Capítulo 2

Capítulo 2 La Estrella de Naniwa


Era el día siguiente a la fiesta; en otras palabras, el día anterior a la apertura del Festival.

Ikki, Shizuku y Alice estaban dirigiéndose al lobby del hotel, habiendo planeado cenar afuera durante el día anterior al torneo. El desencadenante de esto había sido algo que ocurrió anoche en la fiesta.

La fiesta había durado aproximadamente una hora después de que Ikki había regresado, habiéndose cambiado la ropa que Sara le arrancó.

 [Oye, Kurogane. ¿Ya decidiste a dónde vas a cenar mañana?]

Conforme las festividades culminaban, de repente Moroboshi le había preguntado esto a Ikki y Shizuku.

 [Bueno, aún no, pero supongo que comeré en el restaurante del hotel.]

[¡Oh, vamos, no hagas eso! ¡Finalmente llegaste hasta Osaka, deberías probar la comida local!]

Ikki no había pensado mucho sobre su respuesta, y por la franca respuesta de Moroboshi parecía que él sí.

 [Mm, es verdad. ¿Qué comida es recomendable aquí en Osaka?]

[Bueno está el teppanyaki (1). El takoyaki (2) no está nada mal, pero es más un refrigerio. Pero en cuanto a platos en general, supongo que el okonomiyaki (3) está bien.]

[Pero Onii-sama, ya hemos comido okonomiyaki en Tokyo en Rangetsu (4).]

[¡Idiota! ¡Eso es como decir que has comido Champon de Nagasaki (5) después de haber ido sólo a Ringer Hut (6)! Le falta ese sabor local... de acuerdo, está decidido, mañana cenaremos okonomiyaki. ¡Los llevaré al mejor lugar de okonomiyaki aquí en Osaka!]

[Uh, um—]

[¡Entonces nos vemos en el lobby a las cinco de la tarde!]

...y así fue como su agenda actual había resultado de alguna forma.

“En serio, qué persona aterradoramente controladora. ¿Todos los de Osaka son así?”

“Bueno, no, no creo que ese sea el caso...”

“No obstante, me alegra que me hayan invitado. Nunca he comido okonomiyaki, así que estaba pensando que debería probarlo ya que estamos aquí.”

“¿En serio? Entonces podrías habérnoslo dicho.”

“Me hubiera sentido mal al traerlos a ambos conmigo. Tienen que prepararse para sus enfrentamientos de mañana, ¿saben?”

Ciertamente, ese sería normalmente el caso. El Festival de Arte de la Espada no era un torneo estilo liga. Una derrota significaba el fin del recorrido, y como tal cada enfrentamiento debía ser abordado con máxima concentración. Si al día siguiente tendrán su primera batalla, la mayoría de las personas querrían mantenerse concentradas, y por lo tanto normalmente rechazarían tales invitaciones a salir.

“Pero no pensé que alguien que competirá mañana los invitaría a salir.”

Y tampoco era cualquier persona que competía al día siguiente la que los invitó. Era el ganador del Festival de Arte de la Espada del año pasado. Alguien que cargaba con una presión en sus hombros de una dimensión distinta a la que Ikki o cualquier otro competidor cargaban, y encima, el oponente de Ikki.

“Sí que tiene una absurda cantidad de coraje. ¿No se siente avergonzado?”

“Si se sintiera así, no nos habría invitado.”

“Bueno, no me importa ya que no soy de las que se ponen nerviosas, ¿pero estarás bien, Onii-sama? Eres demasiado amable, si te resulta difícil negarte yo puedo hacerlo por ti.”

Su tono tenía un dejo de preocupación, porque esto le había sucedido a Ikki durante su Batalla de Selección de Representantes con el ‘Cazador’. En esa batalla, sus nervios lo habían llevado a un comienzo terrible. Shizuku esperaba que al menos por hoy, nadie molestara ni se interpusiera en el camino de su hermano hasta que la batalla empiece. Por eso no podía evitar sonar un poco espinosa cuando hablaba sobre Moroboshi.

“Está bien. Esto se siente un poco forzado, pero si estuviera en contra ya lo habría dicho.”

Dijo Ikki, confirmando que se encontraba aquí por propia voluntad, en lugar de meramente seguirle la corriente a quien los invitó. Esa era la verdad.

“Honestamente, tiene razón: es raro que estemos aquí en Osaka, lejos de Tokyo. Me gustaría probar algunos platos icónicos de la comida local. Y de todas maneras...”

“¿De todas maneras?”

“En lugar de quedarme sentado solo en mi habitación meditando, compartir una mesa con el Rey de la Espada de las Siete Estrellas parece más divertido.”

En palabras simples, Ikki estaba interesado en Moroboshi Yuudai como persona. Si quería saber acerca de las fortalezas o habilidades de Moroboshi, había varios métodos disponibles para él. Por el contrario, había muy pocas oportunidades para conocerlo como persona, saber acerca de sus puntos de vista, su estilo de vida.

Esto, para El Peor se sentía mucho más importante que simplemente mantenerse concentrado.

“Yo... no creo que perderías con él en términos de coraje,” comentó Alice, atónito.

Debería haber sido razonable, incluso normal sentirse incómodo al salir a comer con el alguien con quien lucharás al día siguiente, pero parecía que esas simples ideas no se aplicaban a Ikki.

“¡Oigan, por aquí, por aquí!”

Conforme salían del lobby y de la entrada del hotel, encontraron a Moroboshi esperándolos en frente de una fuente.

“Perdón, ¿esperaste mucho?”

“No, llegaron justo a tiempo.”

Moroboshi respondió mientras se acercaban a él.

“Es sólo que no podía esperar, así que no se preocupen por eso.”

Entonces echó un vistazo a Alice.

“¿Oh, quién este chico cool de aquí?”

Aunque Alice había sido representante en su momento, y por ende su foto debería haber circulado, parecía que Moroboshi no lo reconoció mientras seguía mirando en su dirección. Tampoco había venido a la fiesta, después de todo.

Shizuku dio un paso al frente mientras gesticulaba hacia dicha persona.

“Es Arisuin Nagi. Es mi amigo y compañero en la Academia Hagun.”

“En cualquier caso, no mencionaste cuántas personas habías invitado. ¿Está bien?”

“¡No se preocupen, no hay problema! Mientras haya más gente, mejor. De todas formas, puede que ya me conozcas, pero aquí voy. Soy Moroboshi de Bukyoku.”

Presentándose, extendió su mano derecha ofreciéndola a Alice para un apretón de manos.

“Eres muy amable. Soy Alice.”

No viendo razones para rechazar una presentación educada, Alice tomó su mano.

“Jejeje, suenas rudo, pero en realidad eres bastante caballeroso. Me gusta eso en un hombre.”

“¡¿...Haaa?!”

Moroboshi, como cualquier otro hombre haría si otro hombre que acababa de conocer le dijera eso, se estremeció ante la ardiente mirada en los ojos de Alice.

“Uhh... lo siento,” y con una expresión bastante perpleja preguntó. “¿Pero es esta alguna clase de broma?”

“Oh no, lo digo en serio, ¿sabes~? Es que soy una doncella en el cuerpo de un hombre.”

“Oh... oh. Entonces, era eso, huh. Debe ser difícil...”

“Cielos, qué manos firmes.”

Alice murmuró mientras sus largos y elegantes dedos acariciaban el reverso de la mano derecha de Moroboshi.

“Como uno esperaría de un hombre fiel como el Rey de la Espada de las Siete Estrellas.”

“¡Uwaaaaaaa!”

Moroboshi retrocedió de un salto por el terror.

“Alice. Deja de molestarlo.”

“Ja ja. Perdón. No te preocupes, Moroboshi-san, sólo estaba bromeando~”

“Eh... ah, ajaja. Ya veo, ya veo, entonces era una broma. Es que nunca había conocido a un okama, así que estaba un poco shockeado.”

“No te preocupes, no pondré una mano sobre un hombre heterosexual.”

“...Entonces no bromeabas sobre lo de ser okama...”

Esto me recuerda mucho a la vez en que conocí a Alice.

La reacción de Moroboshi fue como una repetición de la suya hace unos pocos meses.

Bueno, ya me he acostumbrado bastante, pero al principio fue una verdadera sorpresa.

Aunque él lucía más adaptable. Moroboshi aclaró su garganta.

“B-Bueno, supongo que todo está bien. Gays, heterosexuales, todos comemos la misma comida, ¿no?”

Habiendo recuperado su actitud usual, Moroboshi se dirigió a Ikki.

“Por cierto, la Princesa Carmesí no está aquí. ¿Todavía no llegó?”

“Mm. Lo más probable es que llegue mañana.”

“Ya veo. Qué mal.”

Moroboshi suspiró, parecía genuinamente decepcionado.

Ikki entendía sus sentimientos. Después de todo, había ido a la fiesta de ayer también con la intención de ver a aquellos con los que batallará. La Princesa Carmesí, caballero Rango A... por supuesto que iba a ser alguien que el Rey de la Espada de las Siete Estrellas querría conocer—

“Cielos, esperaba ansioso por verla exprimiendo mi efectivo. Lucía como si pudiera comer—”

“¿Eh? Moroboshi-san, dijiste algo—”

“¡Ah—nah, najaja! ¡Nah, no era nada, sólo estaba hablando conmigo mismo!”

Eso no fue nada, pensó Ikki. Sus ojos y su comportamiento eran sospechosos. Ciertamente había dicho algo por lo bajo.

Pero Moroboshi no le dio tiempo a pensar demasiado al respecto.

“¡Bueno, miren la hora! ¿Deberíamos ir?”

Dando un paso al frente, los instó a seguirlo.

“No hay tanta gente como en Tokyo, pero la zona comercial está bastante ajetreada a esta hora—¡no se pierdan!”






Era un viaje de 10 minutos hasta la zona comercial desde la estación de trenes más cercana al Domo de la Bahía (7), y con Moroboshi guiando el camino en la salida de la estación, los cuatro se zambulleron sin pensarlo en la galería comercial.

[¡Ah! ¡Es Moroboshi!]

[¡Oh, es ese idiota de Moroboshi! ¿Qué diablos estás haciendo aquí! ¿No tienes un enfrentamiento mañana?]

[¡Tú eres el idiota, pequeña mierda! ¡El enfrentamiento es mañana, ¿no?]

[¡Hoshi-chan, esperamos tu victoria este año!]

[¡No conseguimos lugares en el Domo de este año, pero te veremos por TV en el centro comercial!]

“¡Ajaja, déjamelo a mí!”

[Yuu-chan, vamos a jugar mahjong con Taku-san hoy, ¿quieres venir?]

“Lo siento, les estoy mostrando el lugar a unos invitados de Tokyo. ¡Mejor la próxima!”

[¡Hoshi, si ganas este año te invitaré a comer un poco de otoro (8)!]

“¿En serio? ¡Viejo, más vale que recuerdes eso!”

[Pero si pierdes, será mejor que te prepares: ¡Voy a meterte un tubo de wasabi en la nariz!]

Todo tipo de personas le hablaban conforme pasaba por las calles. Ofreciéndole apoyo, discursos motivacionales, incluso bromeando—lo abordaban de distintas maneras, pero sus expresiones eran cálidas y familiares.

“Moroboshi-san es muy popular.”

Shizuku murmuró, un poco sorprendida por la escena frente a ella.

“Ni siquiera Stella-san crea una conmoción como esta cuando va por la calle.”

“Bueno, Stella es popular, pero también es una estudiante de intercambio. Es imposible que esté a la par del actual Rey de la Espada de las Siete Estrellas en términos de popularidad local.”

El Festival de Arte de la Espada era transmitido por TV nacional, y como tal se daba por hecho que los participantes tuvieran sus propios fans, ya sea de sus propias escuelas o de afuera. Como el que dominaba aquel escenario, el Rey de la Espada de las Siete Estrellas naturalmente tendría más fans de lo normal.

“Victorias consecutivas en el Festival es una hazaña que nadie ha logrado aún, y además, él es un héroe local, por supuesto que las esperanzas de la gente serían depositadas en él.”

“Jaja, sí que es alguien importante, poder cargar con el peso de las expectativas de su ciudad natal por su cuenta sin demostrarlo.”

Ikki estaba de acuerdo con ellos.

“Es verdad, es un gran chico. Poder recibir y hacerse cargo de las expectativas de todas estas personas, a pesar de haber pasado por algo como eso.”

“Onii-sama, ¿a qué te refieres con ‘algo como eso’?”

