El monólogo de Chiyabashira Sae


Existen muchas historias en la mitología griega que incluyen las sospechas, el odio y los celos del ser humano. ¿Has escuchado acerca de las alas de Ícaro? Aquí tienes un resumen simple sobre eso.

En Grecia había una vez un gran inventor llamado Dédalo. El Rey Minos le dio la orden a Dédalo de construir un laberinto donde sería confinado el monstruo conocido como Minotauro.

Sin embargo, después, fue abandonado por el rey Minos y terminó encerrado en una torre junto a su hijo Ícaro. Dédalo, para escapar de la torre en la que estaban prisioneros, reunió todas las plumas de aves que pudo hallar para poder fabricar alas. Las plumas más grandes las unió con hilos, mientras que las más pequeñas con cera.

Pronto, las alas estuvieron terminadas y ante la duda de su hijo al preguntarle cuándo podrían volar libremente, Dédalo, como padre, le advirtió: “Si vuelas demasiado alto, la cera que fortalece las alas se derretirá por el calor del sol. ¡Ten cuidado!”

Ícaro, luego de recibir tan valioso consejo, se alejó volando de la torre con su padre. Entonces llegó la libertad. Pero la libertad, en algunas ocasiones, resulta peligrosa porque hace que uno pierda la consciencia de uno mismo.

Con la libertad extendiéndose ante sus ojos, Ícaro se intoxicó con ella. Quizás fuera inevitable. Era como el escape a de una situación muy dolorosa.

Completamente fascinado con la libertad, olvidó el consejo de su padre y voló más y más alto. Las alas creadas como las de un ángel falso se quemaron con el sol y la cera se derritió en un parpadeo.

Eventualmente, las falsas alas se quemaron por completo. Ícaro cayó al océano y murió.

¿Fue Ícaro simplemente un hombre valiente que cruzó los cielos para lograr la libertad? ¿O acaso fue un hombre arrogante que creyó que podría alcanzar el sol y sobreestimó su poder y sus propias capacidades? Tal vez, excepto por su padre, nadie lo sabrá jamás.

No sé por qué recordé las alas de Ícaro cuando me encontré en frente de un chico particular. Comparando esto con varias situaciones, sentía que él es la persona más parecida a esa figura. Sin embargo, inmediatamente me di cuenta de que eran radicalmente distintos. Porque este chico no tenía el coraje ni la arrogancia de Ícaro.

Me sentía presionada. No tenía otra opción más que hacer esto.

No había otra forma de lidiar con esto, más que causar disgusto al chico.

No podía más que comportarme con firmeza y con coraje hacia el chico que dirigió su silencioso enfado frente a mí.

No puedo restaurar un dado lanzado a su posición original.

Porque la apuesta ya ha comenzado.







Traductor al Inglés: OneHallyu (Oh! Blog)
Traductor al Español
: nahucirujano
Corrección: Sin corrección.

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