aparezca en el Festival de Arte de la Espada se moriría de miedo por la
técnica de un oponente, y mucho menos alguien como Ikki, ‘El Peor’ que había
sido lo suficientemente valiente para sonreír cuando lo enfrentaron contra la
Princesa Carmesí y su Katharterio Salamandra. No podía ser eso. Pero aun así—
Las palabras casuales de
Moroboshi hicieron que algo destellara por la mente de Ikki.
「¿Creíste que podrías seguir igual
después de haber peleado con la espadachina más fuerte del mundo? Aunque tu
cuerpo se encuentra bien, ella dejó su marca en tu espíritu.」
Estas fueron las palabras que
Ouma le había dicho al final de su batalla. Ahora que lo pensaba, era
exactamente como su hermano lo había descrito. Él había luchado contra la
espadachina más fuerte del mundo, y sobrevivió. Fue derrotado por ella, pero
sobrevivió. ¿Podría haber sido tan conveniente? Había puesto un pie en la tumba
y regresado de allí—pero no parecía que algo hubiera cambiado... ¿esa forma de
pensar quizás era demasiado ingenua?
Un mal presentimiento le provocó
sudor frío. Esto sucedía a menudo en el mundo de la pelea, siendo un buen
ejemplo el boxeo. Luego de haber sufrido una severa derrota, algunos luchadores
desarrollaban un extremo miedo irracional a los puñetazos de un oponente y como
resultado se congelaban del pánico a los pocos segundos cuando se
intercambiaban golpes. Esta condición mental de trauma inducido era conocida “Punch Eye”. Naturalmente, aquellos
afectados por esta condición no pueden seguir peleando.
Algunos los llaman inservibles.
¿Podrá ser que... sin saberlo, se había vuelto inservible? Ciertamente, se
había realizado exámenes después de la batalla con Edelweiss. Aún podía
desarrollarse dentro de los estándares usuales en su entrenamiento. Pero
ninguna de estas situaciones había puesto su vida en peligro. Por eso, no se
había dado cuenta hasta ahora, para que se revelera al enfrentarse al genuino
instinto asesino que Ouma exudaba. Era un pensamiento aterrador, y
desafortunadamente, no eran palabras vacías. De hecho, era como Ouma había
dicho—que él haya salido ileso de una batalla con la espadachina más fuerte era
extraño. ¿Sería inesperado que alguna parte de él, cuerpo o espíritu, se haya
destrozado durante la pelea?
Al ver la pérdida de sangre en el
rostro de Ikki, Moroboshi habló, preocupado.
“¿Qué pasa? Tienes cara de
miedo... ¿se te ocurrió algo?”
“...No... no particularmente...”
No le contó a Moroboshi sobre sus
pensamientos. Era imposible que lo hiciera. No podía mostrarle su debilidad a
su próximo oponente. Y más importante—
「Deseo luchar contigo en tu mejor
condición.」
—Moroboshi esperaba con ansias
por su batalla. No podía decirle, ni aunque le arrancaran los labios. Ikki
reprimió obligadamente la inquietud dentro de sí.
Todo el tiempo, Moroboshi siguió
mirándolo, hasta que—
“¿En verdad...? Bueno, dejando
eso de lado, llamemos a un doctor rápido, ¿sí? Sólo quédate sentado un
momento.”
Sin presionar sobre el tema, sacó
su datapad y comenzó a llamar una ambulancia.
“Perdón por esto...”
¿Esto era un agradecimeinto, o
una disculpa? Murmurando esas palabras cuyo significado no conocía, Ikki posó
sus detrozadas manos sobre su pecho. Ittou Shura se había desvanecido hace
tiempo, y la fatiga ahora se había incrementado y le invadía todo el cuerpo.
Gracias a eso, su cuerpo se había entumecido y por lo tanto no sentía el dolor
de sus heridas.
¿Qué me... sucedió? ¿Qué le sucedió a mi cuerpo...?
Y aun así el miedo que surgió en
su corazón por haberse roto algo dentro de él como caballero no disminuyó en lo
más mínimo.
Luego, después de haber recibido
tratamiento y regresado a su habitación en el hotel, Ikki siguió haciéndose sus
propios exámenes. Sumergiéndose profundo en su conciencia, examinó su cuerpo y
su alma, sin dejar ninguna piedra sin revisar. Pero no pudo encontrar ningún
rastro aparente de aflicción. De hecho, no pudo más que concluir que se
encontraba en óptimas condiciones. ¿En verdad se había arruinado? Si no, ese
congelamiento, ¿qué fue?