“¿Eh...? Oh, cierto. ¿Entonces no lo sabes?”

Ikki frunció el ceño interna y externamente ante la reacción de Shizuku. ‘Eso’ que había mencionado era un episodio bastante famoso del pasado de Moroboshi—era lo suficientemente famoso que por la expresión de Alice, él también había escuchado sobre ello. Que Shizuku no supiera sólo podía deberse a que no tenía interés en los demás. O quizás había oído al respecto, pero por ese desinterés lo había olvidado. Como tal, no había necesidad de ocultarlo, ¿pero era buena idea hablar sobre esto con la persona en cuestión aquí presente? Podrían seguir siendo recuerdos dolorosos incluso ahora.

¿Qué debería hacer?

Afortunadamente para Ikki, Moroboshi en este momento estaba respondiendo a los comentarios de ánimo de sus fans. Así que empezó a explicarle a Shizuku sobre el incidente, con una voz necesariamente más baja de lo usual.

“A decir verdad, Moroboshi-san una vez tuvo que retirarse durante sus días de escuela primaria.”

Eso fue en su sexto año. En ese momento, había recibido aclamación nacional como la “Estrella de Naniwa” (9), pero había sido severamente lastimado en un accidente de entrenamiento desafortunado justo antes de la gran final del torneo Sub-12.

“Sus lesiones eran tan severas que hubo muchas complicaciones incluso después de usar la Cápsula iPS. Los doctores dijeron que probablemente nunca volvería a caminar.”

Ya que podían protegerse con poder mágico, los Blazers terminaban bien en la mayoría de los accidentes. Pero había ciertos límites dentro de lo que la magia de un Blazer podía lograr, y un accidente de la escala de un tren descarrilado era uno de ellos.

“Por supuesto, no podía participar en la batalla en ese estado, así que fue obligado a abandonar la liga Sub-12, y a retirarse de la escena totalmente.”

“¿Pasó algo como eso...? Pero ahora puede caminar y luchar normalmente, ¿huh?”

“Sí. Así parece.”

Ciertamente, mientras caminaba en frente de ellos, no parecía—no, directamente no había titubeo en los pasos del héroe que había triunfado en el Festival de Arte de la Espada del año anterior.

“En otras palabras, es alguien que logró regresar después de luchar con un proceso de rehabilitación de incapacidades que la gente decía eran imposibles de superar.”

Moroboshi Yuudai no había caminado por un sendero directo a la gloria. Una vez había caído en las profundidades, pero después de cuatro años de constante lucha, había regresado al escenario de la batalla, y ahora se encontraba en la cima. No, su recorrido no había sido tranquilo en absoluto.

“Extraordinario. Eso no es algo que cualquiera podría haber logrado.”

“...Es cierto. Haber podido recuperarse de aquellas lesiones...”

“Hmm, pero sabes, Shizuku, yo estaba hablando sobre algo más que sólo eso.”

“¿Eh?”

Que haya podido recuperarse era impresionante, pero Ikki no estaba hablando de eso. Mirando las sonrisas en los rostros de la gente mientras le hablaban a Moroboshi, Ikki dijo.

“Esta escena en frente de mí es mucho más impresionante. Nadie aquí teme que podría ser derrotado. Ni uno sólo de ellos le pregunta, ‘¿tu cuerpo se encuentra bien?’ Hay una sola cosa que ellos sienten por él, y eso es confianza absoluta.”

No tenían la más mínima duda en sus mentes de que su ‘Estrella de Naniwa’ se había recuperado por completo exitosamente. Él no sólo había logrado un giro imposible de aquel estado, sino también crear en su lugar una fe inquebrantable.

“Pienso que eso es algo aún más difícil de lograr que llegar al primer lugar.”

Si la oportunidad se diera, pensó Ikki con entusiasmo, le preguntará. ¿Qué fue lo que le permitió llegar tan lejos? ¿La esencia de aquello que lo guió, que lo motivó, qué fue? Sea lo que fuere, debe haber tenido que ver con su fuerza.

Shizuku suspiró profundamente a su lado.

“...Y entonces, esta gran persona va a ser tu primer oponente. No tienes suerte, Onii-sama—me pregunto, ¿qué clase de crímenes cometiste en tu vida anterior?”

Alice sonrió.

“Quizás, debió haber gastado toda su suerte en conseguir una buena hermana y una linda novia.”

“Bueno, si ese es el caso, me parece perfectamente bien haber gastado mi suerte de esa manera... ¿—hmm?”

Interrumpiéndose a sí mismo, Ikki detuvo sus pasos de forma abrupta.

En medio de la multitud, había sentido un estremecimiento en su espalda. Como si alguien lo estuviera mirando. Mirándolo fijamente. Giró. La sensación pasó, la mirada de rompió, y se disipó sin siquiera un susurro en el alboroto del anochecer.

“¿Onii-sama? ¿Sucede algo?”

“No, no es nada.”

Diciendo eso, aceleró sus pasos, alcanzando los otros tres. Ciertamente había sentido algo, pero sería en vano perseguirlo, y aún más inútil preocuparse por eso.

Mientras pensaba así, el grupo salió de la zona comercial.

“¡Por aquí, por aquí!”

Habían llegado a su destino.

“¡Este es el lugar con el mejor okonomiyaki de Osaka, Ichiban Boshi (10)!”






Yendo por la zona comercial en línea recta, lo primero que uno veía al salir de ella era la tienda que Moroboshi recomendó. Una cortina noren (11) roja con las palabras “Ichiban Boshi” colgaba de la entrada del edificio residencial de dos pisos, sus paredes de madera oscura provocaban una sensación de dignidad. Lo más probable es que haya sido construida antes de su época, incluso antes de la de sus padres.

“La arquitectura de este lugar tiene un estilo estupendo.”

“Najaja. Quieres decir que ‘se está cayendo’, ¿no? Está bien que digas lo que piensas. Pero no puede evitarse, ya que esta tienda ha estado aquí desde la Era Taisho (12)—aunque aparentemente en aquel entonces era una tienda de sukiyaki.”

“Me gusta la apariencia antigua del edificio. Es muy nostálgico, ¿no es grandioso?”

“Espera, Alice, ¿no eres extranjero?”

“Tengo sangre japonesa... creo. ¡Probablemente! ...Oh cielos, ¿qué es eso?”

Alice había concentrado sus ojos en cierta parte del edificio. Preguntándose qué había visto, Ikki siguió la mirada de su amigo. Una placa de identificación y un buzón oxidado al costado de la entrada aparecieron a la vista, y sobre la placa estaba escrito—Moroboshi.

“¿Eh, ‘Moroboshi’...? Entonces, ¿por casualidad este lugar es tuyo, Moroboshi-san?”

La expresión en el rostro de Moroboshi les dijo que lo habían atrapado.

“Aaaah. Parece que me descubrieron. Iba a mantenerlo en secreto para darles la sorpresa después de entrar, pero bueno. Aye, este es mi lugar.”

Los ojos de Arisuin se abrieron grandes por el asombro.

“¿Eso significa que estabas llevando clientes a tu propia tienda? Eres bastante listo.”

Moroboshi respondió a la solapada acusación con una risa.

“Najaja. Bueno, por supuesto. Soy un comerciante de Naniwa, después de todo.”

Ciertamente, él era un claro ejemplo del típico espíritu mercantil.

“¡No se preocupen, fue en serio cuando dije que mi lugar tiene el mejor okonomiyaki de aquí! De ninguna manera iba a llevar invitados tan lejos para comer algo que no es sabroso. Ustedes comen buen okonomiyaki, nuestra tienda gana algo de dinero—ustedes están felices, nosotros estamos felices. ¿No es grandioso? ¿No es lo mejor?”

“Ese final es demasiado turbio, y todo encaja uncreíblemente bien.”

Shizuku dijo con una mirada cuestionadora.

“¿Está bien que confiemos en esta persona? ¿No sería mejor ir a buscar algún otro lugar?”

Ikki podía entender sus sentimientos.

“Pero la verdad es que no conocemos este lugar, ¿o sí?”

“Bueno, si tú estás de acuerdo con esto, Onii-sama, no tengo objeciones.”

“Bueno, entonces entremos. ¡Puedo oler algo delicioso desde aquí, y ya me está dando hambre!”

“Está decidido, ¿eh?”

Habiendo llegado a un acuerdo por unanimidad, el cuarteto atravesó el noren, y con un poco de dificultad empujaron la desvencijada y antigua puerta corrediza.

“Oh—”

“Wow...”

Inmediatamente, sus narices fueron invadidas por el flotante aroma de las salsas, y sus apetitos se despertaron por una fragancia varias veces más fuerte que lo que habían experimentado afuera.

“Esto huele muy bien...”

Incluso Shizuku, quien no tenía un interés particular en la comida, pudo decir eso.

“Es cierto. Además, este lugar parece bastante popular.”

Aunque todavía era temprano para cenar, como Alice había dicho, la concurrencia era impresionante. Casi todas las mesas estaban llenas, y a su alrededor se escuchaban llamadas y órdenes. Dejando de lado si ciertamente era la ‘número uno de Osaka’ o no, era casi seguro por la cantidad de clientes que la comida no podía ser mala.

“¡Oyeee, Mamáááá!”

Moroboshi gritó por encima del escándalo, mientras la atención de los invitados había sido capturada por los aromas y aspectos del restaurante. Una señorita de mediana edad llevando un gran número de okonomiyakis alzó la cabeza y giró, dedicándole una mirada filosa con ojos abiertos de par en par.

“¿Eh, por qué estas aquí? ¿No dijiste que estarías en el hotel hasta que termine el torneo?”

“Pasé para ver el rostro de mi amada madre.”

“¡Mierda! ¡No me jodas, me pones la piel de gallina!”

“¿Tenías que decirlo así? ¿Cómo se supone que sea filial con esta clase de madre?”

“¡De todas formas nunca voy a retirarme, así que no necesito un mocoso que limpie mi trasero!”

“Oye, esto es un restaurante. ¡No andes diciendo esas cosas!”

“¿Eh, los mocosos de mierda serán mocosos de mierda, no es así, gente?”

Los clientes se rieron escandalosamente. La atmósfera del centro de Osaka era escueta y humilde.

“De acuerdo, ¿para qué viniste aquí realmente?”

Moroboshi movió el pulgar para indicarles a Ikki y los demás.

“Traía algunos Tokyenses que conocí en el hotel,” dijo “¡Ya que están aquí, iba a hacer que coman el mejor okonomiyaki de Osaka!”

“Oh, entonces era eso.”

Parece que había comprendido su intención, a pesar de la brevedad de su conversación. Dejando lo que estaba haciendo y con su rostro aún brillando de sudor, les dedicó una cálida sonrisa.

“Bienvenidos. Soy la madre de Yuudai. Gracias por haber venido hasta aquí.”

“Ah, gracias, es muy amable.”

“Bueno, no sé si somos los mejores de Osaka, pero daré lo mejor de mí, así que por favor esperen con mucha emoción.”

“Sí, lo esperamos ansiosos.”

“Pero sí que está repleto hoy. ¿Quedan lugares?”

“Hay uno solo. Pueden sentarte allí. Koume~muéstrales a los invitados su mesa.”

La madre de Moroboshi llamó desde atrás de la cocina. En respuesta a eso, una joven chica vestida con ropa estilo japonesa y un deltantal se acercó a Ikki y compañía. Lucía un poco joven para ser parte del staff de un restaurante, y su corte bob-cut la hacía lucir como una estudiante de secundaria.

“Ara, qué linda pequeña. ¿Por casualidad es tu hermana?”

“Aye. Es mi hermana, Koume. Aunque a diferencia de mí, no es una Blazer.”

No lucía como su madre ni como Moroboshi—quizás había heredado los rasgos de su padre.

“Koume, muéstrales a los invitados la mesa en aquel rincón.”

Koume asintió, y se situó delante de ellos. Entonces su mirada se encontró con la de Ikki, y sus ojos se abrieron grandes, su expresión cambió a una de asombro y desconcierto.

¿Hmm?

Moroboshi rápidamente expresó lo que Ikki había comenzado a pensar.

“Parece que está asombrada de ver a mi oponente de mañana viniendo aquí.”

“Ah, ya veo.”

Su asombro duró un instante, conforme cambiaba su expresión de nuevo a una sonrisa de bienvenida. Impresionante, como se esperaba de la hija de una casa comercial. Koume hizo una elegante reverencia, y entonces de las profundidades de las mangas de su kimono sacó un cuaderno.


Pasó a una página que decía, con letras muy tiernas, [¡Bienvenidos~!], mostrándoselo a Ikki y los demás.

“¿Eh...?”

Los tres no pudieron evitar expresar asombro ante el inesperado desarrollo. Después de todo, no había muchos miembros de un staff que se comunicaran escribiendo en lugar de hablar. Otra vez, pareciendo anticipar esta respuesta, Moroboshi acotó justo a tiempo.

“No se preocupen, es sólo que no puede hablar.”

Ikki asintió comprendiendo.

“Ah, entonces escribe...”

“Así es. Pero no es un problema físico—aparentemente es algo psicológico.”

Dijo Moroboshi de manera radiante, como para asegurarles que no era un gran problema.

[Soy más femenina de esta manera.]

Escribió Koume, con una escritura traviesa.

“Oh, eso es gracioso, muchachita revoltosa.”

Diciendo eso, Moroboshi se acercó para alborotar su cabello, con lo que ella lucía complacida. Ikki se había preocupado al principio al escuchar que ella no podía hablar, pero al verlo disfrutar sus interacciones naturalmente comenzó a reír.

“Se llevan muy bien.”

“Bueno, es mi única y linda hermanita.”

Ante eso, de pronto sintió un toque en su espalda. Girando, vio a Shizuku, quien pronunció estas inexplicables palabras.

“Yo también soy una ‘única y linda hermanita’.”

¿Um, qué se supone que haga ahora?

Sin comprender sus intenciones ni saber qué debería hacer, Ikki empezó a imitar a Moroboshi.

“Uuu...”

La respuesta de su hernana fue una contradicción; lucía como si tuviera una picazón, pero también se veía feliz por el toque que lo causaba—¿estaba tratando de superar a los hermanos Moroboshi? La línea de pensamiento de su hermana sí que era difícil de entender.

“Me pregunto qué pasó.”

Moroboshi murmuró al corroborar la cantidad de comensales.

“Está bastante lleno, y encima vinimos temprano.”

Koume garabateó rápidamente en su cuaderno, explicando la situación de manera breve.

[Todas estas son personas que han venido con el fin de ver el Festival de Arte de la Espada. La mayoría de ellos son caras jóvenes.]

Viendo esto, Moroboshi llegó a una decisión.

“Huh, ya veo... hmmmm. Entonces quizás sea mejor que me una. Perdón por sólo traerlos aquí, pero parece que hay mucho trabajo, tengo que ayudar a mi madre.”

“¿No vas a comer con nosotros?”

“Esa era mi intención, pero hay bastante personas, así que...”

Era como decía—aunque el restaurante no era para nada pequeño, casi no quedaban asientos libres. El humo blanco se elevaba de rincón a rincón de la cocina, sus parrillas de hierro estaba operando al máximo. Incluso desde la perspectiva de un transeúnte, uno podía notar que era un momento bastante ajetreado.

“Entendido. Estaremos bien, ve a ayudar a tu familia.”

Ikki estaba un poco decepcionado porque no podría hablar con Moroboshi, pero obligarlo a acompañarlos también lo haría sentirse mal.

Moroboshi hizo una reverencia.

“Lo siento... y pensar que los traje hasta aquí. Hoy invito yo. Si quieren algo, sólo dénle la orden a Koume, y lo pagaré yo.”

“¿Eh, pero no intentabas atraernos como clientes?”

Al ver a Shizuku tan sorprendida, Moroboshi le dedicó una sonrisa como un gato que se comió al canario.

“Era una broma—nosotros los de Kansai cuando decimos algo sonriendo no lo decimos en serio.”

Entonces su intención era invitarlos a comer desde el principio—él los había invitado desde el comienzo. No obstante—

“No es necesario, podemos pagar lo que pidamos.”

Lo conocían hace apenas un día, sería rudo pedirle a alguien que acaban de conocer que les pague su comida. Por eso, Ikki rechazó la oferta.

“Está bien. Tampoco es muy caro de todas formas.”

“Pero aun así—”

“Dije que no hay problema. Soy de tercer año, un estudiante de último año. Deberían escuchar a sus mayores, ¿está claro?”

...Al final, los obligó a aceptar. Yuudai Moroboshi era una persona convincente.

“Bueno Koume, te encargó el resto a ti.”

Satisfecho ante el asentimiento de su hermana que atendería a Ikki y los demás, ajustó su bandana y se dirigió a la cocina. Luego de ver a su hermano irse, Koume una vez más cambió de página de su cuaderno.

[Déjenme mostrarles sus asientos~]

Parecía como los diálogos comúnmente usados por un servidor que estaban preestablecidos, pensaron mientras la seguían hacia sus lugares.

[Por favor, siéntense aquí~]

“Gracias.”

Luego de intercambiar cortesías, se sentaron y comenzaron a ordenar lo que querían. Todo estaba escrito en el cuaderno de Koume, y después de revisar para asegurarse de que todo estaba todo correcto, se fue a la cocina. Todo lo que quedaba luego de que ella se fue era relajarse y esperar a que el menú llegue.

Pero justo en ese momento, escucharon esta conversación desarrollándose detrás de ellos.

“Quééé. ¿Entonces Kiriko-san no está saliendo con Moroboshi?”

“Eso lo que te he estado diciendo, ¿no? En primer lugar, él ni siquiera es mi tipo.”

Eran las voces de dos mujeres, y una de ellas era una voz que Ikki había escuchado el día anterior. Intercambiando un tácito ‘¿podrá ser?’ con Shizuku y Alice, giraron—

“¿Eh?”

“¡Ah!”

“Vaya, vaya.”

—sólo para notar que las ocupantes de la otra mesa se habían dado cuenta de su presencia. Hubo un intercambio de miradas entre las cinco personas.

“¡Yakushi-san!”

Y como él había anticipado, era la ‘Caballero de Bata Blanca’ Yakushi Kiriko y Yagokoro del Club de Periodismo de la Academia Bukyoku, a quien habían conocido en el campamento de entrenamiento.






Era una reunión inesperada en un lugar inesperado. Si se hubieran encontrado en el restaurante del hotel, una reunión así habría pasado desapercibida, pero encontrarse a una camarada representante del Festival de Arte de la Espada en el mismo lugar cuando el centro de Osaka tenía muchísimos era una coincidencia bastante remarcable—o eso había pensado Ikki, hasta que una mayor conversación probó lo contrario.

“Eh, entonces fuiste tú la que le dio tratamiento a Moroboshi-san cuando estuvo seriamente herido, ¿Yakushi-san?”

“Sí. Qué gran coincidencia, ¿no?”

Ella estaba aquí para ver a Moroboshi más que para comer okonomiyaki, al parecer.

“Bueno, es inesperado, pero en primer lugar, tienen la misma edad, ¿cierto? ¿Fue correcto darle tratamiento sin una licencia médica?”

“Él esta bien, así que está bien, ¿verdad?”

¿Ese es realmente el problema...?

Definitivamente Ikki no pensaba que eso fuese un problema en absoluto, pero entrometerse era parecido a patear un panal de abejas.

“Entonces decidiste hacer un checkeo a un viejo paciente, ¿Yakushi-san?”

Por eso, no insistió en la materia, sino que preguntó por su motivo para estar aquí hoy.

“Es menos que un checkeo, y más que una visita a domicilio.”

“Eh—”

Al escuchar las palabras “visita a domicilio”, Ikki fue invadido por una inquietud, y preguntó, preocupado.

“¿Moroboshi-san no se ha curado por completo?”

“Ah, él está bien,” Kiriko le aseguró. “Le di tratamiento apropiadamente. Sin embargo, fue un poco temerario, así que este es mi modo de llevar a cabo un cuidado post-tratamiento individual. Después de todo, no debería asumir ningún riesgo con mis pacientes, ¿o sí?”

“Ah. Entonces, en otras palabras, estás aquí por tu propia buena voluntad.”

“Sí, así es.”

“Es bueno escuchar eso.”

Ikki sintió que un peso se alivió en su pecho ante la evacuación de sus miedos.

Sería una lástima si tuviera que batallar con el Rey de la Espada de las Siete Estrellas, sólo para que éste caiga por culpa de lesiones pasadas.

“Quise ir a la habitación del hotel para el cuidado post-tratamiento, pero no se encontraba allí. Jougasaki dijo que se había ido a su casa, así que llamé un taxi y vine aquí. Parece que llegué temprano, demasiado temprano de hecho, lo cual fue mi error—como resultado la Srta. Paparazzi que está aquí empezó a sospechar.”

Diciendo eso, Kiriko le disparó una mirada a Yagokoro.

“Jaja, de alguna forma, se siente como si tuvieras un gran desastre en tus manos.”

“En serio.”

“¡Aw, vamos! Estabas merodeando alrededor de su hogar de esa manera a pesar de que se supone que ya se recuperó por completo. ¡Daba la impresión totalmente de un romance paciente-doctora! ¡Sabes, tenía todo el aroma de los chismes—como el surströmming (13)! ¡No pudiste hacerlo parecer más sospechoso!”

“Eso es gracioso. Sólo mira al chico, tiene los ojos de una bestia. No es para nada mi tipo. Prefiero a los chicos con rostros dulces como Kurogane-kun.”

“¡¿Quééé—?!”

Ikki vociferó, atrapado con la guardia baja por la extravagante comparación.

“Jaja~

Kiriko ronroneó, como sintiendo la inexperiencia de Ikki en este aspecto.

“Si gustas, más tarde esta hermana mayor puede hacerte un checkeo pre-enfrentamiento, con muchos, muchos... servicios extra. ¿Qué te parece?”

Diciendo eso, le dedicó una mirada ardiente, mientras se posicionaba de manera tal que él tuviera una vista despejada de su escote a través de la parte superior abierta de su bata blanca de doctora. Fue algo bastante impactante—mientras que no estaba a la par de Stella en términos de proporciones, poseía el encanto de una mujer madura, y eso la ayudaba enormemente en su asalto a los ojos de Ikki.

¡De todas maneras, ¿qué demonios es un checkeo médico con ‘servicios extra’?!

En cualquier caso, seguramente le daría positivo un examen de ‘presión arterial alta’.

Shizuku, conforme se movió desde al lado de Alice para escudar a su acosado hermano, dijo.

“Perdón, pero en lo que respecta a mujeres vulgares, con Stella-san ya es suficiente.”

“¿No podías decirlo de mejor manera?”

Internamente, Ikki soltó un suspiro de alivio sabiendo que Stella no se encontraba aquí.

Yagokoro habló, dirigiéndose a Arisuin.

“Entonces, ¿Moroboshi los trajo aquí?”

“Bueno, eso fue acertado de tu parte.”

“Lo sabía.”

Alice, sin motivo alguno, no intentó ocultarlo. Pero por la seguridad en el tono de Yagokoro—

“¿Por casualidad suele traer gente aquí seguido?”

“Hmmm, bueno, yo no diría ‘seguido,’ pero a veces trae a personas fuertes de otras escuelas cuando vienen por enfrentamientos amistosos y cosas así. Es más o menos su manera de darle la bienvenida a los oponentes lejanos a Osaka. Quiero decir, esa es una mitad de la razón por la que yo estaba aquí hoy—pensé que escucharía algo interesante. Pero pensar que él traería a su oponente de la primera ronda. Es bastante idiota.”

“Ciertamente, no es algo normal.”

“No eres quién para hablar, aceptaste su invitación.”

“...Jaja, sé que soy un poco denso.”

Si no fuera un poco estúpido, un rango F como él nunca habría pensado siquiera en ir por el Rey de la Espada de las Siete Estrellas.

Entonces, él ‘le da la bienvenida a los oponentes’, ¿huh?

“Jaja...aun así.”

Kiriko murmuró detrás de Shizuku.

“Él no es tan denso como ustedes parecen pensar.”

“¿Qué se supone que significa eso?”

“Es tal como lo dice el envase. Mientras que invitó a Kurogane-kun y sus amigos para darles la bienvenida, tiene motivos ocultos.”

“¿Motivos ocultos?”

El ceño de Yagokoro se frunció ante las inquietantes implicaciones de ese término.

“¿Te refieres a que aprovecharía el hecho de invitarlos a comer para influir en la batalla de mañana? Él no es del tipo de chico que considera esos trucos mezquinos.”

“Jaja. Ciertamente, eso es verdad. De hecho, él es lo opuesto.”

¿Lo opuesto?

¿Qué podría signficar ‘lo opuesto’? Pero mientras reflexionaba sobre el sigficado de esas palabras—

“¡Whoa! Me provocaron un shock, ¿qué sucedió aquí?”