No lo sabía, y como no lo sabía,
ni siquiera podía empezar a superarlo. Era una mala señal. Desafiar al Rey de
la Espada de las Siete Estrellas mientras estaba sentado en esta bomba de
tiempo que ni siquiera entendía, era insensato. Este no era un oponente que
podría derrotar si su cuerpo se rehusaba a moverse en momentos críticos. Tenía
que superarlo de alguna forma.
Pero como burlándose de la
ansiedad que preocupaba su corazón, llegó.
La luz. La mañana. El día donde
todo comenzaría...
♦♦♦♦♦
El conflicto es malvado, porque nace del odio;
La paz es buena, porque nace de la bondad;
La violencia es pecado, porque con ella lastimamos a nuestros compañeros;
La conciliación es virtud, porque con ella nos preocupamos por ellos;
Si la humanidad fuera sensible, seguramente pensaríamos de esta manera.
¡Pero a pesar de esto, la humanidad anhela fuerza!
¡Ser más fuerte que los demás! ¡Ser más valiente que los demás!
¡Poder avasallante, que nadie pueda resistir! ¡Poder absoluto, con el cual harás lo que quieras!
Déjalos hablar, a aquellos que nunca anhelaron esto. Déjalos abrir la boca, a aquellos que nunca lo han deseado.
Todos los que nacieron en este mundo han soñado—y muchos renunciaron cuando perdieron el camino.
¡Ahora, aquellos que sueñan con poner en juego su vida para desafiarse a sí mismos y a sus pares se han reunido aquí, en este festival!
De Hokkaido—la Academia Rokuzon.
De Tohoku—la Academia Kyomon.
De North Kanto—la Academia Donrou.
De South Kanto—la Academia Hagun.
De Kinki—la Academia Bukyoku.
De Chugoku-Shikoku—la Academia Rentei.
De Kyushu-Okinawa— la Academia Bunkyoku.
Y por último pero no menos importante—nuestro debutante, la Academia Akatsuki.
Treinta y dos han sido elegidos entre las ocho escuelas, caballeros magníficos, cada uno de ellos.
¡Aun así, sólo uno recibirá el título de ‘Rey de la Espada de las Siete estrellas’—el nombre del estudiante caballero número uno de Japón!
Por lo tanto, deberíamos decidir al mejor de todos con espada en mano, ¿no es para eso la tradición de la caballería?
...Nuestros treinta y dos jóvenes y nobles campeones.
¡Ahora es el momento! ¡Que nadie les reproche!
¡Luchen como deseen, como quieran—luchen con todo lo que tengan!
Así, declaro que el sexagésimo segundo Festival de Arte de la Espada de las Siete Estrellas... ¡ha comenzado!」
NOTAS DEL TRADUCTOR:
(1) Teppanyaki: platos
japoneses a la parrilla o fritos en un plato de acero.
(2) Takoyaki: Carne
de pulpo frita rebozado en harina.
(3) Okonomiyaki: un plato
salado japonés a la parrilla similar a los panqueques.
(4) Rangetsu: un restaurante
en Ginza, Tokyo, conocido por sus platos de carne de res.
(5) Champon
de Nagasaki: un plato de fideos o cerdo frito, vegetales, y
comida marina en sopa, regional de Nagasaki.
(6) Ringer Hunt: una cadena de
restaurantes de comida rápida japonesa, especializada en champon.
(7) Bahía del Domo: un
domo grande de metal que alberga el Museo Marítimo de Osaka.
(8) Otoro: carne del
estómago aceitoso del atún de aleta azul, considerada de alta calidad para
preparar sushi.
(9) Estrella de Naniwa: es
un juego de palabras con el nombre de Moroboshi, ya que el kanji para “-boshi”
significa “estrella”. Naniwa es el antiguo nombre de Osaka.
(10) Ichiban Boshi: “Estrella
Número Uno”
(11) Noren: las cortinas noren
se suelen colgar en la entrada de muchos establecimientos, pero también son comunes
en las casas japonesas, donde suelen colocarse en la entrada a la cocina o a
veces como división en un pasillo.
(12) Era Taisho: el
período del reino del Emperador Taisho, que duró desde 1912 hasta 1926.
(13) Surströmming: es una
especialidad de la gastronomía sueca que consiste en arenque del Mar Báltico
fermentado, caracterizado por un extremo aroma y gusto ácido.
(14) Okonomiyaki Butatama: okonomiyaki
con el estilo clásico de Osaka, con cerdo encima.
(15) Shinkuuha, 真空波: “Onda de Vacío”
(16) Mukou Kekkai, 無空結界: “Barrera Sin Aire”
(17) Mordida de Tigre: el
término usa los kanji 暴喰, Boukui
(“Cruel Devorador”).
Traductor al
Inglés: DisavateraMX
(Baka-Tsuki)
Traductor al Español: nahucirujano
Corrección: nahucirujano
Traductor al Español: nahucirujano
Corrección: nahucirujano
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