—Moroboshi interrumpió ese tren de pensamientos inadvertidamente conforme llegaba con sus órdenes en las manos.








Fue con algo de sorpresa que Moroboshi se abrió paso por la multitud frente a él, con un plato de comida en cada mano.

“Koume dijo que la doctora estaba aquí. Y tú también estás aquí, huh, Yagokoro.”

“Fue un poco rudo de tu parte decirle ‘¡whoa!’ a una doncella al verla.”

“Debe haber sido por todos los pecados que cometes normalmente, Srta. Paparazzi. ¿Espero que no estés molestando a Kurogane, la doctora y los demás?”

“Por supuesto que no.”

La auténtica santurronería de la declaración de Yagokoro dejó a Kiriko bastante atónita.

“Eh—”

Cielos, esta es la persona a la que negué que me llamara ‘denso’.

Después de todo, ella misma no podía describirse como meramente ‘densa’.

“No eres la persona más indicada para hablar sobre ser una molestia. Va en contra del sentido común traer a tu próximo oponente a tu hogar el día anterior a tu enfrentamiento.”

“No los obligue, ¿así que por qué no?”

“Bueno, no lo sé...pero luces aterrador, bien podría ser que fueron incapaces de negarse aunque quisieran.”

Moroboshi se reía de aquel alegato.

“No seas tonta. Alguien que me tuviera miedo no estaría aquí en este momento. ¿No, Kurogane?”

“Bueno, yo no diría que fuimos obligados.”

Escuchando la respuesta de Ikki, Moroboshi mostró una expresión satisfecha, como diciendo, ¿Lo ves?” Pero su rostro se nubló rápidamente.

“Aun así, desearía poder sentarme y hablar—hay muchas personas interesantes aquí, después de todo.”

Murmuró con remordimiento conforme posaba los platos en las dos mesas con hábiles manos.

“Debo ser muy desafortunado para tener que trabajar en un momento como este.”

Depositó la orden de Ikki, un okonomiyaki butatama (14), frente a él. Una porción de comida bastante impresionante, casi del tamaño de media pizza.

“¡Bien! ¡Tres butatatamas y dos órdenes de mariscos de lujo, perdón por la espera!”

“Wow. Como se esperaba, huele grandioso... y los bloques de bonito (katsuobushi) están prácticamente bailando.”

Habiendo nacido en el extranjero, Alice estaba emocionado por probar okonomiyaki de verdad por primera vez. En cuanto al resto, también estaban muy entusiasmados por la fragancia de la comida y el danzar de los bloques de bonito como para tomar sus palillos descartables.

Ikki por su parte aún seguía preocupado por los ‘motivos ocultos’ que Kiriko había mencionado antes, pero la atmósfera no parecía ser la correcta para esa clase de conversación.

Y tampoco podía preguntarle al propio Moroboshi-san si tenía tales intenciones.

Bueno, podría decidir qué hacer luego de comer.

Habiendo dejado de lado esos pensamientos, tomó sus palillos descartables. Entonces, conforme miraba su orden, notó que algo era diferente de la vez que habían comido okonomiyaki en Tokyo.

“Las mesas de este restaurante no tienen teppan, huh.”

“Bueno, si hiciéramos eso la cuenta de gas sería estúpidamente cara, y de todas maneras el okonomiyaki se cocinaría demasiado de un lado. Quiero decir, tenerlos crea un mejor ambiente, pero no lo hacemos aquí. Servimos la comida al mejor punto, y nos gustaría que nuestros clientes la coman de esa manera.”

Como se esperaba de aquellos que se enorgullecían de ser los mejores de Osaka—habían pensado realmente en todo. En ese caso, decidió comenzar a cortar la carne en bocados de tamaño apropiado, y no desaprovecharía el punto ideal en el que la comida se encontraba.

“De acuerdo, entonces comamos.”

Pagándole esta cortesía a Moroboshi, quien los había invitado, se llevó la comida a la boca.

Apenas había pasado por la punta de su lengua cuando—

¡Ooohh!

—sus ojos se abrieron de par en par, brillando con elogio. Ciertamente, este era un plato totalmente distinto al que habían comido en Tokyo. Su sabor se encontraba en un nivel completamente distinto. Y asombrosamente, el aroma no provenía sólo de la salsa o del cerdo, sino de la pasta. Además, la col mezclada también era magnífica, con una fresca dulzura y un resabio exquisito.

“¡Wow, es delicioso! ¿No lo crees, Shizuku?”

“...Sí. Es completamente distinto de la comida de Tokyo. Allí sólo podías degustar la salinidad de la salsa, pero aquí es dulce. Se siente como si la sal de la salsa resaltara la dulzura de la pasta. Aunque es demasiada comida para mí.”

Parecía que Shizuku y Alice también catalogaban favorablemente la comida. Especialmente Shizuku, era bastante raro que fuera tan elocuente. También era extraño que elogiara la comida de esa manera, conociendo tanto sobre las sutilezas de la comida gourmet. Las otras dos también se deleitaron con sus okonomiyakis. Al ver esto, Moroboshi lució verdaderamente satisfecho.

“Najaja. está bueno, ¿no? Es porque hay un ingrediente secreto en nuestra cocina. ¿Lo descubriste, Kurogane?”

“Un ingrediente secreto, huh...”

Al recibir la pregunta, Ikki concentró las sensaciones de su lengua, pensando mientras masticaba. El sabor principal del okonomiyaki provenía de la fresca y fuerte dulzura de la col, y una dulzura más suave en la pasta base. El aspecto único de este plato era cómo la dulzura era traída y enfatizada por la salsa salada. Pero eso no era todo; había otro sabor intenso, que dejaba un resabio dulce incluso luego de haberlo masticado y tragado. Esto no podía ser la dulzura de la col, ni tampoco del tipo que fluye por la garganta de manera refrescante.

Entonces, el ingrediente secreto detrás de este exquisito sabor probablemente sea...

“...Hmmmm, ¿podría ser queso?”

Luego de mucho saborear, descubrió la manera en que la dulzura parecía ser algo similar al cheesecake, y respondió de esa forma.

Moroboshi se asombró.

“Wow, tienes buena lengua. Es absolutamente correcto. Nuestro okonomiyaki tiene queso como ingrediente secreto.”

Sólo un poco, ya que el gusto del queso no era el principal en el plato. Pero como Moroboshi dijo, sólo contenía esa pequeña cantidad de queso para multiplicar la exquisitez y el sabor de la comida.

“Eso tenía que ser, o al menos eso sentí.”

“Me preocupé un poco cuando escuché que ‘nos trajiste como clientes’, pero con esto estoy completamente satisfecho. Venir aquí contigo fue una gran idea.”

Era como Alice había dicho. Moroboshi no estaba fanfarroneando—la diferencia entre esto y la comida de Tokyo era como la distancia entre el cielo y la tierra. Fue grandioso que hayan venido aquí, pensó Ikki. Y como pensaba así, no pudo evitar preguntarle a Moroboshi otra vez.

“Um, Moroboshi-san, ¿está bien realmente que nos pagues por esta comida tan deliciosa?”

“Está bien, está bien. Si les cobro luego de haberlos traído aquí, mi mamá me matará. Así que no te preocupes; sólo considéralo como una bienvenida para un rival de muy lejos.”

“Pero aún me siento incómodo porque nos pagues...”

No tenía una base de comparación como para considerar el okonomiyaki de Ichiban Boshi como el mejor de Osaka, pero sin dudas era delicioso. Ikki estaba agradecido con él por haberse tomado el tiempo de traerlos aquí justo el día anterior a su enfrentamiento en el Festival de Arte de la Espada. Y el hecho de que les pagara este festín sólo lo hacía sentirse más culpable.

Una sonrisa atravesó el rostro de Moroboshi ante la consideración de Ikki.

“Bueno, puedes devolvérmelo durante nuestro enfrentamiento.”

“¿Durante el enfrentamiento?”

Ante la confundida pregunta de Ikki, Moroboshi asintió.

“Exactamente. Una buena comida es buena motivación, ¿sabes? Así que descansa por el resto del día, y enfréntame mañana en tu mejor condición, mejor de lo que nunca has estado. Probar mi fuerza al derrotar a un oponente en su mejor condición—¡eso sí que vale la pena por la comida que les pagué!”

En ese momento, Ikki se dio cuenta de algo. Si prestaba más atención, podía ver algo merodeando en los ojos de Moroboshi bajo esa amistosa sonrisa suya. Espíritu de lucha, casi bordeando el instinto asesino, suficiente para hacer que se le pongan los vellos del brazo de punta.

[Él es lo opuesto.]

Conforme descubría lo que Moroboshi había ocultado, comprendió el verdadero significado de las palabras de Kiriko.

Ciertamente, Moroboshi no pretendía una victoria mezquina en la batalla al invitar amablemente a comer al oponente, sino lo opuesto. Darle la bienvenida a sus oponentes de la mejor manera que podía y permitirles reenergizarse, para que pudieran llegar a la batalla en condiciones óptimas. La victoria que se obtenía por la mala condición o negligencia no significaba nada en sus ojos. Lo que deseaba era una batalla de vida o muerte con un oponente en su mejor condición. Una victoria en tal batalla tenía significado, valor—esta era la caballerosidad del Rey de la Espada de las Siete Estrellas.

“En una batalla en el escenario más alto, tanto yo como mi oponente deberíamos irnos sin arrepentimientos. Por lo tanto, mañana, luchemos hasta quedar satisfechos con todas nuestras fuerzas. ¿Qué tal eso, Rey Sin Corona de la Espada?”


‘Con todas nuestras fuerzas’. Con esas palabras, el Rey de la Espada de las Siete Estrellas, quien permanecía como el mejor aprendiz de caballero de Japón, había reconocido al caballero Rango-F Ikki como un oponente digno con el cual ir con todo.

Ikki agradeció eso. Al igual que Moroboshi, él también creía que no había nada mejor que enfrentar a su oponente con todo lo que tenía. Siendo no más que un Rango-F que acababa de aparecer de la nada, había esperado que lo mirara con desdén. Pero aquel que era actualmente el mejor estaba dispuesto a luchar con él en serio.

Fue grandioso haber venido aquí hoy.

Habiendo comprendido las verdaderas intenciones de Moroboshi, Ikki se sentió así. El poderoso enemigo frente a él lo había reconocido como un rival, como alguien que le demandaría el uso de toda su fuerza. Como un caballero, como un luchador, no había honor más grande que ese. Por lo tanto, no había razón en absoluto para rechazar ese “motivo oculto”.

“Si es así, entonces estoy encantado de que me hayas invitado hoy. Te devolveré el favor por completo mañana.”

“¡Lo espero con ansias!”






Ikki y los demás estuvieron cerca de una hora en ‘Ichiban Boshi’ antes de irse. Moroboshi había expresado el deseo de que lo esperaran hasta que quedara libre, pero nunca pareció estarlo ya que los clientes no disminuían sino que se incrementaban. Su continua presencia sólo ralentizaría el cambio de clientes—por eso, lamentablemente, tuvieron que irse.

“Aah. Hacía tiempo que no comía tanto, tengo el estómago muy lleno.”

“Sí, es un poco incómodo.”

“Onii-sama y Alice comieron dos porciones. Es demasiado, ustedes no son Stella-san.”

“Bueno, estoy seguro de que Stella-chan no se habría comido sólo dos...”

Si Stella hubiera escuchado, habría comenzado una pelea.

Aunque Stella sólo había estado entrenando con la ‘Princesa Yaksha’ por poco más de una semana, Ikki recordaba aquel tipo de discusiones con afectuosa nostalgia. Si estuviera aquí, todo sería más animado... Habiendo estado juntos todo el tiempo en la escuela, estar separados lo hacía extrañarla aún más.

Cuando termine el Festival, vendremos al negocio de Moroboshi-san otra vez.

Esa vez, llevarán a Stella. Seguramente lo disfrutará. Se lo prometió a sí mismo, mientras la soledad le soplaba como un viento frío. Luego se dirigió a Kiriko, quien estaba caminando a su lado.

“Yakushi-san,” dijo preocupado.

“¿Qué pasa?”

“¿Está bien que no le hayas hecho el checkeo a Moroboshi-san y te fueras con nosotros?”

Esto lo había estado molestando desde hace un momento. Aunque su intención original era realizarle un checkeo a Moroboshi, había terminado de comer y se fue junto con Ikki y los demás. ¿Quizás lo había olvidado?

Kiriko, por su parte, lucía tranquila.

“Oh, pero si ya he hecho el checkeo,” respondió directamente.

“¿Eh? ¿Cuándo?”

“Jaja. Para una usuaria de agua de mi nivel, es posible analizar la sangre y fluidos linfáticos de una persona a través de su ropa. Si lo deseo, puedo interpretar las intenciones de una persona a través de esos fluidos, e incluso influenciar sobre ellos para tomar control del cuerpo de alguien.”

“¡Eso es asombroso...!”

Pensó Ikki en voz alta.

“¿Entonces así fue como pudiste sellar los movimientos de Tatara-san ayer?”

“Así es. Originalmente se supone que esta técnica es para asistencia en rehabilitación, aunque también es útil para castigar a los idiotas... pero en cualquier caso.”

“¿En cualquier caso?”

“Controlar a las personas se siente muuuy bien.”

Tenía una sonrisa radiante, pero sus palabras rebosaban de puro terror. En ese momento Ikki prometió en su corazón que nunca recibirá tratamiento de parte de ella.

“¿Entonces, cuáles son los resultados del checkeo?”

Él era, después de todo, el oponente de Moroboshi. Era natural que estuviese preocupado.

Kiriko respondió con un dejo de orgullo en su voz.

“No te preocupes, se encuentra estúpidamente bien, como se esperaría de alguien que recibió mi tratamiento.”

“En otras palabras, ¿nunca ha estado mejor?”

“Sí... vas a pasar un momento complicado en la primera ronda.”

Sonaba como si le tuviera lástima, pero Ikki no consideraba que su situación fuera así. En todo caso, sentía ansiedad por la posibilidad de que si Moroboshi no se encontraba en su mejor condición, no tendría sentido ‘devolverle el favor’.

Conforme hablaban, una vez más salieron de la zona comercial, llegando a la estación de trenes.

“Bueno, parece que aquí nos separamos, después de todo, no me quedo en el hotel.”

“¿Necesitas que te acompañemos?”

Alice expresó su preocupación ya que Yagokoro iba a regresar a su casa sola, pero ella lo negó.

“Está bien, no es tan tarde. Yo también soy una aprendiz de caballero, ¿sabes?”

Tras lo cual, se separó del grupo, antes de detenerse y girar.

“Oh, cierto. Hay algo que quería preguntarte, El Peor.”

“Luces extrañamente seria. ¿Qué es?”

Yagokoro mostró un rostro indeciso entre reconocimiento irónico y vergüenza.

“Bueno, sabes, yo redactaría cualquier artículo mientras sea interesante, pero este rumor es demasiado loco, así que pensé que tenía que corroborarlo de primera fuente.”

Que incluso Yagokoro considere este rumor como ‘demasiado loco,’ seguramente debe ser aterrador. Sintiendo el sudor frío emanándole, Ikki la instó a continuar casi tímidamente.

“¿Qué... clase de rumor?”

“Aah, umm... dicen que derrotaste a Alas Gemelas en combate, ¿es verdad?”

Los ojos de Ikki dieron su mejor impresión de huevos fritos.

Se refería a su batalla con la espadachina más fuerte del mundo, ‘Alas Gemelas’ Edelweiss, que se había desarrollado en los campos de una escuela desierta hace no mucho. No hubo testigos, y como tal, no hubo noticias al respecto. Al ver su reacción, Yagokoro presionó más.

“¡Eh! ¡¿Qué pasa con esa reacción?! ¿Entonces es cierto? ¡¿En verdad ganaste?!”

“¡No, espera, espera, espera, espera! ¡Cálmate un poco, por favor! Sí, es verdad que crucé espadas con Edelweiss, pero—”

“¡E-Entonces lo hiciste!”

“¡Por eso dije que te calmes—!”

Sosteniendo a Yagokoro por los hombros, de alguna manera logró calmarla de aquel estado casi predatorio, antes de proceder a refutar ese rumor.

“No negaré que luché con ella—el rumor es correcto, pero sólo hasta allí. No gané. Perdí el conocimiento durante la batalla, y cuando desperté estaba en una cama de hospital. En otras palabras, sigo vivo sólo porque ella se contuvo conmigo.”

No podía soportar pensar en lo que sucedería si este malentendido se expandía.

“Y-Ya veo, entonces como esperaba, era falso, huh...”

Yagokoro pareció aceptar rápidamente que el rumor era sólo eso.

“Sí, probablemente fue eso. Aun así, el hecho de que hayas peleado con ella y sobrevivido ya es una gran noticia, ¿no? Sé que tienes que irte ahora, y lo siento, ¿pero podrías contarme los detalles sobre la pelea?”

Su rostro brillaba positivamente al haber desenterrado esta inesperada exclusiva.

“Lo siento, pero no puedo hacer eso.”

“¡¿Po-Por qué?! No voy a burlarme de ti porque perdiste, ¿sabes?”

“No, no me estoy negando por esa razón. En pocas palabras, no lo recuerdo.”

“¿No lo... recuerdas?”

“Quiero decir... recuerdo haber sido golpeado terriblemente, y en algún punto perdí el conocimiento—los últimos momentos fueron bastante confusos.”

Era la verdad. Todo lo que recordaba era su desesperado Dokuga no Tachi siendo bloqueado con facilidad, e Intetsu rompiéndose en pedazos. Después de eso, no tenía recuerdos acerca de cómo había intentado eludir a Alas Gemelas. Por eso no podía recordarlo—el momento cuando su espada había desatado un golpe sobre la espadachina más fuerte del mundo. Aunque lo había oído de Kurono luego de rescatarlos, todo se sentía demasiado surreal, como si le hubiera ocurrido a alguien más.

“Así que, bueno, como verás, lo único que puedo decirte es que perdí.”

“Entonces es así...”

Kurogane Ikki no era un mentiroso, y eso Yagokoro lo sabía a pesar de que se conocían poco. Por eso, se encogió de hombros. Era decepionante, pero no iba a presionar más sobre el tema.

“Como temía. Esta información sola no será suficiente para una exclusiva jugosa... oye, ¿puedo completarla con algunos... detalles?”

“No.”

“¡Vamos, perderás magníficamente!”

“No.”

“Ooh. Eres un mezquino.”

Con ello llegó su mejor mirada, pero Ikki siguió negándose.

Si le permitía que dramatice la historia como ella quería, quién sabe qué consecuencias traería. Pronto, Yagokoro se retractó ante aquella postura firme.

“Bueno, no tiene caso entonces. Tendré que rendirme y no redactar esto en un artículo.”

“Estaría más que agradecido.”

“...Pero, para ser honesta, mi estima por ti ha crecido después de escuchar esto, El Peor. Ahora espero con ansias por ver el enfrentamiento entre Moroboshi y tú. Entonces eso es todo. ¡Adiós!”

Dedicándole su apoyo a Ikki, Yagokoro partió en dirección a la parada del autobus. Shizuku fue la primera en hablar luego de verla irse.

“Volvamos juntos, ¿sí? Estamos en el mismo hotel, después de todo.”

Ikki, sin embargo, rechazando esa sugerencia.

“Paso. Caminaré en lugar de tomar el tren.”

“¿Por qué harías eso? Hay bastante distancia, sabes.”

“Está bien. Supongo que dos porciones fueron demasiado para mí. Me gustaría hacer un poco de ejercicio ligero para ayudar a la digestión.”

Y encima de eso—

“Creo que el espíritu de lucha de Moroboshi me ha contagiado a mí también; no puedo quedarme sentado, así que supongo que caminaré.”

También estaba aquella razón. En cualquier caso, Shizuku entendía que si bien el hotel se encontraba a diez minutos viajando en tren, esa distancia no era nada que su hermano no pudiera manejar, así que aceptó con un apacible recordatorio.

“Entonces es así. Entiendo—pero el enfrentamiento de mañana es importante, por favor no te relajes demasiado.”

“Me controlaré, por supuesto.”

“¿Quieres que vaya contigo, Ikki?”

“...Nah, está bien, Alice, puedes volver con Shizuku.”

“Ah, de acuerdo, entiendo.”

“Entonces, nos vemos mañana en el enfrentamiento.”

Ikki los saludó, antes de retirarse por unos callejones en una dirección distanta a la de Yagokoro.

“Onii-sama está muy feliz.”

Shizuku no pudo evitar notarlo, y lo expresó con una voz satisfecha.

“Sí, parece que realmente fue golpeado por el espíritu de lucha del Rey de la Espada de las Siete Estrellas. Era de esperarse, supongo, al ver que luchar en óptimas condiciones era su verdadermo motivo oculto.”

“Onii-sama fue inusualmente provocador en su respuesta.”

“Probablemente no pudo ocultar su entusiasmo. Como un Rango-F, ha sido ridiculizado, desconocido, y a pesar de eso sigue creyendo en su propio potencial. Tener la chance de ponerse a prueba con el Rey de la Espada de las Siete Estrellas es suficiente motivación para un maniático de las batallas como él. Y ahora sabe que su oponente también desea esa batalla. Debe estar tan feliz y orgulloso que apenas puede quedarse quieto... eso sí que es tierno.”

No había dudas de que Ikki esperaba con ansias por el encuentro con Moroboshi en la batalla de mañana donde ambos estarían en su mejor condición en cuerpo y mente. Para Shizuku y Alice, eso era lo que podían ver en la brillante expresión de Ikki.

“Pero eso no será suficiente para ganar.”

Kiriko habló de repente, ocasionando que se queden boquiabiertos.

“¿Eh?”

“¿No será suficiente para ganar... te refieres a Onii-sama?”

“Sí, a él me refiero.”

“¿Po-Por qué dirías eso?”

Shizuku parecía disgustada porque la ‘Caballero de Bata Blanca’ declaró de repente que su hermano perdería.

“No diría que es una cuestión de mentalidad.”

Kiriko entrecerró los ojos.

“Pienso que Kurogane-kun es un espléndido caballero. A pesar de ser un caballero Rango-F, intentó llegar al Festival de Arte de la Espada y lo logró—por lo que ciertamente tiene la motivación y la fuerza. Aun al enfrentar al Rey de la Espada de las Siete Estrellas, no mostró miedo alguno, sino que lo desafió—está claro que tiene ambición... pero siento que se lo está tomando a la ligera.”

“¿A la ligera... dices?”

Shizuku miró fijamente a Kiriko, percibiendo esto como un insulto hacia su hermano. Arisuin actuó para calmarla, aunque expresó lo que ambos pensaban.

“Dices que Ikki se lo está tomando a la ligera. ¿Pero qué tan distinto de él es Moroboshi, si comparten los mismos sentimientos sobre el tema?”

Si tenían sentimientos distintos sobre el tema, ¿por qué Moroboshi habría dicho algo como “deseo luchar contigo en tu mejor condición”?

Pero Kiriko simplemente negó con la cabeza ligeramente ante sus palabras.

“...Eso no es verdad. Creo que han malinterpretado severamente al hombre llamado Yuudai Moroboshi. Debajo de lo que llamé motivos ocultos, se encuentra algo muy distinto de la ambición de Kurogane-kun. Sentimientos poco entusiastas como esos nunca le habrían permitido superar esas heridas. Lo que lo apoya es algo totalmente distinto. Es algo aún más único que el simple deseo de luchar contra aquellos por encima de ti, o perseguir una bella victoria. Es una sensación de deber más dolorosa. Si Kurogane-kun sólo se aferra a tales ideas autosatisfactorias como querer pelear una batalla de la que pueda estar orgulloso, o alcanzar lugares mucho más altos—no puede derrotar a Moroboshi. Estoy segura de eso.”






Ikki no tomo el camino de regreso al hotel después de separarse de Shizuku y los demás. En cambio, se dirigió a un parque alejado de las ajetreadas calles, lejos del bullicio de la noche. Nada de eso podía escucharse aquí, sólo los insectos.

“¿Te gustaría salir ahora? Nadie nos escuchará aquí aunque provocáramos un tumulto.”

La persona a la que le habló era la fuente de aquel instinto asesino que había percibido en frente de Ichiban Boshi. Esa misma mirada lo había estado siguiendo desde más temprano. Este era el verdadero motivo por el cual Ikki había elegido regresar al hotel solo—para hablar con el dueño de esa mirada. Incluso con el Rey de la Espada de las Siete Estrellas en medio de ellos, esta persona había enfocado su sed de sangre totalmente sólo en Ikki, sin que nadie más lo notara. Esto hablaba muchísimo de la habilidad de este perseguidor.

Un momento después, sus estimaciones probaron ser correctas, conforme una figura emergió de las sombras y se mostró en frente de él. Ikki tragó saliva.

“Pensar que serías tú...”

La ropa japonesa del recién llegado revoloteaba en el viento nocturno. Sus brillantes ojos destellaron como navajas. Aun así, él e Ikki habrían sido vivos retratos el uno del otro, si no fuera por la cicatriz en forma de cruz que atravesaba su rostro.


“...Ouma.”

Ciertamente, no era otro que el hermano de sangre de Ikki, y el único Caballero Rango-A de los aprendices de Japón. Ouma Kurogane, el Emperador Espada de Viento.

Habiéndose revelado, Ouma no pronunció una palabra conforme le lanzaba una mirada penetrante a Ikki. Difícilmente era una mirada amistosa, sino una llena de instinto asesino, o quizás enemistad. Sea cual fuere, su mirada era suficiente para ejercer una predigiosa presión. Ambos tenían más o menos la misma altura. Pero cara a cara, Ouma parecía cernirse unas dos o tres veces más su tamalo—tal era el poder de su mera presencia.

Armándose de valor, Ikki logró no dejarse tragar por la presión que emanaba la mirada de su hermano.

“¿Qué necesitas? A juzgar por lo que pasó en la Academia Hagun, supongo que no estás aquí para un abrazo fraternal, ¿o sí?”

Al lidiar con Ouma, lo mejor era consultarle por su agenda, ya que él no era alguien que hacía algo—o que siquiera aparecería en frente de él—sin una.

Ouma habló, rompiendo su silencio.

“Por supuesto. Vine a verte con un solo propósito. Tengo algo que decirte.”

“¿Algo que decirme?”

Ouma asintió ligeramente, y entonces con una voz que hizo eco no en sus oídos, sino en sus entrañas—

“Retírate del Festival de Arte de la Espada de inmediato, Ikki.”

Su tono y sus palabras no admitían desacuerdo. Ikki se quedó atónito ante la repentina orden. ¿Por qué tenía que retirarse del Festival de Arte de la Espada?

“¿Podría conocer tus razones?”

“¿No entendiste lo que se te dijo? Qué despreocupado.”

Las cejas de Ouma se fruncieron, su fastidio por las palabras de su hermano estaba más que claro.

“Tu existencia es un obstáculo para la Princesa Carmesí.”

“¿...Qué?”

Habiendo escuchado el motivo de su hermano, fue el turno de Ikki para fruncir el ceño.

“¿Desde cuándo he sido un obstáculo para Stella? Me gustaría que no me reprocharas sin fundamento.”

“Es la verdad. Gracias a tus engaños, gusano, la ‘Princesa Carmesí’ ha desperdiciado el tiempo estos meses compitiendo estúpidamente a tu nivel después de ser superada por ti.”

“¿Engaño?”

“Técnicas, estrategias, todos los medios con los cuales intentantes atrapar al oponente con la guardia baja, esos mezquinos trucos de los que has alardeado y con los que rasguñaste tus victorias—ese es tu engaño. La ‘fuerza’ no es algo que surja de tal vulgaridad, y ella nunca podrá ser más fuerte ni nada como eso siguiendo a un hombre vulgar. A decir verdad, me decepcionó durante nuestra batalla cuando asaltamos a Hagun. Alguien del mismo calibre que yo no debería poder llegar a dar sólo eso.”

Todo eso—fingir la apariencia de la ‘fuerza’ y así timar a Stella—lanzó a los pies de Ikki. Habiéndolo decidido, Ouma lo enfrentó.

“Por eso debes desaparecer, tonto. La Princesa Carmesí es demasiado buena para alguien como tú.”

“Ya veo, así son las cosas.”

Ikki soltó un ligero suspiro ante las palabras de Ouma. Habiendo escuchado todo hasta aquí, podía entender por qué su hermano había declarado que él estaba bloqueando el progreso de Stella. En palabras simples, Ouma lo estaba juzgando en base a su propio sistema de valor.

Para él, la fuerza no era la técnica usada para ganar, sino el poder que uno tiene. Que la persona con más poder ganaría era un hecho—técnicas capaces de subvertir esta ley no eran más que trucos.

En serio, qué palabras tan severas.

Eran en verdad severas. Después de todo, los ideales de Ouma no eran más que un completo rechazo de la existencia de Ikki como caballero Rango-F apuntando a la cima. Hablar así era bastante típico de él como un purista de la fuerza, pero Ikki no iba a aceptar este ideal en absoluto.

“Finalmente comprendí por qué piensas que he sido un obstáculo para el progreso de Stella, Nii-san. Sin embargo, no tengo razón para estar de acuerdo con tus valores.  Aun si es como dices, si tus valores son ciertos, si soy una farsa... Stella me ama, y ella desea tener una batalla más conmigo. Para mí, eso es todo. Todo. Tus palabras no están a la altura de nuestra promesa, Ouma. No me convencen.”

Rechazó el pedido de Ouma bruscamente. Su hermano en respuesta no lucía decepcionado, y ciertamente parecía haber anticipado esta negativa.

“Eres un tonto. No me malinterpretes. No te lo estoy pidiendo—te lo estoy ordenando. Si no escuchas, simplemente haré que te arrodilles por la fuerza. Eso es todo.”

Con un solo movimiento lento—como si la tarea le resultara tediosa—materializó su Dispositivo, la nodachi Ryuuzume, más larga que que la nihontou promedio por un poco. El aire alrededor de ellos parecía congelarse por la tensión, conforme las aves asustadas abandonaban los árboles. Ellas sabían—sabían que en el momento que esta espada era desenvainada, todo dentro del parque yacía en la palma de la mano de Ouma.

Ikki, también lo sabía. Pero aun así no titubeó en lo más mínimo. Una sonrisa sin temor surgió en sus labios.

“Esto es bueno—no odio que sea más fácil entenderlo de esta manera.”

Conforme dijo eso, materializó su Dispositivo, Intetsu.

Ya lo había decidido. Desde el momento que Ouma se reveló, había sabido que no había conversación que pudiera terminar pacíficamente. Esas palabras habían sido demasiado. Había dicho que el tiempo que Stella y él habían pasado juntos hasta ahora había sido inútil. Para Ikki, conocerla y haber pasado estos días junto a ella—esas cosas eran preciosas. No podía simplemente sonreír y dejar pasar tales palabras. Por el bien de Stella, que lo amaba, no descansaría hasta que Ouma pague por haberlas pronunciado.

“¡Sea un obstáculo para Stella o no—ven a demostrarlo con tu espada!”

“¡No te atrevas a gruñirme con mis propias palabras, perro sarnoso!”

Y así hizo erupción la batalla fuera de competencia entre los hermanos Kurogane.






En la ciudad, de pronto comenzó la batalla entre el Emperador Espada de Viento y El Peor.

Fue Ouma el que hizo el primer movimiento. Levantó su mano, con Ryuuzume resplandeciendo con un fuego pálido y siniestro en la oscuridad—

“¡Ha!”

—y la barrió horizontalmente hacia Ikki quien se acercaba rápidamente. Diez metros los separaban. Era una distancia que ninguna espada podría cruzar. Y aun así—

“¡Tch!”

El cuerpo de Ikki, que ya se encontraba cerca del suelo en su embestida, ahora bajó aún más mientras se zambullía contra el piso en pánico. Al instante siguiente—un ventarrón frío pasó por encima de él, cortando las hileras de árboles detrás de él a su paso.

Una espada de acero puede que no alcance esa distancia. Pero una espada de viento era otro tema. Este era el Arte Noble Shinkuuha (15), una popular técnica ofensiva entre los usuarios de viento que cortaba el aire, creando un pequeño pasillo de vacío. Naturalmente, Ouma era capaz de usarlo.

“¡Haa!”

Ouma atacó con Ryuuzume una vez más, enviando otra espada de vacío que se precipitaba hacia Ikki. Una tajada capaz de cortar el aire. Mientras que le faltaba la fuerza pura y ofensiva de las habilidades de área de un usuario de fuego—con referencia a la propia técnica de largo alcance de Stella Vermillion, Colmillo de Dragón—su velocidad supersónica y la dificultad para esquivar un ataque invisible la convertían en una habilidad mortal a su propia manera.

Pero tal técnica ordinaria no sería capaz de dominar a El Peor. Ikki siguió avanzando sin perder un ápice de velocidad, abriéndose paso a través de los espacios entre las espadas de vacío, esquivándolas todas por un pelo. Por sus movimientos era obvio que había visto a través del invisible Shinkuuha. ¿Pero cómo? El truco yacía en dónde Ikki había enfocado su mirada. Sus ojos no estaban sobre las espadas invisibles, sino en Ryuuzume blandida por Ouma. Aunque presumía de velocidad supersónica, Shinkuuha sólo podía avanzar en línea recta de acuerdo a la trayectoria trazada por el usuario del Dispositivo. Por lo tanto, seguirla y evadirla era simple si uno observaba los ángulos de ataque de Ryuuzume. Era como esquivar balas, donde uno podía eludirlas fácilmente al interpretar la cadencia de los movimientos del cerrojo, y la posición del cañón. Para alguien con los reflejos y la visión dinámica de Ikki, esas tajadas no podían golpearlo.

“Hmph...”

Zigzagueando en el pasillo de tajadas de vacío, Ikki se estaba aproximando. Como juzgando que derribar a Ikki iba más allá de una mera Shinkuuha, Ouma también arremetió y balanceó su arma hacia el cuello de Ikki—no con una espada de viento esta vez, sino con una de acero.

“¡¡Kaaaa!!”

“¡Tch...!”

¡Es rápido!

A pesar de blandir un arma con hoja cuyo peso era equivalente al de una lanza, la agudeza y velocidad del corte de Ouma con su nodachi superaba por mucho al de Ikki.

Esto no se trataba de una diferencia en habilidad—ambos lados están a la par respecto a eso. La diferencia radicaba en la capacidad de Ouma. Manipulando el viento, había reducido la resistencia del viento hasta hacerla nula, dándole a su espada blanca la ventaja en velocidad sobre la negra de Ikki. Sin Ittou Shura, no había manera de contrarrestar tal velocidad. Habiéndolo juzgado en ese momento, Ikki adoptó una postura defensiva—

*Swich*

—y entonces sintió un escalofrío que congelaba la sangre en sus venas mientras ese sonido llegaba a sus oídos.

“¡Ooooooh!”

Sacrificando defensa, retrocedió para evadir el ataque de Ouma. La hoja golpeó la tierra arenosa del parque—y no se detuvo allí, sino que cavó un abismo aparentemente sin fondo en la tierra, grabando esa herida con forma de fisura profundamente en el suelo color ocre. Ikki comenzó a sudar frío al ver eso. Stella también podía sacudir el suelo con sus ataques, pero lo de Ouma estaba por encima de ella. Después de todo, un temblor era un fenómeno causado por la dispersión de energía—un indicio de gasto excesivo e imperfecto del control mágico del usuario. Un verdadero ataque de energía concentrada no creaba tales perturbaciones. A dónde se dirigía, haría volar todo silenciosa pero totalmente. Ese era el ataque de Ouma, que había perforado la tierra como un cuchillo a la mantequilla.

¿Cuánta energía habrá reunido, cuánta fuerza y masa simulada con el fin de hacer algo como eso? ¿Cuántos cientos de kilogramos? ¿Cuántos miles? No lo sabía, pero sí sabía una cosa. El ataque de su hermano, como el de Stella, era un golpe brutal, y no uno que él podría recibir directamente.

Pero—

Esta fuerza ofensiva extraordinaria, sólo puede ser creada con ese cuerpo.

“Has cambiado mucho desde la última vez que nos vimos hace muchos años, Ouma-niisan. No, debería decir que has cambiado demasiado. ¿Cuál es el secreto detrás de ese cuerpo?”

“¿Oh?”

Ouma mostró una sonrisa predatoria ante las palabras de Ikki.

“Pensar que notarías mi anomalía en nuestro primer cruce de espadas. Aunque con trucos, la herida que le causaste a Alas Gemelas evidentemente no fue puras palabras... Sin embargo, no hay nada que puedas hacer con ese conocimiento. Esta anomalía es fuerza pura, a diferencia de tus engaños.”

Ciertamente, esa tajada fue un golpe formidable. Ikki no era alguien que no experimentó ataques de los cuales no se podía defender. Una vez había esquivado un ataque de Stella que destrozaba la tierra denegando su fuerza física demoníaca con una suave defensa. Pero eso sólo había sido posible debido a la inexperiencia de Stella. Una espada que se mueve de manera salvaje no corta las hojas que caen. Ese era el principio detrás de ello; evitar una fuerza salvaje no era más que una cuestión simple.

Pero el funcionamiento de la espada de Ouma era distinto. Su camino no sucumbía ante la más mínima vacilación ni desvío—sin lugar a dudas cortaría a la mitad una hoja que cae.

Por eso, incluso usar Ten’i Muhou sería bastante peligroso.

¿Cómo lidiará con esta espada de demonio? Usar Ittou Shura le permitiría achicar la diferencia en velocidad, pero dado el límite de un minuto de duración aún era demasiado pronto para usarlo. Primero necesitaba obligar a Ouma a mostrar más de su parte.

En ese caso, ¿qué tendría que hacer? Mientras exploraba sus experiencias pasadas para llegar a una solución—

“Veo que estás pensando en cosas inútiles.”

La burla de Ouma rompió su tren de pensamientos.

“Ya te lo dije antes, no hay nada que puedas hacer.”

Entonces, Ouma hizo su movimiento. ¿Era Shinkuuha otra vez? No. No hizo un corte, en cambio elevó su espada en lo alto, como con intención de atravesar la luna.

“Y además, no pretendo perder mucho tiempo con alguien de tu nivel. Pongámosle un límite a esto—estas vueltas y rodeos son deprimentes.”

Entonces inició su conjuro.

“Amarra y sella—Mukou Kekkai (16).”

El fuego esmeralda rodeando a Ryuuzume desató una flama vibrante, y en un instante un ventarrón salvaje barrió el campo de batalla. Las arenas se levantaron y se quemaron, cegando los ojos conforme los vientos aulladores las hacían girar en su corriente de aire ascendente. Ikki se aferró al suelo con ambas manos, apenas pudiendo evitar que el aire lo succione.

¡Kuh! ¡Está obstruyendo mi visión...!

La tormenta de arena y el tornado en conjunto lo habían privado de la visión y la movilidad. No podía más que reconocer que este movimiento era efectivo, pero pronto se dio cuenta dolorosamente que incluso esa línea de pensamiento era ingenua. Un hombre que se dedicaba a la fuerza de manera tan pura como Ouma nunca usaría una técnica que simplemente reduciría la capacidad de lucha de su oponente.

Mukou Kekkai tenía una habilidad más directa y aterradora, y la misma era—

“¡Esto...!”

¡No puedo... respirar!

—la eliminación forzada de oxígeno. El aire ascendente que Ouma había creado estaba robándolo del campo de batalla, elevándolo alto en el cielo, y negándole a Ikki el lujo del tiempo.

“Tienes diez minutos. Uno si peleas; eso es todo lo que te queda. No tengo paciencia para que conserves esa miserable fuerza tuya. Ven a mí con todo lo que tengas.”

Ikki, escuchando el tono demandante de Ouma, se armó de valor. Ciertamente, no tenía tiempo para conservar su poder, exactamente como su hermano había dicho. Además—

Este es un oponente contra el cual no puedo contenerme.

No sabía que le había sucedido a su hermano durante el tiempo en que el paradero de Ouma era desconocido, pero estaba claro que era muchas veces más fuerte de lo que Ikki lo recordaba. Esto combinado con la deficiencia preexistente de poder de Ikki significaba que Ouma no era un oponente con el cual podría guardar un as bajo la manga. Reconociendo esto, Ikki abortó su intento de ver a través de la fuerza de Ouma, y encendió toda la magia que fluía por su cuerpo.

“Ittou Shura.”

Un estallido de fuego azul envolvió su cuerpo conforme su espíritu se desataba, como una ráfaga de viento pero lo suficientemente filoso como para cortar la carne. Los árboles en el parque se sacudieron otra vez, sus hojas caían como gotas de lluvia. Habiendo experimentado muchas batallas, el espíritu de Ikki había llegado a posser una presión muy física.

Aun así Ouma no se estremeció en lo más mínimo ante ese nivel de presión. Más que estar intimidado por Ittou Shura, parecía molesto—como si le hubieran mostrado algo demasiado simple.

“Una liberación altamente concentrada del poder de uno en un corto período de tiempo usado con el fin de derrotar con fuerza explosiva a un oponente cuyas reservas totales no puedes igualar... esto es la cúspide de la decepción. Sólo verlo me eriza la piel... Vamos. Déjame hacer volar este obstáculo.”

Con movimientos casi pausados, adoptó una postura de batalla. Estoico e inmóvil, evocaba a una poderosa montaña. Profundamente plantado en la tierra, una presencia absoluta. Ikki casi era superado por esta sensación. Pero ya había jugado su carta del triunfo. Le quedaba un minuto, no más. Desperdiciar incluso un segundo era fatal contra este enemigo. Por lo tanto—

“¡Haaaaaa!”

El caballero de negro inició el ataque decisivo, agachando su postura contra el suelo como una sombra. En respuesta, el Emperador Espada de Viento también hizo su movimiento, con su espada barriendo como un huracán hacia la cabeza de aquella sombra.

¡Pero bajo el manto de Ittou Shura, Ikki era más veloz que cualquier viento!

¡Puedo hacer esto!

Intentaría terminar esto en el primer golpe aprovechando la decisiva diferencia en velocidad. Eludiría el golpe de Ouma, lo evadiría, y golpearía su cuerpo en un destello.

No temas.

Sus ojos se concentraron en la hoja blanca descenciendo sobre su cabeza. Ouma podía partir la tierra con este golpe. Si dejaba que el miedo paralice su evasión, será decapitado de un solo golpe.

¡Concéntrate!

Reunió máxima concentración para evadir la guillotina de este verdugo. La precisión para evadir esta espada descendente. Podía hacerlo. Tenía que poder hacerlo. Con todo lo que se había perfeccionado a sí mismo hasta ahora, seguramente podría hacerlo. Y así, sin miedo—

¡Veeeee!

Armándose de coraje, Ikki invocó su más alta concentración y cargó contra la inminente hoja. En ese instante, repentinamente—

¿...Eh?

—se detuvo.






¡¿Qué... es esto?!

Los ojos de Ikki se abrieron grandes en shock ante la repentina anomalía en su cuerpo conforme él y Ouma estaban a punto de cruzar espadas. Este era el momento preciso en el que había concentrado todas sus energías. El momento en que debería haber desviado el ataque de Ouma, y luego atravesar su guardia. Pero en este momento decisivo—fue como si la conexión entre su mente y su cuerpo de pronto se hubiera interrumpido. Estaba conciente. Pero su cuerpo no se movía.

¡¿Qué... está pasando?!

No tuvo tiempo para asombrarse, sin embargo. Él fue el único que se había detenido. La hoja de Ouma estuvo encima de él en un destello.

¡Mierda!

Apenas pudo ponerse en guardia antes de que hiciera contacto con su cuello.

Pero había recibido directamente la fuerza física de Ouma que podía partir la tierra.

“¡¡¡Gaaaah!!!”

Ikki salió volando docenas de metros, como golpeado por un pesado camión, chocando contra una pared de piedra.

“¡Gah-hak!”

Una gota de sangre salió de su boca—el impacto había alcanzado sus órganos internos, dañándolos. Los huesos de sus brazos estaban rotos hasta los codos por haber recibido esa tajada de lleno. Pero en este momento, ambas cosas eran irrelevantes para Ikki.

¡Qué fue eso, hace un momento...!

En el momento del choque decisivo, se había congelado misteriosamente. ¿Por qué se había detenido? Desde que manejaba la espada, esto nunca le había pasado. Pero a pesar de que aquella misteriosa ocurrencia en su cuerpo distrajo a Ikki—

“Hmph.”

Ouma habló con una voz exasperada e impaciente.

“¿Qué te sorprende tanto? ¿Creíste que podrías seguir igual después de haber peleado con la espadachina más fuerte del mundo? Aunque tu cuerpo se encuentra bien, ella dejó su marca en tu espíritu.”

“¡¿...Eh?!”

“Pensar que ni siquiera pudiste aceptar su regalo, y aun así te atreves a ladrarme. Tú, que no conoces tu lugar—”

Aunque Ouma lo denigraba, gradualmente adoptaba una postura ofensiva. Levantó su mano, con la espada paralela al suelo. En un instante, Ryuuzume estalló con un halo de luz—hasta ahora sin igual conforme su hoja era envuelta por el viento. El resultado era de una escala extraordinaria mientras los vientos giraban y devoraban la atmósfera alrededor de ellos, amenazando con succionar todos los objetos a su alcance. Capa tras capa de ventarrón cortante se fusionaba, formando esta única espada de aire. Una espada de tornado, capaz de cortar todo a su paso.

Sí, este era el Arte Noble que había derribado a la Princesa Carmesí y a Raikiri.

“Para un timador como tú, Kusanagi es demasiado. Sin embargo, sería desagradable si no te matara al no completar esta tarea. Por lo tanto, recibe agradecido este favor especial—y muere.”

Habiendo pronunciado su palabra final, Ouma osciló su espada, enviándole su más grande técnica a El Peor, severamente herido.

¡No puedo recibir esta técnica...!

Tenía que evadirlo, por los medios que fueran necesarios. Por supuesto que estaba preocupado por el significado detrás del ‘regalo’ de Edelweiss que Ouma había mencionado. Pero lo dejó de lado por el momento, ordenándole a su cuerpo—aún destruido por el daño causado por el impacto—escapar de la amenaza inminente con toda su fuerza.

Pero se congeló otra vez—como antes. Su cerebro desesperadamente le reclamaba a su cuerpo que escapara, pero su carne estaba congelada, no respondía. ¿Acaso sus funciones motoras quedaron deshabilitadas por el daño? Esa posibilidad surgió en su mente. Pero al corroborar sus heridas, lo descartó—eran severas, sí, pero no al punto de dejarlo inmóvil.

¿Entonces, por qué? No podía entenderlo. No podía entenderlo. Pero a este ritmo iba a recibir el golpe directamente.

¡Kuh!

Tenía que pensar en algo. Pero no le venía nada a la mente, la única parte de su cuerpo que aún no se había detenido, incluso con sus engranes funcionando a toda velocidad. Estaba a punto de ser tragado por la fuerza titánica de aquella espada de viento—

“¡Hazlo pedazos, Tora-Ou!”






Un joven blandiendo una lanza amarilla se interpuso entre El Peor y la espada de viento comprimido que amenazaba con reducirlo a escombros. Cuerpo corpulento, y con ojos como depredador, era el Rey de la Espada de las Siete Estrellas, Moroboshi Yuudai.

“¡Hazlo pedazos, Tora-Ou!”

Con un grito que atravesaba los cielos, impulsó la lanza amarilla hacia el tornado descendente. Una luz dorada se disparó desde la punta de la lanza, el resplandor adoptando rápidamente la forma de la cabeza de un tigre—con las mandíbulas abiertas y mostrando los colmillos. El tigre dorado creado con poder mágico atrapó la espada de viento inminente con sus fauces abiertas, y mordió—y la carta del triunfo de Ouma, Kusanagi, que había derribado fácilmente a la Princesa Carmesí y a Raikiri—aprendices de caballero de primera línea—quedó literalmente, hecha pedazos. Partida a la mitad por el tigre, la espada de viento se dispersó y finalmente se disipó.

“¿Estás bien, Kurogane?”

Moroboshi le preguntó mientras permanecía entre los hermanos como el escudo de Ikki.

“¿Mo, Moroboshi-san, por qué estás a—?”

“Olvidaste algo, así que vine a devolvértelo.”

Diciendo eso, lanzó el objeto hacia el pecho de Ikki—su datapad.

“La doc dijo que te fuiste solo. Venía recorriendo tranquilamente el camino de regreso al hotel... y de alguna forma me topé con la discusión de unos hermanos extravagantes.”

Moroboshi luego se dirigió a Ouma.

“Yo, tiempo sin verte, Ouma. No veía tu rostro desde que estábamos en la escuela primaria.”

“Moroboshi, la Estrella de Naniwa... o debería decir, ¿Rey de la Espada de las Siete Estrellas?”

“Ha. No quiero que tú me llames así. Ni siquiera estuviste en el Festival de Arte de la Espada de ese año.”

Moroboshi habló, refiriéndose a su antigua rivalidad en la escuela primaria.

“Ganar ese título no significa nada para mí... bueno, dejemos eso de lado por ahora.”

Mientras intercambiaban palabras, Moroboshi escaneó el área a su alrededor y frunció el ceño ante el estado en que se encontraba. Las profundas grietas cavadas en el suelo. Los árboles cortados por el tornado. La espada. La pared de piedra rota.

“¿No es esto demasiado para una discusión entre hermanos? ¡Alguien podría haber muerto si yo no me entrometía!”

“Ese debe ser el Arte Noble que puede denegar todas las Artes Nobles—Mordida de Tigre (17). Lograste destruir Kusanagi e incluso Mukou Kekkai.”

“Aye, así fue. En otras palabras, tu poder sobre el viento no me hizo nada. Ahora que lo sabes, déjame preguntarte algo... ¿vas a continuar esta tonta pelea? Si sigues armando un alboroto en mi césped, te las verás conmigo.”

Amenazando a Ouma con una voz filosa como una daga, Moroboshi apuntó su lanza, infundida con el poder del anulador de Artes Nobles, Mordida de Tigre, hacia él.

“No. Ya no deseo continuar.”

Cerrando sus ojos, recordó a Ryuuzume. Mordida de Tigre de Moroboshi había podido destruir la carta del triundo Kusanagi con facilidad. ¿Acaso consideraba que sus posibilidades contra la asistencia de Moroboshi eran demasiado desfavorables? No. Saber cuándo retirarse no era su fuerte. Su razón para continuar la batalla se había ido. El poco interés que había poseído antes abandonó sus ojos conforme los fijaba sobre Ikki, quien seguía colapsado detrás de Moroboshi.

“Si no puede aceptar el regalo de Alas Gemelas, entonces no necesito acabarlo aquí—será derrotado por ti mañana. Mejor. La Princesa Carmesí seguramente despertará si ve su patética actuación.”

Soltando ese último comentario desdeñoso, dio media vuelta y se mezcló en la oscuridad de la cual había venido. Mientras se iba, murmuró unas últimas palabras.

“Por haber olvidado algo, ¿huh...? Qué hombre afortunado.”

Moroboshi soltó un suspiro exasperado conforme veía retirarse a Ouma.

“Bueno, su apariencia ha cambiado bastante desde la primaria, ¿pero esa actitud fría sigue siendo la misma?”

Una vez que Ouma había desaparecido por completo, giró hacia Ikki, quien se encontraba tirado contra la pared de piedra.

“Bueno, ¿qué fue todo eso? Escuché que mencionaron a Stella-chan o algo así. ¿Es alguna pelea de amantes? ¿Dos hermanos peleando por la misma chica, como en un drama?”

Ikki sonrió amargamente ante la frivolidad de Moroboshi mientras se levantaba titubeando.

“Por favor para, casi me muero hace un momento. Aun así, me salvaste. Muchas gracias por eso... y por el datapad también.”

“Todo bien, todo bien. No te preocupes... más importante.”

Sus ojos se entrecerraron, y continuó con un tono serio. Estaba preocupado por una sola cosa.

“Bueno, ¿qué sucede contigo, Kurogane? Lo vi de lejos, pero tus movimientos fueron raros. Y no parecía que fuera por tus heridas...”

Había visto a Ikki cuando no parecía que fuera a escapar de Kusanagi. Desafortunadamente, la respuesta a su pregunta era algo que el propio Ikki quería saber, más que nadie.

“Honestamente, no sé qué sucedió o cómo...”

Había llegado de manera completamente inesperada—se supone que se había recuperado perfectamente para el torneo. Por lo que no pudo más que negar con la cabeza.

“En verdad... pero en serio, lucías como un venado iluminado por un gran camión a alta velocidad. Bueno, no puede ser eso, ¿no?”

Después de todo, ningún caballero que aparezca en el Festival de Arte de la Espada se moriría de miedo por la técnica de un oponente, y mucho menos alguien como Ikki, ‘El Peor’ que había sido lo suficientemente valiente para sonreír cuando lo enfrentaron contra la Princesa Carmesí y su Katharterio Salamandra. No podía ser eso. Pero aun así—

Las palabras casuales de Moroboshi hicieron que algo destellara por la mente de Ikki.

¿Creíste que podrías seguir igual después de haber peleado con la espadachina más fuerte del mundo? Aunque tu cuerpo se encuentra bien, ella dejó su marca en tu espíritu.

Estas fueron las palabras que Ouma le había dicho al final de su batalla. Ahora que lo pensaba, era exactamente como su hermano lo había descrito. Él había luchado contra la espadachina más fuerte del mundo, y sobrevivió. Fue derrotado por ella, pero sobrevivió. ¿Podría haber sido tan conveniente? Había puesto un pie en la tumba y regresado de allí—pero no parecía que algo hubiera cambiado... ¿esa forma de pensar quizás era demasiado ingenua?

Un mal presentimiento le provocó sudor frío. Esto sucedía a menudo en el mundo de la pelea, siendo un buen ejemplo el boxeo. Luego de haber sufrido una severa derrota, algunos luchadores desarrollaban un extremo miedo irracional a los puñetazos de un oponente y como resultado se congelaban del pánico a los pocos segundos cuando se intercambiaban golpes. Esta condición mental de trauma inducido era conocida “Punch Eye”. Naturalmente, aquellos afectados por esta condición no pueden seguir peleando.

Algunos los llaman inservibles. ¿Podrá ser que... sin saberlo, se había vuelto inservible? Ciertamente, se había realizado exámenes después de la batalla con Edelweiss. Aún podía desarrollarse dentro de los estándares usuales en su entrenamiento. Pero ninguna de estas situaciones había puesto su vida en peligro. Por eso, no se había dado cuenta hasta ahora, para que se revelera al enfrentarse al genuino instinto asesino que Ouma exudaba. Era un pensamiento aterrador, y desafortunadamente, no eran palabras vacías. De hecho, era como Ouma había dicho—que él haya salido ileso de una batalla con la espadachina más fuerte era extraño. ¿Sería inesperado que alguna parte de él, cuerpo o espíritu, se haya destrozado durante la pelea?

Al ver la pérdida de sangre en el rostro de Ikki, Moroboshi habló, preocupado.

“¿Qué pasa? Tienes cara de miedo... ¿se te ocurrió algo?”

“...No... no particularmente...”

No le contó a Moroboshi sobre sus pensamientos. Era imposible que lo hiciera. No podía mostrarle su debilidad a su próximo oponente. Y más importante—

Deseo luchar contigo en tu mejor condición.

—Moroboshi esperaba con ansias por su batalla. No podía decirle, ni aunque le arrancaran los labios. Ikki reprimió obligadamente la inquietud dentro de sí.

Todo el tiempo, Moroboshi siguió mirándolo, hasta que—

“¿En verdad...? Bueno, dejando eso de lado, llamemos a un doctor rápido, ¿sí? Sólo quédate sentado un momento.”

Sin presionar sobre el tema, sacó su datapad y comenzó a llamar una ambulancia.

“Perdón por esto...”

¿Esto era un agradecimeinto, o una disculpa? Murmurando esas palabras cuyo significado no conocía, Ikki posó sus detrozadas manos sobre su pecho. Ittou Shura se había desvanecido hace tiempo, y la fatiga ahora se había incrementado y le invadía todo el cuerpo. Gracias a eso, su cuerpo se había entumecido y por lo tanto no sentía el dolor de sus heridas.

¿Qué me... sucedió? ¿Qué le sucedió a mi cuerpo...?

Y aun así el miedo que surgió en su corazón por haberse roto algo dentro de él como caballero no disminuyó en lo más mínimo.

Luego, después de haber recibido tratamiento y regresado a su habitación en el hotel, Ikki siguió haciéndose sus propios exámenes. Sumergiéndose profundo en su conciencia, examinó su cuerpo y su alma, sin dejar ninguna piedra sin revisar. Pero no pudo encontrar ningún rastro aparente de aflicción. De hecho, no pudo más que concluir que se encontraba en óptimas condiciones. ¿En verdad se había arruinado? Si no, ese congelamiento, ¿qué fue?

No lo sabía, y como no lo sabía, ni siquiera podía empezar a superarlo. Era una mala señal. Desafiar al Rey de la Espada de las Siete Estrellas mientras estaba sentado en esta bomba de tiempo que ni siquiera entendía, era insensato. Este no era un oponente que podría derrotar si su cuerpo se rehusaba a moverse en momentos críticos. Tenía que superarlo de alguna forma.

Pero como burlándose de la ansiedad que preocupaba su corazón, llegó.

La luz. La mañana. El día donde todo comenzaría...






Se dice que,
El conflicto es malvado, porque nace del odio;
La paz es buena, porque nace de la bondad;
La violencia es pecado, porque con ella lastimamos a nuestros compañeros;
La conciliación es virtud, porque con ella nos preocupamos por ellos;

Si la humanidad fuera sensible, seguramente pensaríamos de esta manera.

¡Pero a pesar de esto, la humanidad anhela fuerza!
¡Ser más fuerte que los demás! ¡Ser más valiente que los demás!
¡Poder avasallante, que nadie pueda resistir! ¡Poder absoluto, con el cual harás lo que quieras!

Déjalos hablar, a aquellos que nunca anhelaron esto. Déjalos abrir la boca, a aquellos que nunca lo han deseado.
Todos los que nacieron en este mundo han soñado—y muchos renunciaron cuando perdieron el camino.
¡Ahora, aquellos que sueñan con poner en juego su vida para desafiarse a sí mismos y a sus pares se han reunido aquí, en este festival!

De Hokkaido—la Academia Rokuzon.
De Tohoku—la Academia Kyomon.
De North Kanto—la Academia Donrou.
De South Kanto—la Academia Hagun.
De Kinki—la Academia Bukyoku.
De Chugoku-Shikoku—la Academia Rentei.
De Kyushu-Okinawa— la Academia Bunkyoku.
Y por último pero no menos importante—nuestro debutante, la Academia Akatsuki.

Treinta y dos han sido elegidos entre las ocho escuelas, caballeros magníficos, cada uno de ellos.
¡Aun así, sólo uno recibirá el título de ‘Rey de la Espada de las Siete estrellas’—el nombre del estudiante caballero número uno de Japón!
Por lo tanto, deberíamos decidir al mejor de todos con espada en mano, ¿no es para eso la tradición de la caballería?

...Nuestros treinta y dos jóvenes y nobles campeones.
¡Ahora es el momento! ¡Que nadie les reproche!
¡Luchen como deseen, como quieran—luchen con todo lo que tengan!
Así, declaro que el sexagésimo segundo Festival de Arte de la Espada de las Siete Estrellas... ¡ha comenzado!










NOTAS DEL TRADUCTOR:

(1) Teppanyaki: platos japoneses a la parrilla o fritos en un plato de acero.

(2) Takoyaki: Carne de pulpo frita rebozado en harina.

(3) Okonomiyaki: un plato salado japonés a la parrilla similar a los panqueques.

(4) Rangetsu: un restaurante en Ginza, Tokyo, conocido por sus platos de carne de res.

(5) Champon de Nagasaki: un plato de fideos o cerdo frito, vegetales, y comida marina en sopa, regional de Nagasaki.

(6) Ringer Hunt: una cadena de restaurantes de comida rápida japonesa, especializada en champon.

(7) Bahía del Domo: un domo grande de metal que alberga el Museo Marítimo de Osaka.

(8) Otoro: carne del estómago aceitoso del atún de aleta azul, considerada de alta calidad para preparar sushi.

(9) Estrella de Naniwa: es un juego de palabras con el nombre de Moroboshi, ya que el kanji para “-boshi” significa “estrella”. Naniwa es el antiguo nombre de Osaka.

(10) Ichiban Boshi: “Estrella Número Uno”

(11) Noren: las cortinas noren se suelen colgar en la entrada de muchos establecimientos, pero también son comunes en las casas japonesas, donde suelen colocarse en la entrada a la cocina o a veces como división en un pasillo.

(12) Era Taisho: el período del reino del Emperador Taisho, que duró desde 1912 hasta 1926.

(13) Surströmming: es una especialidad de la gastronomía sueca que consiste en arenque del Mar Báltico fermentado, caracterizado por un extremo aroma y gusto ácido.

(14) Okonomiyaki Butatama: okonomiyaki con el estilo clásico de Osaka, con cerdo encima.

(15) Shinkuuha, 真空波: “Onda de Vacío”

(16) Mukou Kekkai, 無空結界: “Barrera Sin Aire”

(17) Mordida de Tigre: el término usa los kanji 暴喰, Boukui (“Cruel Devorador”).


Traductor al Inglés: DisavateraMX (Baka-Tsuki)
Traductor al Español
: nahucirujano
Corrección: nahucirujano

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